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Tamborito (Panamá)



El tamborito o tambor es un género musical y baile autóctono panameño, donde una voz principal (cantalante) entona la melodía y marca el compás cantando un estribillo seguida por el cajero y otros tambores que se suman a la voz; un coro de mujeres responden cantando mientras siguen la melodía con palmadas apoyando el compás estableciendo una especie de diálogo cantado entre la cantalante, el coro y los tambores.[1]

El tamborito es el baile y género musical rey en el istmo y es reconocido convencionalmente como la más importante expresión del folclore panameño.[2]

El tamborito es una danza cantada a base de palmadas y tambores de origen americano que data del siglo XVII, producto del sincretismo entre españoles y esclavos provenientes de África.

Desde 1514 comenzaron a llegar negros, traídos de África Occidental, para trabajar en las plantaciones de Panamá. A partir de 1523 se sistematizó el arribo de hombres y mujeres venidos de Angola, Camerún, Guinea y Congo principalmente. La presencia de éste factor étnico determinó los rasgos musicales-culturales básicos del pueblo panameño. Con los negros llegaron sus cantos, sus instrumentos y sus bailes, que aunque perneados por ciertos elementos hispánicos, otorgaron un perfil reconocible al arte nacional. Fueron numerosas las sublevaciones de esclavos, muchos de los cuales huían para establecerse en los palenques bajo la guía de figuras legendarias como Bayano, Antón Mandinga o Domingo Congo. Esto produjo un hecho determinante en el posterior desarrollo de las expresiones culturales de origen africano: la concertación de un tratado de pacificación en 1607, que otorgó cierta libertad, aunque con restricciones, a miles de antiguos esclavos. La nueva situación de amplios sectores negros en el plano social, fue generando una mayor fusión con las capas de procedencia hispánica, que se vieron precisadas a asimilar aspectos raigales de los grupos afroides. La música folklórica y popular del istmo estuvo teñida en lo adelante, por este hecho histórico de suma trascendencia.[3]

Un punto de referencia inicial se puede tomar del baile afrocolonial de los Congos[4]​ que se caracterizan por una expresión violenta y erótica al bailar y además asocian casi siempre una especie de representación mímica y teatral que tiene como temática, episodios históricos del infame comercio negro, de la esclavitud y las consiguientes rebeliones negras durante los tiempos de la conquista y de la colonia. Este baile de tambor tiene los patrones coreográficos, musicales e instrumentales iniciales del tamborito en su forma más pura y es a su vez el baile de tambor más antiguo del istmo con una tradición oral de siglos.

Sería conveniente advertir que hay críticos de música como Gustavo Durán que sostiene que "la danza panameña llamada Tamborito era ya popular a principios del siglo XVII no sólo en Panamá sino en la propia España". Para corroborar su aserto tomó como base la forma literaria de la canción que aparece en la comedia del Fénix de los Ingenios de Lope de Vega, quien en la escena V de su comedia La dama boba, incluye una canción bailada que no es más que un tamborito.

Esta temeraria tesis habla de una serie de similitudes literarias con los textos de los tamboritos panameños; se encuentran alusiones respecto Panamá en el estribillo y además sus personajes hablan y por bastante tiempo en la comedia de ese nuevo baile bastante exótico que llega de América a través del Indiano.[5]

A continuación un fragmento de la canción:

Viene de Panamá.

De dó viene el caballero? Viene de Panamá.

Trancelín en el sombrero. Viene de Panamá.

Cadenita de oro al cuello. Viene de Panamá.

En los brazos el gregüesco. Viene de Panamá.

Las ligas con rapacejos. Viene de Panamá.

Zapatos al uso nuevo.

Respecto a referencias históricas de este baile encontramos relatos de distintas partes de América que evidencian que esta danza fue conocida en gran parte del continente con nombres distintos a su denominación en Panamá.

El padre Erick que viajó a las Antillas en siglo XVIII presenció la Calinda o Calenda en el año 1698 y cuenta:

La noticia más antigua que existe en Panamá sobre el Tamborito data de principios del siglo XIX, proveniente de la familia de Don Ramón Vallarino de Obarrio, donde los esclavos bailaban Tamborito en la sala de su casa. En el relato se revela el gusto que sentía esta familia criolla de origen español por este baile propio de esclavos africanos.

Este relato fue pasado de generación en generación desde doña Rita Vallarino de Obarrio hasta doña Matilde de Obarrio Vda. de Mallet, que lo publicó en su obra Bosquejo de la Vida Colonial de Panamá en la década del 30 del siglo XX.

El episodio contado por doña Rita Vallarino de Obarrio a su nieta doña Matilde de Obarrio Vda. de Mallet reza así:

El tamborito en la antigüedad era usado como instrumento de la política y la protesta social en la Ciudad de Panamá.

