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Thomas Malthus



Thomas Robert Malthus (ˈtʰɒməs ˈɹʷɒbət ˈmælθəs) (Surrey, 13 de febrero de 1766-Bath, 29 de diciembre de 1834)[1]​ fue un clérigo anglicano[2]​ y erudito británico con gran influencia en la economía política y la demografía.[3][4]

Miembro desde 1819 de la Royal Society, popularizó la teoría de la renta económica y es célebre por la publicación anónima en 1798 del libro Ensayo sobre el principio de la población (An Essay on the Principle of Population).[5]

Está considerado como uno de los primeros demógrafos. Anteriores a Malthus fueron Johann Peter Süssmilch (1707-1767), a quien Malthus menciona en su libro, y John Graunt (1620-1674).

Nacido en Surrey el 13 de febrero de 1766, su principal estudio fue el Ensayo sobre el principio de la población (1798), en el que afirmaba que la población tiende a crecer en progresión geométrica, mientras que los alimentos solo aumentan en progresión aritmética, por lo que la población se encuentra siempre limitada por los medios de subsistencia. Malthus fue educado según los principios pedagógicos de Jean-Jacques Rousseau, de quien su padre era íntimo amigo. Completó sus estudios en el Jesus College de Cambridge. Después de graduarse en filosofía y teología, fue ordenado pastor anglicano y estuvo durante un tiempo al frente de la parroquia de Albury.

En 1793 fue designado miembro del equipo de dirección del Jesus College, puesto al que tuvo que renunciar en 1804 al contraer matrimonio. Por esas mismas fechas, la Compañía de las Indias Orientales fundó Haileybury, una nueva institución universitaria destinada a formar a los funcionarios que después servirían a Inglaterra en destinos de ultramar; allí ejerció Malthus como profesor de economía desde 1805 hasta su muerte en 1834.

El pensamiento teórico que aparece en la primera edición anónima de Ensayo sobre el principio de la población hay que ubicarlo en al menos cuatro coordenadas en las que Malthus se encontraba:[6]

Fueron seis las ediciones de su Ensayo sobre el principio de la población, la primera en 1798 como anónimo, la segunda, ya con su nombre en 1803 y la última en 1826. La primera edición era puramente teórica, no documentaba muchos de los postulados. La última edición está más documentada y argumentada aunque, en ocasiones, tampoco justifica con datos sus proposiciones.[6]

En el capítulo I del Libro Primero sobre los obstáculos que se han puesto al aumento de la población señala Malthus que:

Y más adelante indica la progresión de la población (geométricamente) y la de los alimentos (aritméticamente).

Para demostrar que la población tiene la capacidad de doblarse cada 25 años, pone como ejemplo el crecimiento de la población en Estados Unidos durante el siglo XVIII, donde gracias a los matrimonios precoces y a la abundancia de los recursos alimenticios, no hay restricciones a la fuerza natural de expansión de la población.[14]

Después de guerras o epidemias, con mortalidades muy altas en una región determinada, la población que sobrevive se encuentra con una relativa abundancia de recursos alimentarios. La capacidad de crecimiento de la población sobreviviente en condiciones favorables, hace que la población original se recupere en un corto periodo de tiempo.[cita requerida]

Para Malthus existían unos obstáculos o frenos (checks) al crecimiento de la población que clasificó de dos maneras, como obstáculos privativos y destructivos (según la voluntariedad) y como restricción o repugnancia moral, vicios y miserias o padecimientos.[15]

Malthus condensa en tres proposiciones fundamentales el contenido básico de su libro:

Se da el nombre de malthusianismo o maltusianismo a la teoría demográfica, económica y sociopolítica, desarrollada por Malthus durante la revolución industrial, según la cual la capacidad de crecimiento de la población responde a una progresión geométrica, mientras que el ritmo de aumento de los recursos para su supervivencia solo lo puede hacer en progresión aritmética. Según esta hipótesis, de no intervenir obstáculos represivos (guerras, pestes, etc.), el nacimiento de nuevos seres mantiene la población en el límite permitido por los medios de subsistencia, en el hambre y en la pobreza.

Malthus fue muy influyente en el pensamiento económico, político, social y científico. Malthus sigue siendo un escritor de gran importancia y controversia.

Influyó, a través de la novelista Harriet Martineau, en los biólogos evolucionistas, en particular en Charles Darwin y Alfred Russel Wallace, para quienes el malthusianismo era una especie de trampolín intelectual a la idea de selección natural y a la teoría de la evolución.

