Yves Bonnefoy cumple los años el 24 de junio.
Yves Bonnefoy nació el día 24 de junio de 1923.
La edad actual es 101 años. Yves Bonnefoy cumplió 101 años el 24 de junio de este año.
Yves Bonnefoy es del signo de Cancer.
Yves Bonnefoy nació en Tours.
Yves Bonnefoy (Tours, Indre y Loira, 24 de junio de 1923-París, 1 de julio de 2016) fue un poeta, crítico literario, ensayista, traductor y prosista francés, que destacó como traductor de Shakespeare y por sus ensayos fundamentales sobre arte y artistas del Barroco y del siglo XX, incluyendo a Goya, Joan Miró y Alberto Giacometti.
El padre de Yves Bonnefoy fue montador de los talleres ferroviarios de Paris-Orléans; su madre era enfermera, y más tarde llegó a ser institutriz. De joven, Bonnefoy pasó muchos años en Tours, si bien en vacaciones iba a menudo a Toirac (Lot), en casa de sus abuelos maternos; ese será, como ha dicho, su «verdadero lugar», su lugar de referencia para él (L'Arrière-pays). En 1936, la muerte de su padre va a dar un giro a su vida. Tiene por entonces 13 años, y tendrá que estar recluido en su casa para estudiar.
Hace sus estudios secundarios en un instituto de Tours, y elige ya las matemáticas y la filosofía como preferidas; sigue después en esa ciudad estudiando latín y matemáticas, rama que elige en las Universidades de Poitiers y de París. Se instala en la capital francesa en 1944. Desde entonces, realizará numerosos viajes, por Europa (notablemente por Italia), y por los Estados Unidos.
Entre 1943 y 1953, abandona la matemática (pero guardará el gusto por la sobriedad y la inventiva disciplinada de ésta). Se consagra a la poesía, la literatura y también a la historia del arte, pues sigue las enseñanzas de uno de los más originales estudiosos franceses, André Chastel. Al principio se vincula al surrealismo, movimiento del que se apartará en 1947, al percibir cierta gratuidad en sus producciones: véase André Breton à l'avant de soi. Pero los poetas que le van a influir, por ser a su juicio los verdaderos revolucionarios en la lírica, son Gérard de Nerval, Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud, a quien dedicó un libro pionero, y Stéphane Mallarmé; sobre todos ellos ha escrito páginas influyentes una y otra vez.
Además, Bonnefoy es autor de numerosas traducciones (principalmente inglesas, si bien también tradujo a Leopardi), pero destaca sobre todo su trabajo extraordinario con Shakespeare (Hamlet, Macbeth, El rey Lear, Romeo y Julieta, Julio César, Cuento de invierno, La tempestad, Antonio y Cleopatra, Otelo, Como gustéis, Poemas, Sonetos). Desde 1960, ha venido siendo invitado por numerosas universidades, nacionales o no (en Ginebra, norteamericanas). En 1981, tras el fallecimiento de Roland Barthes, le fue encomendada la cátedra de Estudios comparados de la función poética en el Colegio de Francia; allí desarrollará una fructífera actividad hasta 1993, con sus lecciones magistrales y sus invitaciones a figuras de relieve, como Jean Starobinski.
Se dice que es el poeta francés más importante de la segunda mitad del siglo XX; su poesía, muy concentrada, no es muy extensa. Pero su actividad plural ha sido incesante, y su obra ensayística ha cobrado una dimensión fuera de serie. Bonnefoy ha recibido varios premios; el de la Crítica (1971), el Balzan (1995) y el Franz Kafka, que le fue entregado en Praga el 30 de octubre de 2007.
En el año 2013 fue galardonado con el Premio en Lenguas Romances que otorga la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en México.
Además de ser el escritor de la ensoñación controlada (L'Arrière-pays, Récits en rêve) y de la obsesión por las imágenes, se le considera un «poeta del lugar y de la presencia», junto a otros escritores como Philippe Jaccottet, por ejemplo, amigo suyo. Según dice él, la presencia es la experiencia inmediata, pura, vinculada al mundo: sus evocaciones filosóficas suelen partir de los neoplatónicos pero para desplazar sus nociones comunes.
Para Bonnefoy, que por lo demás es un gran teorizador, el concepto y la abstracción pueden separar a los seres humanos del mundo sensible, pues las cosas cotidianas y las miradas ajenas pesan en ellos, en sus mentes, mucho más que las ideas. Su poesía supone la trasmutación de esa experiencia en un lenguaje que no quiere ser arrebatado por la falsedad de lo trivial o de lo inmediato, que desea expresar la unidad de nuestra percepción del mundo rescatando y puliendo determinadas experiencias sensibles o emocionales.
Su último libro, L'Écharpe rouge, reconstruye parte de la vida de sus padres en una rememoración muy íntima que arranca de un centenar de versos interrumpidos y recuperados en 2009, escritos cincuenta años antes, hacia 1964. Apareció en abril de 2016. Es uno de sus textos capitales hoy.
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