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Solemne



En la Iglesia católica, una solemnidad constituye el rango más elevado de las celebraciones litúrgicas, por conmemorar un hecho de primer orden para la fe.[1]

Las solemnidades cuentan con lecturas propias tomadas del Leccionario dominical y sus misas poseen oraciones propias para cada una de ellas (oración colecta, oración sobre las ofrendas, oración de postcomunión, antífona, prefacio, e incluso la bendición solemne). Todas las solemnidades tienen Oficio propio y comienzan al ataredecer del día anterior con la celebración de las primeras vísperas, algunas incluso tienen vigilia, es decir misa propia el día anterior (Navidad, Pascua, Pentecostés) y las de mayor importancia cuentan con octava, es decir la celebración se prolonga durante toda la semana que sigue (Pascua y Navidad).

Todos los domingos del año se celebran como día de precepto, ya que es El Día del Señor. Los domingos solamente ceden su celebración a las solemnidades o fiestas del Señor que caigan en ese día, salvo que sean domingos de Adviento, Cuaresma o Pascua, en los que cualquier otra solemnidad (ver abajo lista de solemnidades) que caiga en cualquiera de estos domingos, se adelanta al día anterior o se retrasa al día posterior. Es decir, si una solemnidad o una fiesta del Señor cae en domingo del tiempo Ordinario o del tiempo de Navidad, se celebra la solemnidad o la fiesta en lugar del domingo. Pero, si cae en un domingo del tiempo de Adviento, del tiempo de Cuaresma o del tiempo de Pascua, no se puede celebrar porque estos domingos tienen preferencia y se pasa al día anterior o al posterior. Exceptuando la Inmaculada Concepción de la Virgen en países como Chile o España, que por decreto canónico tiene pioridad por sobre el Segundo Domingo de Adviento. En el caso de que coincidiese alguna solemnidad con el Domingo de Ramos o con el Domingo de Resurrección, las normas son aún más restricitvas, de modo que automáticamente, la solemnidad en cuestión se trasladará a la semana posterior a la Octava de Pascua, pero nunca en domingo. Destacan los siguientes domingos que se celebran de forma especial que, junto con el Domingo de Resurrección mencionado arriba, tienen preferencia sobre cualquier celebración y que de ninguna manera se pueden celebrar otras fiestas en ellos:

La solemnidad del Señor más importante es el Triduo Pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Después, por orden de preferencia están las siguientes:

Estas solemnidades están a la misma altura y solo están por debajo del Triduo Pascual. Si caen en domingo tienen preferencia sobre la celebración del domingo, ya que se celebran momentos muy importantes de la vida de Jesús y para el cristianismo:

Las siguientes también son muy importantes pero los domingos de Adviento, Cuaresma y Pascua tienen preferencia sobre ellas, aunque la coincidencia solo se da con la primera, ya que el resto se celebran en el tiempo ordinario:

Las celebraciones de los santos patronos de una localidad, municipio, ciudad o país tienen rango de solemnidad, independientemente de la categoría litúrgica con que figuren en el martirologio. Es decir, un santo puede celebrarse en el martirologio romano con memoria (obligatoria o libre), festividad, o sin una categoría litúrgica concreta; pero si se trata del santo patrón del municipio, se celebrará en ese lugar como una solemnidad.



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