Sergéi Rajmáninov compuso la Sinfonia n.º 3 en la menor, Op. 44 entre 1935 y 1936. Fue estrenada el 6 de noviembre, 1936, bajo la batuta de Leopold Stokowski dirigiendo la Orquesta de Filadelfia.
La sinfonía contiene solo tres movimientos pero el central asume el papel dual de movimiento lento y scherzo, lo que supone una innovación sinfónica para Rajmáninov. La obra emplea la forma cíclica, con un sutil uso de los temas motívicos combinados, como viene siendo usual en las obras de Rajmáninov, con referencias al canto llano Dies irae. Al igual que los temas motívicos,y aunque difiere de Chaikovsky en ese aspecto, es corto y, como tiende a adoptar distintas formas, es fácilmente maleable para el posterior desarrollo sinfónico. La pieza tiene una duración aproximada de 40 minutos.
Lo que sentó precedente de la Tercera Sinfonía fue su gran economía de sonido comparada con su predecesores. Su estilo más libre, que puede recordar en un principio a la Rapsodia sobre un tema de Paganini, mejora la capacidad emocional de la obra. El profundamente trágico primer movimiento, sin llegar a ser mórbido, representa un derrumbe con reminiscencias a Mahler en su gran impresión e inexorabilidad. A diferencia de Mahler, Rajmáninov mantiene una objetividad no como sucede en una tragedia griega, sino con la oscuridad que finalmente se transforma en un poderoso finale.
La Tercera Sinfonía es una obra de transición. Respecto al contorno melódico y el ritmo es su sinfonía más expresiva, particularmente en los ritmos de la última danza. El estilo ruso, evidente desde el comienzo con el canto de estilo ortodoxo, es un recordatorio de las raíces del compositor como un hombre que había sido desprovisto de ellas. La música está saturada de tristeza y angustia. Cuando la música estalla, la melodía y armonía casi siempre se vuelven hacia sí mismas en vez de hacía afuera sin ningún sentimiento de alegría. Si hubiera una sola obra que expresara el dolor que Rajmáninov sentía al estar en el exilio, es ésta.
Rajmáninov compuso su Tercera Sinfonía tras componer la Rapsodia sobre un tema de Paganini y las Variaciones sobre un tema de Corelli. Llegó a su recién construida Villa Senar en el Lago Lucerna en Suiza a finales de abril de 1935 con la idea de escribir una sinfonía. Satisfecho con su nueva casa y con el espíritu renovado, Rajmáninov se puso manos a la obra. El 15 de mayo le informó a Sofiya Satin que había hecho «algo de trabajo» y durante las siguientes semanas trabajó seriamente componiendo su nueva obra. Sin embargo, una cura de tres semanas en Baden-Baden en julio, así como un paréntesis en agosto, retrasaron a Rajmáninov. Cinco días antes de abandonar Senar al acabar las vacaciones de verano, Rajmáninov, algo insatisfecho consigo mismo, le escribió a Satin. «He acabado dos tercios de la obra en limpio pero el último tercio en sucio. Si tienes en cuenta que tardé setenta días de intenso trabajo para realizar los primeros dos tercios, para el último tercio - treinta y cinco días - no es tiempo suficiente. Empiezan los viajes y además debo seguir tocando el piano. Creo que estará acabada para el año que viene.»
A finales de la temporada de conciertos de 1935-36, los recitales en Suiza permitieron a Rajmáninov quedarse unos días en Senar. Evidentemente cogió la partitura de la sinfonía, dado que la tenía en París en febrero de 1936 al marcar junto con Julius Conus los arcos de las cuerdas. El trabajo en el último movimiento tuvo que esperar hasta que el compositor llegó a Senar el 16 de abril para sus vacaciones de verano. El 30 de junio, el compositor le comunicó a Satin: «Ayer por la mañana acabé mi obra, de lo que eres la primera en saberlo. Es una sinfonía. El estreno se lo tengo prometido a Stokowski, probablemente en noviembre. ¡Gracias a Dios que fui capaz de completarla!» Rajmáninov llegó a los Estados Unidos justo a tiempo para los últimos preparativos del estreno de la obra.
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