Los signos ortográficos son todas aquellas marcas gráficas que no se clasifican como letras ni números, y que se encuentran en los textos escritos, los cuales, son el conjunto de enunciados coherentes plasmados sobre cualquier medio gráfico manuscrito, mecanografiado o impreso.
El principal objetivo de la escritura —a través de la conservación de aquellos textos— es la comunicación de alguna idea o mensaje. El adecuado uso de los signos ortográficos contribuye a tal objetivo, pues logran que la idea o mensaje sea captada correctamente: con claridad y sin posible ambigüedad, y por lo tanto, provocan que su lectura sea la indicada.
Cada signo ortográfico tiene su propia función dentro de un texto escrito. Aunque en algunos casos el uso de algún signo ortográfico o la ausencia de este puede recaer sobre el estilo de redacción del autor, en la actualidad hay usos de algunos signos ortográficos en circunstancias específicas que son obligatorios por convención entre del idioma.
Se pueden clasificar en dos grupos: signos de puntuación y signos auxiliares. Pueden variar el número y, en algunos casos, clasificación de los signos ortográficos existentes en el español. Sin embargo, según el Diccionario Panhispánico de Dudas (2005) existen un total de once signos de puntuación: coma, punto, punto y coma, puntos suspensivos, dos puntos, signos de interrogación, signos de exclamación, corchetes, paréntesis, comillas y raya; y existen un total de ocho signos auxiliares: tilde, apóstrofo, asterisco, barra, diéresis, guion, llave y signo de párrafo.
Según cuantos signos ortográficos se ocupen para una sola tarea, se pueden dividir en dos tipos: signo simple y signo
Los signos simples son los que únicamente no por utilización; algunos ejemplos son la coma, punto, punto y coma, puntos suspensivos y dos puntos.
Los signos dobles son los que obligatoriamente se ocupan en pares, y deben ir pegadas a las palabras de los periodos que enmarcan, por excepción de que sea otro signo ortográfico; algunos ejemplos son los signos de exclamación, paréntesis, comillas; una característica de estos signos es que todos ellos tienen nombres en plural. Sin embargo, hay algunos signos que pueden clasificarse de ambas formas dependiendo del contexto y uso que se le dé; algunos ejemplos son la raya o la llave.
Incluso, hay signos ortográficos que aunque siempre se consideran de un tipo, bajo ciertos cosas específicos (excepciones de sus características), fungen como su tipo contrario, en especial cuando los dobles se pueden usar como simples.
Los signos de puntuación se usan para señalar las pausas y la entonación, sirviendo así para dirigir la lectura de enunciados, estructurar el discurso y sus diferentes partes para simplificar su interpretación, eludir posibles ambigüedades en textos que, en su ausencia, podrían poseer sentidos diferentes, y marcar el carácter especial de fragmentos de textos concretos —citas, incisos, intervenciones de distintos interlocutores en un diálogo, etc—.
Son signos de puntuación: la coma, las comillas, el corchete, los dos puntos, el signo de interrogación y el signo de exclamación, el paréntesis, el punto, los puntos suspensivos, el punto y coma, y la raya.
Los signos auxiliares son todos aquellos en los que directamente no intervienen en su entonación, por lo que poseen funciones muy variadas. Son signos auxiliares: el apóstrofo, el asterisco, la barra (/), la diéresis (¨), el guion, la llave, el párrafo y la tilde.
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