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Síndrome de Munchausen por poder



El Síndrome de Münchhausen por poder (MSBP), llamado en inglés Münchhausen Syndrome by power o by proxy, es un término acuñado por un médico de origen inglés, Samuel Roy Meadow,[1][2]​ al referirse a lo que él consideró un trastorno en el que una persona, generalmente el cuidador o la madre del niño, deliberadamente causa lesión, enfermedad o trastorno a otra persona, generalmente el hijo.[3]

El síndrome es mencionado en el DSM-IV-TR con el nombre de trastorno facticio por poderes como uno de los ejes que han sido propuestos, por «personas ajenas» a la American Psychiatric Association, «para estudios posteriores», o sea, para investigar, sin que, hasta el momento, haya sido reconocido. El DSM IV TR aclara que se trataría de un trastorno en el que «no hay incentivos externos que justifiquen el comportamiento, por ejemplo, una ganancia económica» ni la persona lo hace para lograr un beneficio personal.[4]

En 1977, Samuel Roy Meadow describió el comportamiento de dos madres: según cuenta Meadow, una había envenenado a su niño con cantidades excesivas de sal. La otra había introducido su propia sangre en una muestra de orina de su bebé. De ahí dedujo la existencia de un síndrome y se refirió a este comportamiento como el síndrome de Münchhausen por poder o MSBP por relacionarlo con el Síndrome de Münchhausen y lo consideró maltrato infantil. Al comienzo sus diagnósticos tuvieron mucho éxito y tuvo muchos seguidores y adeptos, en especial entre los servicios sociales. Muchos padres fueron acusados de maltrato infantil con este diagnóstico. En la mayoría de los diagnósticos realizados por Meadow las maltratadoras eran madres, muchas de ellas terminaron en la cárcel acusadas de homicidio. El médico dio su testimonio de experto en esos juicios.

Según la descripción de Meadow, el cuidador suele ser el padre, madre, tutor o su cónyuge y la víctima suele ser un niño o adulto vulnerable. La mayoría de los casos involucran la inducción de una enfermedad física. La preponderancia femenina puede ser atribuida a un modelo de socialización, que anima a la mujer a buscar la compasión y la ayuda de otros. El SMPP también puede ser atribuido a otro modelo de socialización frecuente, el cual coloca a la mujer a cargo del cuidado primario que va tener el niño.

En este síndrome se observa la relación entre un desorden de la personalidad o psicopatología en los padres y una situación social como lo es el maltrato infantil. Todavía no existe un total acuerdo sobre la descripción del síndrome. Se trataría más que nada de una madre dependiente del personal del hospital que a la vez, intencionalmente, provoca un gran perjuicio en el niño y en el mismo personal médico. La perpetradora padece un síndrome psiquiátrico o desórdenes de la personalidad.[5]

Entre las motivaciones que podrían explicar la conducta del perpetrador estarían: necesidad de ser el centro de atención, la animadversión hacia el ámbito sanitario; el deseo de tener acceso a drogas; el deseo de obtener comida y alojamiento gratis y trastornos de la personalidad: psicópatas, masoquistas, esquizofrénicos, etc.

Otras motivaciones podrían ser una sensación de carencia de amor y atención, con rechazo a la maternidad; falta de la figura paterna por negligencias o maltrato infantil, o la pérdida del yo, a través de enfermedades infantiles o desilusiones traumáticas; desvalorización y desprecio por el personal médico, por rabia engendrada por la pérdida temprana en un juego de falsas enfermedades. Por medio de esta desvalorización consiguen para ellas mismas la protección, reconocimiento y seguridad que anhelan. Estas madres utilizarían a sus hijos enfermos para crear una relación basada en la mentira.[5]

Un correcto diagnóstico de MSBP, según Meadow, debe incluir una correcta evaluación del niño, de los padres y también de la dinámica familiar. Algunas señales serían:

El tratamiento es fundamentalmente jurídico, incluyendo el tratamiento médicoquirúrgico al niño, el psiquiátrico a todos los miembros de la familia, el análisis social y la consideración del estado jurídico del caso, pues se deben realizar acciones legales a favor del niño. O sea: denuncia judicial del abuso, corte juvenil, reunificación, fin de los derechos paternos, corte criminal y corte civil. El soporte del sistema judicial es imperativo para que la víctima esté a salvo y el/la perpetrador/a participe en un programa de tratamiento efectivo.[5]

Durante el decenio de 1990 y principios de 2000, Meadow fue perito en varios casos de filicidios, en los cuales algunos padres fueron erróneamente condenados y encarcelados por asesinar a sus hijos.

En 2003, Earl Howe, miembro de la cámara de los lores y parlamentario del departamento de salud, acusó a Meadow de inventar una «teoría sin ciencia» y de negarse a presentar pruebas para demostrar que el Síndrome de Munchausen por poder existe.

