Torrevelilla (La Torre de Vilella en catalán) es una localidad y municipio en la comarca del Bajo Aragón de la provincia de Teruel, en la comunidad autónoma de Aragón, España.
La lengua propia del municipio es un dialecto del catalán, por lo cual pertenece a la llamada Franja de Aragón.
Pino, enebro, sabina, carrasca y coscojo, tomillo, romero, espliego o lavanda, té de roca y otras muchas plantas aromáticas y medicinales.
Hay gran variedad de animales en la sierra y en los montes, entre los que se encuentran los tejones, jabalíes, gatos monteses, zorros, ardillas, liebres, conejos, erizos, perdices, lechuzas, urracas, cuervos, buitres, falcónidas, diversas clases de águilas, mirlos, tordos, estorninos, gorriones, y una gran variedad de pájaros cantores y de bello colorido, culebras y víboras, peces en afluente del río Guadalope que desagua en el río Ebro.
Actualmente tejones, jinetas, martas, búhos gran duque, lechuzas, urogallos, cuervos, buitres, águilas, grajos y gran cantidad y variedad de pájaros cantores y de bello colorido han desaparecido, al igual que cangrejos y peces. El resto de animales se mantiene en poca cantidad.
Enclavada Torrevelilla en un llano al pie de la sierra de San Marcos, conocida como de La Ginebrosa, cuenta la legendaria tradición oral que fue inicialmente una torre, al parecer agrícola, de un moro llamado Velilla. Pudo ser también una torre de vigilancia o ambas cosas a la vez. Ya llama la atención el nombre o apellido para un mahometano, al que gustó el terreno y se afincó aquí dedicándose en solitario a la agricultura en tan inhóspitos parajes. Por otro lado Velilla es un apellido muy frecuente en el municipio.
Tan bucólica leyenda fundacional, como todas las leyendas, a no dudar, es posible que encierre un poco o un mucho de verdad. Solo es verosímil, que no verdadera, en la simpleza lógica de su contenido. Es un ejemplo más de la opinión popular emanante del hito histórico que marcó la invasión sarracena que, tras una permanencia de casi 800 años en la península ibérica, eclipsó cualquier otro hecho histórico anterior. Así, antiquísimas construcciones existentes muchísimo antes de la llegada de Tarik y Muza, megalitos prehistóricos e incluso cuevas naturales, era y son «cosas de moros». Por ejemplo, en el nombre étnico Maragatos se quiere ver en su origen «mouros captos», moros capturados o moros apresados.
Torrevelilla pudo ser, en sus orígenes, una torre agrícola para el abastecimiento de tropas de la Reconquista o de los señores feudales. Regentada por un moro o por un cristiano. se cree que el lugar exacto del comienzo del pueblo, el enclave primero, no sea el que señala la caprichosa y maleable tradición oral en el centro del pueblo, sino en un determinado y más lógico lugar de las afueras. Los estudios arqueológicos y topográficos así parecen indicarlo con más lógica.
En 1611 se constituyó como parroquia y en los archivos parroquiales del siglo XVII, que son los más antiguos que se conservan, dice Torre de Velilla.
Posteriormente Torrevelilla fue del señorío de Castelserás, perteneciente a los Caballeros Calatravos de Alcañiz, herederos de los Templarios cuando éstos fueron disueltos. Carlos III le otorgó a Torrevelilla la Carta Puebla con el rango de Villa Real, por lo que ostenta en su escudo la corona pertinente. Corona que en la fachada de la Casa Consistorial destruyó la piqueta, en un acto más de necia barbarie, durante la II República.
Torrevelilla obtuvo la independencia municipal a mediados del siglo XIX, tras un litigio con La Codoñera por cuestiones de límites de término.
Durante la Guerra Civil Española Torrevelilla fue muy castigada por la aviación y fuertemente hostigada por las fuerzas de ambos bandos, que tuvieron trincheras en las inmediaciones del pueblo. Acabada la contienda, Regiones Devastadas construyó una nueva iglesia parroquial, un grupo de viviendas unifamiliares para agricultores, un cuartel para la Guardia Civil y dos viviendas unifamiliares para médico y maestro.
Actualmente su población se encuentra por debajo de los 200 habitantes, unos 170 vecinos(INE 2020). Llegó a tener 800 habitantes, y en los años 50 unos 600, cifra que prácticamente se incrementaba hasta un 30 por ciento, o más, durante el periodo de la recolección de aceituna. En 1970, tras la emigración, principalmente a Barcelona, Torrevelilla tenía 290 habitantes.
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