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Ruedo de la M-30



El complejo de Viviendas en la M-30 (conocido con el nombre de El Ruedo[1]​) es un conjunto de viviendas sociales en Madrid, diseñado por el arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza y construido en el periodo 1986-1989.[2]​ Se encuentra ubicado en el distrito de Moratalaz, a orillas de la M-30, enfrente del parque de Roma.[1]​ En 1990 comenzaron a llegar a este edificio de la M-30 los primeros realojados del poblado chabolista del Pozo del Huevo (Villa de Vallecas), aunque no todas las familias que viven en él provienen de este lugar ya que son viviendas del IVIMA.[3]​ Principalmente, El Ruedo se diseñó para dar cobijo a 346 familias con ingresos bajos.[4]

Pese a tener una gran fama en cuanto a su arquitectura, actualmente el edificio se encuentra con numerosos desperfectos arquitectónicos.

Se caracteriza por ser un grupo de viviendas con una planta de tipo helicoidal. La fachada curvada es de gran escala y está hecha principalmente de ladrillo, existiendo innumerables ventanas en su superficie. Su aspecto exterior se asemeja al de una plaza de toros.[1]​ La zona interior contrasta por la decoración de sus fachadas. El programa de distribución de viviendas se compone de pisos de dos dormitorios y de dúplex con tres o cuatro dormitorios, con aseos en la planta superior, y la zona de estar, la terraza, y la cocina en la planta inferior. Actualmente muchos vecinos han realizado cerramientos en sus terrazas y construido nuevas habitaciones.

Pese al haber sido un edificio alabado por su compleja arquitectura, actualmente el edificio presenta grandes desperfectos. Se construyó encima de una escombrera lo que no ha permitido al edificio asentarse adecuadamente y, por ende, se está hundiendo y moviendo. Los vecinos que habitan el edificio observan como cada día aparecen nuevas grietas en sus paredes y techos. La fachada muestra grietas de más de 10 centímetros; grietas que las ratas y cucarachas aprovechan para habitar. Los edificios están cediendo pero no al unísono lo que está produciendo el desprendimiento de la cenefa de ladrillos de la fachada.

Antiguamente numerosos estudiantes de arquitectura venían a visitar este edificio tan curioso, pero dejaron de venir ya que era la "época mala" de El Ruedo, y a la mayoría les robaban. Animo a cualquier persona a venir ahora ya que El Ruedo es un lugar mejor y se respeta a cualquier forastero, aunque su estructura y arquitectura esté peor que nunca. Recientemente un pintor se ha atrevido a venir y está retratando este singular edificio. Todos los vecinos se sienten muy orgulloso de ello.

En cuanto a la salubridad del edificio, deja mucho que desear. La basura inunda el patio común y las aceras que rodean el edificio, y las ratas y otros animales campan a sus anchas. Los vecinos tiran desde comida hasta agua sucia por la ventana, como si del medievo se tratase. Aun así el edificio se encuentra rodeado de papeleras y contenedores, pero poco uso le dan. Los contenedores de basura también se encuentran rodeados de basura porque parece ser que es más cómodo dejar la basura fuera antes que dentro. Todas las mañanas un barrendero pasa a limpiar, pero no es suficiente. Se debería de invertir dinero en educar sobre estos temas a los vecinos de la zona. Si que es cierto que no todos tienen esos comportamientos incívicos, pero por unos pocos pagan todos.

No todos los servicios de reparto llegan hasta este edificio pese a estar situado prácticamente en el centro de Madrid, empresas como Domino's o SEUR se niegan a prestar servicio a esta zona y la tienen declarada como zona restringida. Causando un gran prejuicio a los vecinos que necesitan hacer uso de estos servicios, ya que vivimos en una era conectada donde los servicios de reparto tienen un gran protagonismo.

En el edificio viven personas de todas las culturas y etnias, aunque prevalece la etnia gitana. En El Ruedo se pueden encontrar gitanos, payos,[5]​ latinos, y asiáticos. Estos dos últimos grupos se han ido añadiendo en estos últimos años; ya que muchos vecinos antiguos de El Ruedo vendieron sus pisos. El Ruedo lleva más de 20 años en pie y ha visto pasar a numerosas generaciones que han crecido en este lugar. Las profesiones de los habitantes de El Ruedo son muy variopintas, aquí se pueden encontrar cajeras, limpiadoras, ingenieras, neurólogas, matemáticas, músicos, etc., aunque también hay mucha gente en paro.

El barrio ha evolucionado con el paso de los años, posiblemente a un lugar mejor, pero sigue sin ser poco recomendable.



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