Timor es una isla al sur de Insulindia, dividida entre el estado independiente de Timor Oriental, y Timor Occidental, parte de la provincia indonesa de Nusa Tenggara Oriental. El nombre es una variante de timur, palabra que en malayo significa «este», llamada así por estar localizada en el confín oriental de una cadena de islas.
Al sur y sureste de Timor se encuentra Australia. Al noroeste, la isla de Célebes, y al oeste, la isla de Sumba. En las proximidades se encuentran la isla de Flores y Alor, y al noreste las islas Barat Daya.
Timor está cubierto de selvas tropicales y subtropicales, con muchos árboles de hoja caduca que pierden sus hojas durante la estación seca.
En Timor hubo durante mucho tiempo una cumbre volcánica, cuya luz sirvió como faro a los marineros que navegaban los mares próximos. En 1637 se produjo una gran erupción en la montaña de la que no quedó más que un lago que ahora ocupa su lugar.
Según la mitología local, la isla de Timor era un cocodrilo gigante.
La isla ha estado políticamente dividida en dos partes durante algunos años por colonias europeas: Timor Occidental, conocido como Timor Neerlandés desde la primera década del siglo XIX hasta 1956 en que se convirtió en el Timor Indonesio, parte de Indonesia formada por las antiguas Indias Orientales Neerlandesas; y Timor Oriental conocido como el Timor Portugués desde 1596 hasta 1975. Timor Oriental incluye el enclave de Oecussi-Ambeno en Timor Occidental. Los Países Bajos y Portugal no resolvieron formalmente el contencioso fronterizo hasta 1914.
Los portugueses descubrieron Timor en el inicio del siglo XVI, mientras que los holandeses llegaron más tarde (alrededor de 1600) y adquirieron del rajá de Kupang casi la totalidad de sus estados. Desde 1511 los dominicos establecidos en Solor enviaron a la isla algunos misioneros. Estos establecieron a mediados del siglo XVI una especie de gobierno eclesiástico que duró casi un siglo. El virrey de la india portuguesa puso fin a este estado, nombrado un gobernador de Timor en Solor. En 1719, durante el gobierno de Antonio de Alburquerque, los sultanes indígenas intentaron sublevarse contra la dominación de los portugueses, pero muy pronto se vieron obligados a capitular.
En 1731 una nueva revolución, a la cabeza de la cual se encontraba un oficial portugués llamado Varella, puso fin a la dominación portuguesa. Todas las plazas de la costa cayeron en manos de los sediciosos, excepto Manatulo y Lifau, a donde se retiró el gobernador. Gracias a nuevos refuerzos, el gobernador acabó por pacificar la isla en 1732. Es en esta época cuando los holandeses comenzaron a aumentar sus posesiones. Tras una lucha bastante larga, los portugueses fueron vencidos en 1749, y en 1752 los holandeses celebraron un tratado con el rajá de Amanubang y en 1758 con el de Savu.
Durante las guerras napoleónicas, los ingleses ocuparon la isla, pero la devolvieron en 1814. Luego Holanda intentó comprar la parte portuguesa, pero su oferta fue rechazada, y en 1859 se firmó un tratado de límites, sin que se llegaran durante muchos años a ponerse de acuerdo sobre las fronteras. En 1914 el litigio fue sometido al arbitraje del ministro de Suiza en París, cuya decisión fue aceptada por las dos partes.
El ejército indonesio invadió Timor Oriental el 7 de diciembre de 1975, una semana después de la proclamación de la independencia de Lisboa. Desde entonces hasta septiembre de 1999, se registró en el territorio el mayor genocidio proporcional a la población de un país jamás verificado: 220 000 muertos, en una población que en 1975 se calculaba en 650 000 habitantes.
Tras su anexión por parte de Indonesia en 1976, Timor Oriental fue llamado Timor Timur o Tim-Tim. Yakarta lo consideraba la vigesimoséptima provincia del país, pero nunca fue reconocida por las Naciones Unidas. Después de un acto de autodeterminación en 1999, en el que la población rechazó la oferta de autonomía dentro de Indonesia, Timor Oriental accedió a la independencia en 2002.
Debido a su precaria economía y a sus constantes revueltas, se permitió la circulación de monedas extranjeras en todo el territorio. Para legalizar dicha circulación se contramarcaron las monedas con diferentes marcas y leyendas. Durante el reinado de Carlos I de Portugal, por decreto de 13 de junio de 1900, se ordenó contramarcar todas las piezas mexicanas, francesas y brasileñas que circulaban en la isla por valor de 1000 reis. El numerario de la isla estaba compuesto por monedas de 8 reales de la República de México y de la metrópoli portuguesa. Aunque se conocen también varias piezas de 8 reales del rey Carlos IV y monedas de 1 peso del rey Alfonso XIII de Filipinas con fecha 1897. Según el autor portugués Costa-Gomes el sello consistía en la “Cruz de Cristo” con cuatro brazos y agujero central. Su tamaño oscila entre 5 y 7 milímetros, existen variantes de los punzones con cruces. Las piezas españolas y de otros países con esta contramarca son muy raras.
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