Así lo revela el relato del Doctor Salvador Camacho Roldán, pensador y estadista colombiano que ejerció cargos de gobernador de Panamá, en sus “Notas de Viaje”, menciona que a mediados del siglo 19, oyó en las calles de la ciudad de Panamá un tamborito que entonaba y bailaba el pueblo en honor de su caudillo predilecto y cuyo estribillo en rima bozal era así:

Este estribillo se refiere a Tomás Herrera, General oriundo de Panamá que se distinguió en las campañas por la independencia del Perú y en las célebre batalla de Ayacucho, Ocupó la Presidencia del Senado Colombiano; Fue Presidente de Colombia, Gobernador de Panamá y Secretario de Guerra y Marina. (Panamá se unió voluntariamente a la República de Colombia el 28 de noviembre de 1821 y formó parte de ese Estado por 89 años, separándose el 3 de noviembre de 1903)

Ediciones del Star & Herald en la década de 1860 recopilan abundante información sobre los negros y mulatos del arrabal de la ciudad de Panamá y sus actividades en el que describe:

El Tamborito representa la mezcla entre los ritmos y bailes africanos y los militares provenientes de los tamborines populares de España, su canto es acompañada de coplas hispánica y su danza es de galanteo, muy elegante y poco erótica.


En Años recientes se ha planteado la tesis que en el Folklore de las provincias Centrales de Panamá se ven claramente elementos coreográficos y rítmicos de la pandeirada, Pandereteiras y Muñeira Gallega, que en sincretismo con los ritmos y elementos coreográficos traídos por los esclavos provenientes de África y en menor medidas indígenas que dieron vida al tamborito de esa región.[8][9][10]

Tambor de forma cilíndrica, de sonido agudo, está revestido con cuero de venado, amarrado con cuerdas y cuñas que le dan tensión al cuero, generalmente es el que adorna la melodía de percusión con su repicar en contratiempo.[11]

Tambor de cuña de sonido grave, el que puja sin variar, de la misma constitución del repicador, sin embargo es un poco más grueso con relación al primero, también es el acompañante de la caja y el repicador.

Es el tambor que lleva el compás, instrumento cilíndrico hueco confeccionado de madera cubierto con cuero de venado, tiene parches por sus dos lados, y se toca con dos bolillos o palitos. Esta puede ser de origen Negroide (solo para bailes negroides) o de origen Hispano-Indígena o la llamada Caja Santeña, basada en la negroide, mucho más pequeña y normalmente acompañado con una cuerda delgada tensada en uno de sus parches de cuero, para que al ser ejecutado emita un sonido vibratorio acompañado con el sonido del cuero.[12]

Instrumento musical de uso universal, debido a que tiene múltiples usos de tradición en la música del folklore panameño, comúnmente acompaña al violín en reemplazo de la mejoranera. Se usa en los tamboritos de Colón y la isla de San Miguel.

Descendiente de su antepasado árabe rabeb, que conserva, como el rabel pastoril de España, sus tres cuerdas y la función de intérprete de la melodía. La tapa suele fabricarse de balsa y todo el resto del instrumento de árbol de cedro o de jamaico. Para fabricar el arco, al cual se le da forma curva y tendida análoga se usa el matillo. Las cuerdas salen de la crín del caballo. Se ejecuta en el tamborito de la isla San Miguel.

El almirez (del árabe hispánico «al-mirhäs», instrumento para machacar, y este del árabe clásico mihrās)es un mortero o utensilio pequeño y portátil, que sirve para machacar y triturar sustancias Con posterioridad fue usado como instrumento de percusión utilizado para acompañar cantos tradicionales como jotas, tonadas, fandangos, pastorales. El sonido se saca golpeando en los laterales y base internos. Usado en provincia de Coclé.

El tamborito, en su expresión bailable, tiene dos modalidades:

las coplas de los tamboritos de la provincia de Los Santos son de pura cepa hispánica y recorren toda una gama del sentir español, son tiernas en el requiebro, cálidas en el amor, impetuosas en la pasión, sentimentales en la queja, injuriosas en el insulto, duras en el olvido, rebeldes ante la imposición, amantes de la libertad, de espíritu burlón y certeros en la crítica. En algunas ocasiones se hacen mención de animales como: palomas, garzas entre otros pájaros y una que otra especie como la culebra, la iguana y la caguama. Casi nunca utiliza la flora en sus coplas, solo la utiliza como telón de fondo.[18]

La Provincia de Chiriquí cultiva el tambor con melodías, ritmos, nomenclaturas, coreografía e intención propia, este tambor es catalogado como el tambor de ritmo más acelerado. Es una región con tambores de faena los cuales son muy escasos en la República. En sus textos predomina el diálogo entre la cantalante y su coro, hablan de sus trabajos, sus faenas en el mar e informan sobre algunos lugares importantes del país. Dominan el tambor viejo al ritmo norte, el tambor nuevo al ritmo corrido. En sus textos predomina el diálogo entre la cantalante y su coro, igualmente exigen dramatización y se hace durante el baile.

