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Silovik



En el léxico político ruso, un silovik (ruso: силови́к, IPA: [sʲɪlɐˈvʲik]; plural: silovikí, ruso: силовики́, IPA: [sʲɪləvʲɪˈkʲi]) es un político que entró en política desde los servicios de seguridad, militares o similares, a menudo los oficiales de la antigua KGB, GRU, FSB, Servicio de Inteligencia Exterior (SVR), el Servicio Federal de Control de Drogas, u otras fuerzas armadas que llegaron al poder. Un término similar es "securócrata" (oficial de policía e inteligencia).

El término silovikí ('silovíks'), traducido literalmente como "gente de fuerza" o "hombres fuertes" (de la versión rusa сила, "fuerza"), se originó con la frase "instituciones de fuerza" (ruso: силовые структуры), que apareció al principio de la era Yeltsin (década de 1990) para denotar a los servicios uniformados de estilo militar, incluyendo las organizaciones militares propiamente dichas, la policía (Ministerio del Interior), la seguridad nacional (FSB), y algunas otras estructuras.[1]

Según ciertas fuentes, los silovikí desean alentar la opinión de que en Rusia podrían ser vistos como generalmente no ideológicos, con un enfoque pragmático en la ley y el orden y los intereses nacionales rusos en el corazón[2]​.

Los silovikí no forman un grupo cohesivo. No tienen un solo líder y no existe una "agenda silovik" común y articulada. Sin embargo, según John P. Willerton, estos funcionarios de inteligencia de seguridad trajeron a la administración la ética del trabajo y las habilidades que Putin aparentemente favorecía.[2]

Algunos silovikí de gran importancia bajo la presidencia de Putin incluyen a Serguéi Ivanov, Víktor Ivanov y Serguéi Shoigú, que tenían estrechas relaciones de trabajo con Putin y ocupaban puestos clave en sus gobiernos.

Tras las protestas rusas de 2011, el presidente ruso Dmitri Medvédev, habiendo hecho promesas de reforma política, no obstante nombró varios silovikí para posiciones prominentes en el gobierno: Serguéi Ivanov como jefe de personal de la administración presidencial; Dmitri Rogozin como viceprimerministro; y Viacheslav Volodin como vicejefe de personal.[3]

En 2018, el número de los silovikí en Rusia ascendía a 2,6 millones de personas,[4]​ según el medio digital ruso Proyekt.[5]​ Mientras que en 2019, su número alcanzó los 4,5 millones de personas, según el periódico Védomosti, lo que representaba el 6% de la población en edad de trabajar. [6]



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