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Waldemar Franklin Quintero



Conflicto armado colombiano

Valdemar Franklin Quintero (Bucaramanga, 26 de enero de 1941-Medellín, 18 de agosto de 1989) fue un policía colombiano.

Fue oficial de la Policía Nacional de Colombia que luchó contra las mafias del narcotráfico en los años 1980, en medio de la guerra que el Cartel de Medellín le declaró al Estado colombiano.

El 18 de agosto de 1989, el coronel Franklin murió asesinado en Medellín por un grupo de sicarios pagados por el cartel cuando se dirigía hacia su oficina. El presidente de la época, Virgilio Barco Vargas, lo ascendió póstumamente al grado de brigadier general.[1]

Nació en Bucaramanga (Santander) el 26 de enero de 1941. Ingresó a la Escuela de Cadetes de Policía General Santander de Bogotá donde obtuvo en 1963 el grado de subteniente. En 1967 se casó en Tunja con Leonor Cruz Ariza, con quien tuvo tres hijos (Claudia Leonor, Carlos Eduardo y Richard).

En su carrera profesional ocupó distintas posiciones al interior de la Policía Nacional de Colombia, tales como: comandante del departamento de Policía Caldas (1983-1984), comandante del departamento de Policía Boyacá (1985-1987), y comandante del departamento de Policía Antioquia (1989). Asimismo, se desempeñó como decano de estudios de la Escuela de Cadetes Francisco de Paula Santander (1981-1983), y subdirector de la Escuela de Suboficiales Gonzalo Jiménez de Quesada (1978-1980), entre otros cargos.

Adelantó estudios de derecho en la Universidad La Gran Colombia de Bogotá, así como estudios en criminalística en la Universidad Complutense de Madrid (1984-1985).

Durante su carrera como oficial de la Policía se destacó por su lucha contra el narcotráfico y la guerrilla, gracias a lo cual obtuvo felicitaciones en su hoja de vida, así como condecoraciones que reconocían su valor y entrega por mejorar la seguridad y la convivencia en los lugares donde estuvo destacado.

Su paso por la dirección de la Policía en Caldas se recuerda por lograr la liberación de varios secuestrados, y en la Policía de Boyacá por mantener el control público durante la guerra que se liberaba entre las familias de los esmeralderos.

La Dirección de la Policía Nacional decidiría enviarlo en enero de 1989 a dirigir el Comando de la Policía de Antioquia, momento en que las clases dirigentes del país tanto empresarial como política, habían sido permeados por la corrupción del narcotráfico.

Desde que asumió el mencionado comando inició una lucha contra el Cartel de Medellín, liderado por Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha. Durante los 7 meses que ejerció como comandante adelantó varios operativos contra el narcotráfico, tales como la captura de Freddy Rodríguez Celades (hijo de Gonzalo Rodríguez Gacha) por narcotráfico, la captura de Alonso de Jesús Baquero (Negro Vladimir) comandante paramilitar quien perpetraría las masacres de Segovia y La Rochela; la desarticulación de los laboratorios de procesamiento de cocaína en la zona de San Luis en Antioquia; la incautación de toneladas de cocaína, y la captura de Fabio Ochoa Restrepo en un puesto de control de la Policía Nacional por sobornar a un suboficial.

El narcotráfico le envió varias propuestas económicas para que les dejara operar libremente, y contrario a lo que muchos políticos, militares y oficiales de la Policía terminaban aceptando, el coronel Franklin las rechazó.[2]

El 4 de julio de 1989, hombres pertenecientes al Cartel de Medellín coordinados y dirigidos por Jhon Jairo Velásquez Vásquez alias "Popeye" y John Jairo Arias alias "Pinina", habían puesto un coche bomba en la caravana en la cual el entonces Gobernador de Antioquia, Antonio Roldán Betancourt se transportaba, confundiéndola con la del oficial de la Policía.[3]​ En este atentado moriría el mandatario antioqueño, dos policías, su escolta y su conductor.

A raíz de este atentado, el coronel Franklin renunció a cualquier tipo de protección oficial porque no deseaba dejar más viudas y huérfanos en esa guerra sin cuartel que se estaba adelantando contra el narcotráfico.[4]

A las 6:15 a.m. del 18 de agosto de 1989, el coronel Franklin fue asesinado en Medellín cuando se dirigía hacia el Comando del Departamento de Policía Antioquia. Había partido de su residencia en un vehículo sin blindaje (camioneta Nissan color blanco), y acompañado por un conductor y un agente de la Policía.

Cuando el conductor detuvo el vehículo, supuestamente porque el semáforo estaba en rojo, el coronel Franklin le preguntó "¿Por qué esta nervioso?", frente a lo cual el conductor, antes de huir del carro, respondió "Mi coronel lo van a matar...". En ese momento el automóvil donde se desplazaban miembros del grupo Los Priscos armados con fusiles AR-15, Steyr AUG y AK-47 se hizo justo al lado, donde ellos tuvieron la posibilidad de disparar contra el coronel Franklin.[5]

El testimonio anteriormente descrito fue dado por el agente acompañante Marín cuando fue entrevistado por el Noticiero 24 Horas, en la noche del 18 de agosto de 1989, mientras en otro punto del país era asesinado el candidato a la presidencia Luis Carlos Galán, quien también estaba amenazado por la mafia colombiana por su intención de extraditar a los capos si resultaba electo presidente.

Se dice que los sicarios le dispararon al oficial durante varios minutos, y presuntamente fue impactado por la escandalosa cifra de 500 proyectiles. Esta es la versión de un testigo que presentó su versión de los hechos en directo a través de una emisora radial de la capital colombiana.



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