Tarso (Turquía)

Tarso es una ciudad de Cilicia en la provincia de Mersin, en la actual Turquía (en hitita: Tarsa, en griego: Tarsos, Ταρσός, en turco: Tarsus).

Tarso^[1]​ está situada a orillas del Mediterráneo, en la desembocadura del río Cydno (Tarsus Çayı). En su origen puerto importante, hoy día se encuentra a 15 km hacia el interior por haber tenido la zona una importante sedimentación.

Su antiguo nombre Tarsos proviene de "Tarsa", el nombre original de la ciudad en lengua hitita, sus primeros pobladores, y se deriva posiblemente de un dios pagano, Tarku.^[2]​ Más tarde, la ciudad fue llamada Tarsisi; Antioquía de Cydno (en griego: Αντιόχεια του Κύδνου, en latín: Antiochia ad Cydnum); Juliopolis.

Su importancia en la Antigüedad se debía a su ubicación en la encrucijada de varias rutas comerciales importantes, que enlazaban el sur de Anatolia con Siria y la región del Ponto. Las ruinas están cubiertas por la ciudad moderna, por lo que no es bien conocida arqueológicamente. El asentamiento humano se remonta cuando menos a la Edad del Bronce, pero probablemente sea aún más antiguo.

Varios autores griegos, como Flavio Arriano, Estrabón y Ateneo, mencionan una inscripción en idioma asirio según la cual Asurbanipal había construido Tarso y Anquíale en un solo día,^[3]​ aunque Estrabón añade la leyenda de que Tarso había sido fundada por los argivos que estuvieron vagando con Triptólemo en busca de Ío.^[4]​ Otra tradición, mencionada en un poema de Antípatro de Tesalónica, atribuía su fundación al mítico Perseo.^[5]​

Tarso formó parte de los imperios persa y seléucida. Luego de la conquista romana, fue capital de la provincia de Cilicia. Desde la Antigüedad fue un importante centro cultural, fundamentalmente en el campo de la filosofía.^[6]​ El filósofo estoico Antípatro y el apóstol Pablo nacieron allí. La ciudad también es conocida por ser el lugar donde se enterraron el corazón y las entrañas de Federico I Barbarroja.

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