Los Tambores de Coclé, desde el punto de vista de la literatura folklórica del tamborito, son la picaresca del tambor. Se puede advertir con facilidad cierta dosis de lirismo en sus textos, que limita por supuesto, toda desolada crudeza. Su textos plasman la meditación, por no poseer las tierras que trabaja, escribe textos con burlas hacia la vida, a los desplantes, al igual que a la ansiedad. Cultivan el tambor Norte, suave en melodías. En Antón, junto a los tambores está el Almirez, vaso de bronce al que hacen sonar con una barra pequeña del mismo metal y también continuando cultivando el estilo de Caja redoblante de ascendencia Española que ha caído en desuso en el resto de las regiones del país.[19]

El tamborito de la [Provincia de Veraguas], posee una gran calidad poética, sus melodías juntan la alegría con la tristeza al mismo tiempo. Sus coplas y música encierran un sentido diferente al de las otras provincias de nuestro país.

En Veraguas encontramos los Bogas, tambores que evocan la vida de los voteros en el río, entre ellos podemos mencionar: el Señaña, Afuera de la Mar, Las Olas son de la Mar, Ajé yo soy Morena y soy Sirena.

Otros temas que se tratan en los textos de los tambores veragüenses son: fuertes críticas a las costumbres del lugar que denotan lucha entre las clases. Entusiasmo por el tema de la política, tambores que nombran figuras como Rodolfo Chiari, Belisario Porras entre otros. Alusión a las fiestas tradicionales del país, donde se hace cita al calendario de las fiestas patronales. Inclinación hacia los textos líricos, el alcance de los celos, la impetuosa pasión, las indirectas envenedadas por el despecho. La evocación poética del campo. Los viejos rincones como por ejemplo Calidonia, La Explanada y La Calzada.

Conocido como el tambor de Orden, de ritmo norte extremadamente lento tiene un paseo entre suave, entre el norte y el corrido (el de Las Minas suele ser un poco más rápido). Es el tamborito romántico por excelencia, donde el hombre utiliza el recurso de galanteo, la elegancia y habilidad de baile para conquistar a la mujer. Se exhalta al amor, y a la belleza de la mujer, la cual puede tener varios parejos a lo largo de la danza. El paseo se hace alrededor de la rueda, cuando se llega al frente de los Tambores se dan dos pasos hacia atrás, hechando el cuerpo hacia atrás. Después se da una vuelta y después una seguidilla rápida de frente, con la pollera abierta y el hombre en el centro.[20]

El Tambor Corrido, se baila en Parita y Santa María, durante su interpretación la pareja permanece en el centro, da la impresión de que no está bailando, pero su ejecución es muy suave y con mucho donaire y elegancia.[21]​ El paseo se realiza alrededor de la rueda al igual que el tamborito Ocueño y al de Las Minas, con la única diferencia que cuando se llega al frente de los tambores se dan tres o cuatro pasos hacia atrás para luego continuar con el baile. Es uno de los tamboritos más gustados de la región.

El tambor en esta provincia presenta influencia del tambor de otras provincias, por ejemplo en San Carlos, Bejuco y Chame el tambor que se practica es al estilo coclesano, mientras que en Chepo, Chimán y San Miguel se practica el tambor a lo darienita. Los Tambores Capitalinos, presentan un indefinido sabor culto, sus textos son provenientes de personas de educación completa o casi completa, por lo cual no guardan ese sentimiento de diario vivir, más que todo son obras creadas para satisfacer una necesidad en algún espectáculo. Se han difundido muy poco, y si llegan al pueblo, este los canta al calor de los acontecimientos pero después los olvidan. Se bailan las modalidades de Tambor Norte, que es el tambor suave, y el Tambor Corrido que es más rápido. Sus figuras principales en la ejecución del baile son: el paseo y la seguidilla. Un Tambor capitalino que si ha gustado muchísimo es "Tambor de la Alegría" cuya autoría es de Juan Pastor Paredes.[22]

El Tambor Chorrerano es muy diferente, no se ha difundido pero no ha sufrido desmedio alguno, resulta poco atractivo para quien no está acostumbrado a él. Este Tambor es lento y de ciénaga, es narrativo hay en sus coplas acento de mitología, siempre plasma la conversación ante todo, es discreto pues trata de no hacer fuertes críticas ni daño a los demás. Difiere de otras formas porque usa 4 tambores para la ejecución de su rítmica melodía.

En San Miguel, una de las islas más importantes del Archipiélago de las Perlas, practican un tamborito que denominan Tambor con Guitarra en el que no sólo figuran tambores sino también una guitarra española y un violín. Es una forma muy singular de baile, con coreografía propia, texto literario y melodía exclusivo, diferente en su ejecución de lo que hacen cuando bailan el tambor grande o el chico, que corresponden a nuestros ritmos nortes y corridos. Por cierto que es este tambor con guitarra, una de las variantes más hermosas del Tamborito.

Para los colonenses la expresión baile de tambor se refiere a un grupo o género de bailes en los que el acompañamiento se hace con un juego de tambores voces y palmadas femeninas, invariablemente. En algunas modalidades se añade regularmente instrumentos melódicos tales como la flauta y la guitarra. Es un baile para pequeños grupos y no para masas, se ejecuta durante los 4 días de carnaval en la región de Portobelo. Los tambores que se ejecutan en colón son el tambor de los grupos congos, el tambor norte y el tambor corrido.[23]



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