Tumba de Julio II es la denominación historiográfica de un conjunto escultórico y arquitectónico marmóreo que Miguel Ángel diseñó y rediseñó varias veces para el monumento funerario del papa Julio II, su principal mecenas.
La obra se encargó en 1505 y quedó en el estado definitivo en 1545, en una escala mucho más reducida que la prevista en el proyecto inicial. Originalmente se iba a ubicar en la basílica de San Pedro del Vaticano, el lugar de enterramiento de los papas; pero finalmente, tras la muerte del papa, se instaló como cenotafio (es decir, sin alojar el cuerpo del difunto) en San Pietro in Vincoli en el Esquilino, iglesia protegida por la familia della Rovere, de la que procedía Julio II, y de la que había sido cardenal titular. Ambos templos se encuentran en la ciudad de Roma, sede del papado y en esa época (especialmente turbulenta -Reforma protestante, Guerras de Italia, Saco de Roma-) también capital de los Estados Pontificios.
En el primer proyecto la tumba se diseñó como una estructura colosal, con espacio suficiente para que Miguel Ángel alojara sus enérgicas y trágicas figuras (terribilità) a una escala sobrehumana. Habría supuesto levantar una mole piramidal de tres cuerpos, inspirada en el Mausoleo de Halicarnaso (vinculando simbólicamente la Antigüedad greco-romana con la Cristiandad), de 7 metros de altura y once metros de base, con más de cuarenta figuras de mármol y varios relieves de bronce, dentro de la cual habría una cámara funeraria oval a la que se accedería por un acceso similar a la "puerta del Hades" del arte funerario romano). Para la ejecución se preveía la descomunal suma de diez mil ducados y un plazo de cinco años; Miguel Ángel tuvo que abandonar los trabajos que tenía en curso, y romper otros contratos.
La obra significó para el artista una de sus mayores frustraciones vitales: el papa, sin explicar los motivos, interrumpió el encargo, posiblemente a causa de la escasez de fondos para su ambicioso programa artístico, que en ese momento tuvieron que emplearse en la reedificación de San Pedro, a cargo de Donato Bramante. Tras la muerte del papa, en 1513, el proyecto tuvo que replantearse como un monumento adosado a la pared, reduciendo sus dimensiones en sucesivos contratos, quedando un número muy inferior a las figuras originalmente planificadas (menos de un tercio).
Del conjunto escultórico, la pieza más famosa es el Moisés, que se completó durante una de las esporádicas reanudaciones de los trabajos, en 1513. Es fama que, sintiendo que era una de sus obras con más vida, Miguel Ángel golpeó con su martillo la rodilla derecha de la imagen, gritando: "¡ahora, habla!". Lo cierto es que puede verse un desperfecto en ese lugar.
Proyecto original de 1505, una tumba exenta, según Franco Russoli, 1952.
Proyecto de 1513, según dibujo contemporáneo de Jacomo Rocchetti conservado en el Kupferstichkabinett.
Proyecto de 1516
Proyecto de 1532
Lea
Raquel
Julio II
Genio de la Victoria (1527–1530)
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