El síndrome de rubéola congénita puede aparecer en un feto en crecimiento en una mujer embarazada que haya contraído rubéola durante el primer trimestre. Si la mujer se infecta entre uno y veintiocho días antes de la concepción, hay un 43 % de posibilidades de que el niño nazca con la enfermedad. Si la infección ocurre entre una y doce semanas después de la concepción, las posibilidades son de un 51 %; si la madre se infecta entre trece y veintiséis semanas después de la concepción, las posibilidades son del 23 %. Los niños por lo general no se contagian de rubéola si la madre la sufre durante el tercer trimestre, o entre veintiséis y cuarenta semanas después de la concepción.
Fue descubierta en 1941 por el médico australiano Sir Norman McAllister Gregg (1892-1966).
Las patologías clásicas derivadas del síndrome de rubéola congénita se pueden agrupar en la conocida Triada de Gregg que comprende:
Otras manifestaciones de este síndrome pueden ser:
Los niños que hayan estado expuestos a contraer rubéola también pueden presentar varios síntomas que alerten sobre la posibilidad de la existencia de la enfermedad:
No hay tratamiento específico, sólo medidas de soporte. La única arma es la inmunización (vacuna con virus atenuado) materna previa al embarazo y la prevención del contacto de embarazadas con personas que estén padeciendo la enfermedad.
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