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Sarna



La escabiosis o sarna o sarnilla es una enfermedad de la piel causada por el ácaro parásito Sarcoptes scabiei, llamado comúnmente arador de la sarna. Es una ectoparasitosis cosmopolita, extremadamente contagiosa. Alcanza a todas las capas de la población y constituye una dermatosis muy frecuente y de relativamente fácil tratamiento.

El causante de esta enfermedad es el "arador de la sarna" o Sarcoptes scabiei que es un ácaro de cuerpo no segmentado, ovoide, con cuatro pares de patas.[1]​ La hembra mide 300-450 micras y el macho 150-250 micras.

Características principales:

La fecundación ocurre en la superficie de la piel. Después de la cópula el macho muere.

La hembra se introduce en el estrato córneo de la piel y va desarrollando túneles. Allí va dejando los huevos y, a medida que penetra en la piel, segrega toxinas que causan reacciones alérgicas,[1]​ depositando dos o tres huevos por día hasta un total de entre treinta y cincuenta huevos y finalmente muere en el túnel a las cuatro a seis semanas. Los huevos eclosionan y las larvas emergen a la superficie de la piel, se transforman en ninfas en tres a ocho días, y posteriormente en adultos en doce o quince días. Las formas contagiosas son la ninfa y los adultos.

El principal síntoma es la picazón insistente, que se intensifica durante las noches y con el calor. El picor está causado por la reacción alérgica del cuerpo al parásito, que se manifiesta con pequeños granos, ampollas y pequeñas úlceras con costras. No causa fiebre, a menos que exista infestación.

Las lesiones más frecuentes son las pápulas eritematosas y las costras hemáticas, estas últimas, productos del rascado, sin embargo, las lesiones más típicas y que son de gran ayuda para el diagnóstico son los surcos, líneas grisáceas y sinuosas de 1 a 15 mm de largo, que son el reflejo exterior de una galería excavada en la epidermis por la hembra con el fin de desovar, y las vesículas perladas, del grosor de una cabeza de alfiler, producidas por la secreción del parásito. Estas lesiones, que predominan en las muñecas, las caras laterales de los dedos y de las manos, los codos y las nalgas, se extienden a todo el cuerpo. Algunas localizaciones son electivas, y no necesariamente siempre presentes: en el varón, el prepucio y el glande (chancro escabioso); en la mujer, la areola (fuera de la lactancia, las lesiones bilaterales de ambas mamas hacen pensar en la sarna); en el niño y el lactante, la planta de los pies.

La escabiosis puede ir acompañada por lesiones inducidas por microbios (piodermitis, linfangitis, etc.). Por su parte, en las personas sin infestaciones microbianas de este tipo, no se traduce más que por un mínimo de síntomas y no es pruriginosa. No obstante, es igualmente contagiosa.

Escabiosis en el brazo

Escabiosis en la mano

Escabiosis en un dedo

Galería excavada por un arador de la sarna, que se desplazó hacia la parte superior-derecha. Los grandes eritemas a la izquierda son por rascado.

La sarna es tratada mediante escabicidas, que deben aplicarse por todo el cuerpo, no solo las partes con evidencia de estar infestadas, ya que no se sabe exactamente la localización del parásito, puesto que si son adultos se pueden extender por todo el cuerpo. Entre los escabicidas más usados están la permetrina, el lindano, el benzoato de bencilo, el crotamitón y el bálsamo de El Salvador (ver Myroxylon pereirae). Se debe tener especial cuidado a la hora de aplicar el tratamiento, evitando las mucosas y esparciendo el producto por todos los pliegues de la piel, los espacios interdigitales y la zona que queda entre las uñas y la piel, dado que el parásito puede usar estas zonas como reservorios. El tratamiento dura de tres a cinco días si es realizado de manera adecuada y es necesario repetir la aplicación una semana después por otros tres días. Algunos accidentes graves han ocurrido cuando personas se aplican Lindano de manera inadecuada. Este acaricida y pesticida solo puede aplicarse en una dilución y posología controlada por un facultativo[cita requerida]. Esta enfermedad es muy contagiosa y por lo tanto el tratamiento lo deben hacer todas las personas que habitan en la misma casa. El ácaro puede vivir hasta treinta horas en la ropa y el cabello y por lo tanto la ropa debe desinfectarse, ya sea pasándola por agua hirviendo o bien exponiéndola al sol durante cuatro horas.[4]

El tratamiento por vía oral se realiza con ivermectina en gotas o comprimidos, a razón de 200 μg/kg de peso, en dosis única. Se repite una segunda dosis dos o tres semanas después si persiste. Está contraindicada en el embarazo y en la lactancia

La sarna puede presentarse en un considerable número de especies de animales domésticos y salvajes. Los ácaros que causan estas infestaciones (acariasis) son de diferentes especies y subespecies, según sea el caso.[5]​ Estas subespecies pueden infestar a los animales o los seres humanos que no son sus hospedadores habituales, pero este tipo de infestaciones no duran mucho.[5]​ Los animales infectados de sarna sufren picazón severa e infecciones secundarias de la piel. A menudo pierden peso y su salud se vuelve frágil.

La forma de sarna más frecuentemente diagnosticada en animales domésticos es la sarna sarcóptica de los perros.

Las aves de corral infestadas por sarna sufren lo que se conoce como la "sarna de las patas".

Los animales domésticos que se han vuelto ferales y no tienen cuidados veterinarios son frecuentemente infestados con sarna y una serie de otras enfermedades. Se ha observado que los animales no domésticos pueden también sufrir de la sarna. Los gorilas, por ejemplo, se sabe que son susceptibles a la infestación a través del contacto con los objetos utilizados por los seres humanos.[6]



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