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Toba volcánica



La toba volcánica o tufo volcánico es un tipo de roca ígnea volcánica, ligera, de consistencia porosa, formada por la acumulación de cenizas u otros elementos volcánicos muy pequeños expelidos por los respiraderos durante una erupción volcánica.

Se forma principalmente por el depósito de cenizas y lapilli durante las erupciones piroclásticas. Su velocidad de enfriamiento es más rápida que en el caso de rocas intrusivas como el granito y con una menor concentración en cristales. No hay que confundirla con la toba calcárea ni tampoco con la pumita.

Ciertas tobas son conocidas en las islas Canarias (España) con el nombre de “toscas”. Su consistencia es media, lo que la hace ideal para cantería y, en su seno, para construir viviendas trogloditas (como el núcleo de Guayadeque en la isla de Gran Canaria). Su color va desde el rojo al blanco/amarillo, estás últimas son las que provienen de las erupciones tipo "nube ardiente" y reciben el nombre de "toscas blancas", son típicas del sureste de Tenerife.

En el sur del Perú existe un gran número de depósitos de flujos piroclásticos que cubren grandes extensiones del flanco occidental andino.[1]​ Algunos de estos flujos, bajo el nombre de sillar o piedra sillar, que es una denominación exclusivamente local para la ignimbrita,[2]​ vienen siendo empleados extensamente como material de construcción en la ciudad de Arequipa y sus aledaños en una tradición constructiva que se remonta a inicios de la colonia española. Por efecto de la presión y la temperatura, los flujos piroclásticos se devitrifican y se sueldan,[2]​ convirtiéndose así en sillar, una roca piroclástica de color predominantemente blanco a grisáceo de granulosidad homogénea.[1]​ Este tono le confiere a los principales edificios del casco histórico de la ciudad de Arequipa una estética y un color característicos, lo que motiva que la urbe sea conocida con el sobrenombre popular de Ciudad Blanca.[3]​ El principal afloramiento y cantera de piedra sillar se encuentra en la quebrada de Añashuayco,[1]​ al pie del volcán Chachani.

Determinadas tobas de color, no ya blanco, sino asalmonado dan lugar al sillar rosado, de uso muy escaso visible en algunos edificios como el palacio arzobispal de Arequipa.[3]​ Existen variedades en diversas tonalidades que van del blanco azulado o el blanco rosa hasta aquel tenuemente amarillento pasando por el gris y el negro con inclusiones blancas.[3]​ No obstante el sillar blanco es el que se utiliza.

En el sur del Perú existe un gran número de depósitos de flujos piroclásticos que cubren grandes tubos por efecto de la presión y la temperatura, los flujos piroclásticos se devitrifican y se sueldan se extendieron durante la acción volcánica, formando una especie de raíces que se extienden a lo largo del cerro Intiorko, con un color rosáceo especial debido a su aproximación a la costa y al calor del verano, es un tipo de sillar muy especial y poco usual, pero que sirvió para la construcción de los principales monumentos de la ciudad, como la casa Basadre, la Catedral, y la casa Zela por nombrar algunos de los tantas casonas a lo largo de la calle Zela, Bolognesi, 2 de mayo. Bolognesi y Bolívar (fuente Ricardo Rendón Cohaila).



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