La distinción es a menudo crucial en el proceso penal, en que el fiscal debe demostrar el acto y los elementos que constituyen un crimen, para poder establecer la responsabilidad. En la mayoría de los ordenamientos jurídicos, un médico puede dar testimonio pericial en cuanto a si un niño está siendo perjudicado, pero no puede especular acerca de la motivación de la persona. Meadow se refiere al hecho de que la enfermedad es inducida o fabricada con intencionalidad específica, tanto por una madre como por un cuidador.

El Dr. Meadow fue nombrado caballero por su trabajo para la protección de los niños, aunque más tarde su reputación y credibilidad respecto al SMPP fue dañada, luego de que varias condenas de muerte infantil, en las que había actuado como perito, se revirtieron.[6]

La evidencia que implica el perfil del SMPP ha sido rechazada por los tribunales australianos, como por ejemplo, la Corte de Apelaciones de Queensland (R v LM [2004] QCA 192), el Tribunal Supremo de Australia del Sur (S4118, 1993) o el de Tennessee, EE. UU. , (2003, núm. 99-D-2836).[7]

En el año 2005 el Samuel Roy Meadow fue acusado de levantar falso testimonio en tres casos de supuestos Síndromes de Munchausen por poder.

El Dr. Roy Meadow había declarado en los tres juicios, y sus afirmaciones en el estrado de que las posibilidades de que dos niños murieran de muerte natural en una misma familia eran de una en 73 millones habían sido cruciales para condenar a tres madres (Sally Clark, Angela Cannings y Donna Anthony), acusadas de asesinar a sus hijos por el Síndrome de Münchausen. Finalmente, las tres mujeres fueron exoneradas por la Corte de Apelaciones después de haber pasado varios meses en prisión.[8][9]

En el año 1999, Sally Clark había sido condenada a cadena perpetua por el asesinato de sus dos hijos, Christopher y Harry. En enero de 2003 Sally Clark apeló ante la Corte de Apelaciones de Londres y demostró su inocencia.

Otras dos madres, Angela Cannings y Donna Anthony, que cumplían condena por el homicidio de sus hijos gracias al testimonio del Dr. Meadow, también fueron liberadas. Angela Cannings cumplía condena por el homicidio de sus dos bebés y fue liberada en diciembre de 2003, mientras que Donna Anthony cumplía condena, desde 1998, por el asesinato de su hijo Jordan de once meses de edad y su hijo Michael de cuatro meses.[8]

Después de la liberación de las tres mujeres el Dr. Meadow fue acusado ante la justicia británica de falta profesional grave. La Royal Statistical Society desmintió las estadísticas presentadas por Meadow aduciendo que no tenían ninguna base científica. Meadow reconoció haber falseado la información al sacar las estadísticas tomando como parámetro el «Grand National», premio de carreras de caballos en Londres, y no de un estudio científico pediátrico.[10]

En julio de 2005, la justicia londinense declaró culpable al Dr. Roy Meadow por levantar falso testimonio. El General Medical Council de Londres le quitó su matrícula de médico por mala praxis.[8]

Entrando en la página web del General Medical Council , en donde dice «Chek a doctor’s registration status» se abre una página nueva. Ingresando el número «0533803» en la casilla de «GMC Reference Number» van a aparecer los datos del dr Samuel Roy Meadow. Allí se comprueba que fue dado de baja.[11]

El «General Medical Council» acusó al Dr. Meadow ante la justicia por mala praxis. En octubre de 2006 los jueces lo condenaron, en «General Medical Council versus Meadow, 2006, párrafo 137», por los siguientes motivos:[12]

En ciencias médicas solo una precisión correlativa y laboriosa de los síntomas y las causas permite realizar un diagnóstico.

Tomar elementos descriptivos de cierto fenómeno no es suficiente como para otorgarle un nombre científico y definir un diagnóstico médico.[13]

Existen algunos expertos médicos que apoyan y diagnostican el síndrome y otros que disputan su existencia. Médicos como, por ejemplo, el profesor David Southall, partidario de este síndrome, también han sido declarados culpables de falta profesional grave con respecto al mal diagnóstico en casos de abuso infantil.[7]​ El problema fundamental es la facilidad con que se diagnostica el síndrome sin tener pruebas suficientes. Eso se debe a la falta de consistencia científica de la misma definición que da el Dr. Meadow.

