x
1

Seguridad alimentaria




Las fases de la seguridad alimentaria van desde la situación de seguridad alimentaria hasta la de hambruna a gran escala. "El hambre y la hambruna están ambas enraizadas en la inseguridad alimentaria. La inseguridad alimentaria puede categorizarse como crónica o transitoria. La inseguridad alimentaria crónica conlleva un elevado grado de vulnerabilidad al hambre y a la hambruna, por lo que para asegurar la seguridad alimentaria es necesario eliminar esa vulnerabilidad. El hambre crónica no es hambruna. Es similar a la malnutrición y está relacionada con la pobreza que existe principalmente en los países pobres".[4]

El término "seguridad alimentaria" adquirió relevancia a partir de la Cumbre Mundial de Alimentación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).[5][6]​ En sus inicios, el término se concentró en la producción y disponibilidad de alimentos a nivel nacional. A partir de las hambrunas ocurridas en África en la década de los '80, en un contexto de mucha disponibilidad de alimentos, y el trabajo de investigación de Amartya Sen, quedó demostrado que no alcanzaba con concentrarse en la producción y disponibilidad de alimentos sino también en el acceso a ellos.[7]​ En la década de los '90, se reafirmó el carácter de la seguridad alimentaria como un derecho humano.[8]​ Esta definición incluía la capacidad de asegurar que el sistema alimentario provea a toda la población del aprovisionamiento alimentario y nutricionalmente adecuado a largo plazo.[8]

Actualmente, la FAO provee la siguiente definición:[1][9]

Esta definición cuenta con cuatro dimensiones:

Mientras que la seguridad alimentaria se refiere a garantizar el aprovisionamiento de alimentos, la soberanía alimentaria se entiende como la facultad de cada pueblo para definir sus propias políticas agrarias y alimentarias de acuerdo a objetivos de desarrollo sostenible y seguridad alimentaria.

Hambruna/Catástrofe Humanitaria

Existen diferentes causas que pueden ser, de modo conjunto o separado, causa de una situación de inseguridad alimentaria.

Los déficit de agua, que ya han comenzado a provocar el aumento de las importaciones de grano por parte de numerosos países pequeños,[10]​ podría tener el mismo efecto en países grandes, como China o India.[11]​ Los niveles freáticos han caído en numerosos países de modo significativo. Esto pasa en China, EE. UU. o India como consecuencia de la sobre explotación generalizada de los acuíferos utilizando bombas mecánicas. Este tipo de prácticas podría llevar, en estos y en otros países, a problemas de escasez del agua y a disminuciones de la producción agrícola. La mayor parte de las 3000 millones de personas que se espera nazcan para 2050, nacerán en países que actualmente ya están experimentando déficits de agua. Tras China e India, existe todo un segundo grupo de países más pequeños con importantes déficits de agua, como Afganistán, Argelia, Egipto, Irán, México y Pakistán.

La agricultura intensiva lleva con frecuencia a un círculo vicioso de agotamiento de la fertilidad de los suelos y la caída de los rendimientos agrícolas.[12]​ Se estima que aproximadamente el 40 % de la tierra agrícola del mundo está seriamente degradada.[13]​ En África, si las tendencias de degradación de la tierra continúan, el continente será capaz de alimentar tan solo al 25 % de su población hacia 2025, de acuerdo al Instituto para los Recursos Naturales de África, parte de la Universidad de Naciones Unidas.[14]

La contaminación atmosférica puede reducir la producción y calidad de los alimentos. La contaminación por ozono, potenciada por las emisiones de gases de efecto invernadero, desde fábricas, automóviles y otras fuentes, es otro de los factores capaces de reducir la producción de alimentos básicos en agricultura.[15]

El género y seguridad alimentaria se refiere a las causas y consecuencias de la inseguridad alimentaria generadas por los prejuicios socioculturales relacionados al género. La desigualdad de género provoca inseguridad alimentaria y la inseguridad alimentaria, a su vez, refuerza la desigualdad de género.

Según estimaciones de 2009, las mujeres y las niñas representaban el 60 % de las personas que padecen hambre crónica en el mundo.[16]

La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer garantiza la igualdad de derechos de las mujeres, incluyendo el derecho a la alimentación.[17]

Muchos países experimentan escasez de alimento permanente y problemas en su distribución. Esto tiene como resultado el hambre crónica y en ocasiones generalizada entre números significativos de personas. La respuesta del ser humano al hambre y a la malnutrición es la disminución del tamaño corporal, lo que se conoce en términos médicos como raquitismo o retraso en el crecimiento. Este proceso comienza in utero si la madre está malnutrida y continúa aproximadamente hasta el tercer año de vida. Conduce a un aumento de la mortalidad infantil, pero a tasas mucho menores que durante una hambruna. Una vez que el retraso en el crecimiento se produce, la mejora de la ingesta nutricional en un momento vital posterior no revierte el daño. El raquitismo en sí mismo considerado se toma como un mecanismo de afrontamiento o respuesta, en la medida que está diseñado para ajustar el cuerpo a un tamaño en línea con las calorías disponibles durante la edad adulta en el hábitat donde el niño ha nacido. La limitación del tamaño corporal como una forma de adaptarlo a bajos niveles de energía (o calorías) afecta adversamente a la salud por tres vías:

