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Viracocha Inca



Hatun Tópac, después llamado Huiracocha Inca (quechua: Wiraqucha Inka, 'el inca de Huiracocha'), fue el octavo gobernante del Curacazgo del Cuzco. Tomó el nombre de Huiracocha Inca porque aseguró haber tenido un sueño divino con el dios Huiracocha.

Durante su gobierno, conquistó algunos señoríos, hizo algunas obras en la capital (Cusco) y en las pocas provincias que había. Aceptó la rendición y entrega de Cusco ante una embajada chanca y escapó con sus hijos preferidos, esposas y sirvientes.

Wira es la alteración de la voz wari = sol; de tal modo se puede decir que , significa "Sol del lago". A lo dicho corrobora en que el dios Huiracocha representa a un viajero que desaparece viajando por el mar, hacia el oeste. [1]

Tras el asesinato de Yahuar Huácac, fue difícil escoger a un heredero pues muchos de sus hermanos fueron asesinados a su lado.

No fue hijo de Yahuar Huácac; sin embargo, fue presentado como tal porque pertenecía a la misma dinastía de su antecesor: los hanan.[cita requerida]

Conquistó los señoríos de Yucay y Calca, ahí en Calca construyó su propio palacio. Recibió ataques constantes de los Ayamarcas y Guayamarcas que logró sofocar exitosamente.

Mejoró la agricultura y los abastecimientos incas. Amplió las arboledas y la producción textil, implantó los tocapus (figuras geométricas en la ropa de los nobles).

Viajó al reino Aimara dejando como inca ratin (vice-gobernante) a su hijo preferido: Inca Urco. En Aimara, se hizo amigo de este y otros señoríos, al retornar decidió vivir en su palacio de Calca para estar permanentemente con Curi Chulpi, una esposa secundaria pero a quien amaba fervientemente más que a ninguna otra.

Durante su gobierno, los poderosos chancas le enviaron dos emisarios pidiendo su rendición y entrega incondicional de sus dominios, incluyendo Cuzco, este aceptó y escapó a Chita junto a sus sirvientes, esposas e hijos.

Tras su rendición, junto con su hijo Inca Urco abandona la ciudad del Cuzco generando incertidumbre y confusiones. Sólo quedaron en ella sus capitanes principales, Apo Mayta y Vicaquirao, junto con los hijos de su Coya principal. Junto con ellos quedó Cusi Yupanqui (Pachacútec), joven militar apoyado por Apo Mayta, quien hace un llamado general a las etnias vecinas, y tras conseguir aliados, combate y expulsa a los Chancas de Cuzco, posteriormente mata a Inca Urco en defensa propia, acto que causa el resentimiento en Huiracocha, quién nunca más volvió al Cuzco desde su huida.

Murió en el olvido, muy canoso (cosa poco común en los hombres de etnia andina) y sofocado por la magnificencia de quién jamás nombró como sucesor: Pachacútec.




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