La teoría de Malthus es un tema recurrente en las ciencias sociales. Por ejemplo, John Maynard Keynes, en su libro Las consecuencias económicas de la paz, abre la polémica con una imagen malthusiana sobre la economía política de Europa como inestable a causa de la presión demográfica malthusiana sobre los suministros de alimentos. Paul R. Ehrlich, en su libro malthusiano La explosión demográfica (Population Bomb), ha jugado un papel importante en el movimiento ecologista de los años 1960 y ayudó a proporcionar una justificación para la investigación y desarrollo de métodos anticonceptivos.[17]

Muchos modelos de crecimiento y agotamiento de los recursos tienen una inspiración malthusiana:

Karl Marx, en una nota de El capital, expone una de las primeras críticas a la teoría malthusiana. Marx considera la teoría demográfica de Malthus como un plagio superficial de autores tan distintos como Daniel Defoe, Benjamin Franklin, Alfred Russel Wallace y otros. Marx defiende, frente a Malthus, que el progreso en la ciencia y la tecnología permitirán el crecimiento exponencial de los recursos.[19]

Malthus entendía que los pobres se multiplicaban, presas del instinto de reproducción, aún en condiciones de miseria, entre otras cosas por su irresponsabilidad, fomentada, entendía Malthus, por las leyes de pobres inglesas que para Malthus suponían una liberación de la restricción moral y finalmente una carga innecesaria para el Estado en forma de ayudas a padres e hijos que suponían costes innecesarios. Por eso se hizo una nueva Ley de pobres de 1834 (año en que falleció Malthus), inspirada en sus teorías, que era mucho peor: centralizaba la asistencia pública y los desempleados e incapaces de mantenerse solos eran "recogidos" como cualquier animal vagabundo en una institución llamada workhouse o "casa de trabajo", que separaba cuatro bloques de indigentes: ancianos y discapacitados; niños; hombres sin discapacidad y mujeres sin discapacidad. Aparte del problema del trabajo infantil, se convirtió al cabo en un castigo y signo de discriminación y vergüenza social.[20]​ Sin embargo, contra esta ley y estas instituciones se levantaron las novelas y artículos de Charles Dickens y Elizabeth Gaskell, entre otros,[21][22]​ y las críticas contra el pauperismo malthusiano y la Ley de pobres de 1834 de Friedrich Engels en su La situación de la clase obrera en Inglaterra (1845).

Malthus estableció una relación importante entre población y riqueza (alimentos y otros bienes necesarios para la vida) pero mantuvo esa idea básica como constituyente inexorable de una sociedad desigual, donde unos ricos privilegiados no necesitaban una población excesiva si ésta podía ocasionarles gastos en forma de impuestos. En este sentido Malthus proporcionaba buena conciencia a las clases dominantes -la imprevisión de los pobres y su situación es responsabilidad exclusiva de ellos mismos- y fortalecía el orden social existente.[23]

Una de las citas más renombradas de Malthus es la siguiente:

En otra versión:

Sin embargo, aboga por disminuir en todo lo posible la desigualdad económica entre clases sociales. A lo largo del ensayo sobre la población, clama en numerosas ocasiones por medidas económicas encaminadas al aumento de la producción agrícola como único medio para aumentar la "riqueza de las naciones", que él mismo considera indisociable de un incremento en la felicidad de la población y en concreto en la mejora de la situación de las clases más desfavorecidas.

Malthus defiende en última instancia que, a pesar de que sea inevitable que una parte de la sociedad viva en la miseria, se reduzcan las desigualdades económicas mediante el crecimiento de las clases medias. Para simplificar su posición a este respecto utiliza la metáfora de un comerciante de madera que desea explotar la madera de un roble, donde este representa la sociedad:

Thomas Malthus afirmó en 1798 en su Ensayo sobre los principios de la población que pese al progreso notable de la tecnología agrícola y de la producción de alimentos, el crecimiento de la población neutralizaría este progreso y una parte importante de la humanidad permanecería siempre en la miseria y el hambre. Los métodos anticonceptivos y el control de la natalidad, han limitado el crecimiento de la población en los países desarrollados, de manera que la producción de alimentos ha sobrepasado el nivel necesario. No obstante, buena parte de la población mundial se ha mantenido en condiciones de pobreza y aun de hambre, e incluso en los países desarrollados, el hambre no ha sido totalmente erradicada en las clases sociales marginales.

Malthus defendía la estabilidad a largo plazo de la economía por encima del corto plazo. Criticó las leyes de pobres inglesas, apoyó –contrariamente a las posiciones de la economía clásica y en círculos cerrados– las proteccionistas Leyes de los cereales, que introdujeron un sistema de impuestos sobre las importaciones de trigo británico, ya que pensaba que estas medidas fomentarían la producción interna, y así promover los beneficios a largo plazo.

La teoría de la población de Malthus ha contribuido a que la Economía sea conocida también como la ciencia lúgubre, nombre que le dio Thomas Carlyle.[28]

Malthus también realizó importantes aportes a la teoría del valor y su medida, así como a la teoría de las crisis y el subconsumo.

Una de las ideas que preocupaba a Malthus era lo que él llamaba el “atascamiento general”; guardando la distancia en el tiempo, tanto en el pasado, como hoy en día, muchas empresas producen bienes que él llamaba “esenciales”, como los alimentos, y los “no esenciales”, como son los artículos de lujo, deseados por las personas. Son muchas las empresas que han ido a la quiebra por producir grandes cantidades de bienes, que luego la gente no compra, ya sea porque no están interesados en ellos, porque no son motivadores, porque no los conocen o porque aparecen otros más innovadores y muchas veces más baratos.



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