El método científico exige la existencia de la comunidad científica, en la cual son llevados a cabo los procesos de revisión por pares y reproducibilidad. Si bien los argumentos que los profesionales de salud mental aporten a los profesionales de justicia deben basarse en literatura científicamente contrastada, las supuestas investigaciones de Meadow sobre el SMPP nunca fueron objeto de revisión por pares o per review y sus investigaciones fueron rechazadas por gran parte de la comunidad científica internacional en relación con supuestas pruebas engañosas y contradictorias.[7]

El diagnóstico de este síndrome adolece de distintos problemas metodológicos y plantea contradicciones. La conducta de la madre se traduce como síntomas clínicos. Por ejemplo: proponer como síntoma el hecho de que «un padre que parece un médico por sus conocimientos y / o se encuentra fascinado con los detalles médicos y hospitalarios», o que «es muy alentador con el médico, pero si se contraría, descalifica al personal, y exige más intervención, más procedimientos, una segunda opinión, y transferencias a otras instalaciones más sofisticadas», o «madres que parecen requerir una atención constante». La «ausencia del padre durante las hospitalizaciones» podría deberse más a una falta de interés del mismo que a una patología de la madre. El hecho de que se «se sospecha una relación emocionalmente distante entre ambos padres» o el hecho de que «un padre muy atento que se resiste a dejar solo a su hijo», algo bastante común en padres preocupados por sus hijos, es visto no como una preocupación lógica sino como un síntoma, como si los padres tuvieran la obligación de confiar ciegamente en el personal hospitalario y la autoridad de los médicos, sin poder pedir otra opinión profesional, porque eso también sería considerado una señal de SMPP.

Aunque existen casos de padres o madres que deliberadamente intoxicaron o enfermaron a sus hijos, lo cual es un delito, eso no probaría que se trate de un síndrome psiquiátrico. No existen investigaciones serias que apoyen la fiabilidad o validez del diagnóstico de SMPP como síndrome, ni existe un tratamiento médico o psiquiátrico para el mismo. Después de que Meadow acuñara este término fue muy fácil diagnosticarlo con pocos datos. La falta de rigor científico permitió que hubiera muchos casos en los que los padres, como luego se demostró, fueran injustamente acusados.

No solo los tres casos de las madres inglesas, sino que también hubo casos de padres de niños con Síndrome de Asperger sospechados de maltrato infantil cuando se trataba de una patología mental.[14]

También fueron encarcelados padres cuyos hijos habían tenido una muerte súbita. Sin embargo, no pueden decartarse de entrada las posibilidades de que una muerte súbita se deba a un defecto congénito, genético, un desorden metabólico o una reacción adversa a una vacuna. Se sabe ahora, por ejemplo, que algunas arritmias cardíacas podrían causar una muerte fatal cuando el niño duerme. Harry, el hijo de Sally Clark, por ejemplo, había recibido una triple vacuna cuatro horas antes de morir, por lo que los médicos no podían descartar eso como causa de su muerte.[15]

Es fundamental que, al realizar una autopsia, el patólogo investigue muertes de otros niños en la misma familia con anterioridad, tanto violentas como naturales. Se ha prestado mucha atención a cualquier muerte previa en la misma familia dado que es posible esconder una muerte no natural y hacerla pasar por accidental. Sin embargo, el patolólogo debe tener especial cuidado en no diagnosticar rápidamente sin averiguar exhaustivamente primero la posibilidad de un defecto genético. Una autopsia no siempre puede determinar la causa exacta de la muerte y muertes repetidas de niños en una misma familia incrementan también la posibilidad de enfermedades genéticas heredadas no detectadas previamente.[16]

Muchas han sido las madres falsamente acusadas de Síndrome de Munchausen debido a los prejuicios y la facilidad para diagnosticarlo.[17]

La importancia de una autopsia adecuada es fundamental para no encarcelar personas inocentes falsamente acusadas.[18]

La principal crítica que se le hace a este síndrome es que el argumento es inherentemente circular y los criterios diagnósticos están exclusivamente basados en un supuesto perfil de la madre o el cuidador del niño: el síndrome sería así una manera de rotular que indicaría exclusivamente el comportamiento de la madre. En este perfil encuadraría tanto una madre ansiosa muy preocupada por la salud de su hijo como una madre despreocupada y sin ansiedad frente a la enfermedad del mismo. El perfil utilizado por los médicos para realizar este diagnóstico contiene paradojas que hacen que sea muy difícil, casi imposible, para las madres probar su inocencia. Este rótulo se aplica tanto a una madre que muestra demasiado interés en los procedimientos médicos como a una madre que muestra desinterés en la atención médica del niño, la madre que acepta pasivamente todo como la que se queja o exige otra opinión médica, como si esto no fuera un justo derecho de todo paciente. Es parte del perfil del síndrome tanto ser una madre sobreprotectora como ser una madre negligente.[7]

Se acusa a Meadow de falta de rigor científico. El síndrome está basado en la observación personal de Meadow, de un par de casos sin estudios publicados. La Royal Statistical Society condenó, el 23 de octubre de 2001, públicamente, la metodología estadística utilizada por el dr Meadow.[7]

En sus obras no aporta datos empíricos estadísticos que comprueben la existencia del síndrome. La argumentación tiene como primer objetivo pragmático la aceptación del síndrome en los tribunales. No existe evidencia clínica de que exista realmente. El diagnóstico se basa fundamentalmente en la actitud de la madre hacia el cuerpo médico.

El diagnóstico promueve la tendencia de los médicos a perseguir a las madres ansiosas por desafiar sus opiniones profesionales, que suele ser visto como un desafío a su prestigio profesional.[7]



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