Feminización del hambre es un concepto que se refiere a una mayor presencia de mujeres que de varones que padecen hambre en el mundo.[21]

[7][22][23]​La feminización del hambre está directamente relacionada con la feminización de la pobreza por la desproporcionada cantidad de mujeres pobres comparada con varones pobres.[24][7]​ La feminización del hambre es un concepto utilizado en las conferencias de las Naciones Unidas y por las organizaciones cooperantes del desarrollo y de ayuda humanitaria a nivel internacional desde hace muchos años.[25]​ El 70% de los afectados por hambre a nivel mundial son mujeres.[26]​ A pesar de que las mujeres producen el 70% de la alimentación familiar en los países en vías de desarrollo y el 50% a nivel mundial, [27]​ un 70% de las personas que sufren hambre en el mundo son mujeres.[28]​ El hambre es consecuencia de los mecanismos de desigualdad en la distribución de los alimentos y las niñas y mujeres son las principales afectadas.[29][23]

Los enfoques basados en dinero en efectivo se han convertido en una estrategia cada vez más común para brindar asistencia humanitaria. Una revisión sistemática examinó la eficacia, eficiencia e implementación de estos enfoques en entornos de emergencia humanitaria. Dicha revisión resumió la evidencia de cinco evaluaciones de impacto, 10 estudios de eficiencia, y 108 estudios de barreras y ventajas en la implementación de asistencia humanitaria basada en transferencias de efectivo.

Los resultados de la revisión indican que las transferencias monetarias no condicionadas y los cupones alimenticios pueden mejorar la seguridad alimentaria de los hogares afectados por conflictos, inseguridad alimentaria y sequía. Asimismo, las transferencias monetarias conducen a mayores mejoras en la diversidad y calidad de la dieta que las transferencias de alimentos, aunque estas últimas tienen más éxito en aumentar la ingesta calórica per cápita. Por último, las transferencias monetarias tienen un menor costo por beneficiario que los cupones, los que a su vez tienen un menor costo por beneficiario que la distribución de alimentos en especie.[30]

La mayoría de las personas en situación de pobreza alrededor del mundo dependen de la agricultura. Por ello, la seguridad alimentaria y la agricultura están siendo promovidas por gobiernos y organismos de desarrollo como una estrategia para favorecer a las personas en situación de pobreza y estimular el crecimiento económico. Estas intervenciones agrícolas incluyen tecnología, habilidades y el entorno regulatorio. Se ha planteado analizar el impacto de varias de estas intervenciones como, por ejemplo, la titulación de tierras, la capacitación y tecnología, las escuelas de campo para agricultores, el pago por servicios ambientales y la gestión forestal descentralizada.

Un análisis de cinco revisiones sistemáticas concluyó, entre varios resultados, que las reformas de titulación de tierras tienen efectos positivos sobre la productividad agrícola y en los ingresos de aquellos beneficiados. Asimismo, las innovaciones tecnológicas impactan positivamente en la seguridad alimentaria familiar, mientras que las escuelas de campo para agricultores demostraron ser eficaces en aumentar la producción agrícola. A pesar de que también se obtuvieron otros resultados, todavía queda pendiente comprender por qué algunos programas son más eficaces que otros, por lo que es recomendable realizar más investigaciones que estudien la gama completa de impactos relevantes y evalúen resultados sociales más amplios.[31]

Muchas personas en situación de pobreza en África dependen de sus pequeñas granjas para subsistir. Ha surgido un gran interés en tratar de reducir la pobreza en la región mediante el apoyo a estos agricultores para que produzcan más y rentabilicen sus explotaciones. Estas intervenciones incluyen la capacitación de los agricultores y la introducción de nuevas técnicas y productos agrícolas, tales como nuevos tipos de cultivos o fertilizantes. Aunque los gobiernos y los donantes internacionales han invertido una cantidad considerable de dinero en estos enfoques, el efecto de tales intervenciones sobre la seguridad alimentaria y los resultados económicos es incierto.

Una revisión de 19 estudios realizados en África, concluyó que las intervenciones que proporcionan insumos biológicos o químicos, como fertilizantes o variedades de cultivos, a los pequeños agricultores, mejoran los ingresos de estos y la seguridad alimentaria. Particularmente, la introducción de la batata de pulpa anaranjada ha supuesto una mejora de su estado nutricional. Asimismo, las intervenciones que brindan capacitación a estos agricultores pueden aumentar sus ingresos, aunque existen pocos estudios que evalúen tales intervenciones. Estos efectos positivos sugieren que los pequeños agricultores en África desean y son aptos para participar en la capacitación y adoptar nuevos insumos agrícolas. [32]



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Seguridad alimentaria (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!