Alekséi Nikoláyevich Románov (Алексе́й Никола́евич; 12 de agosto de 1904 - 17 de julio de 1918) fue el último zarévich del Imperio Ruso. Fue el quinto hijo y único varón nacido del matrimonio de Nicolás II y Alejandra Fiódorovna. Su título oficial era Su Alteza Imperial, zarévich y gran duque de Rusia. Tras la Revolución rusa de 1917, murió fusilado junto a su familia el 17 de julio de 1918 en Ekaterimburgo.
Alekséi (también conocido como Alejo por la castellanización de su nombre) nació el 12 de agosto de 1904 en el Palacio de Peterhof. Su esperado nacimiento alegró profundamente a sus padres, quienes anhelaban la llegada de un heredero al trono imperial. Sus hermanas fueron las grandes duquesas Olga, Tatiana, María y Anastasia.
Días después de nacer, el 3 de septiembre de 1904, fue bautizado en la capilla de Peterhof. Sus principales padrinos fueron su abuela, la emperatriz viuda María Fiódorovna; su tío abuelo, el gran duque Alekséi Aleksándrovich; su hermana Olga; Cristián IX de Dinamarca; Eduardo VII del Reino Unido; y Guillermo II de Alemania. Además, ya que Rusia se encontraba en guerra con el Japón, todos los soldados del ejército y armada rusa fueron nombrados padrinos honorarios. La condesa Sophie Buxhoeveden narró sobre la ceremonia:
Fue bisnieto por línea materna de la reina Victoria. Aún existen especulaciones sobre si el zarévich sufría de hemofilia o de porfiria, una enfermedad heredada de Jorge III que provoca un desorden en la sangre (anemia hemolítica, hemorrágica) similar a la hemofilia, aunque las evidencias de otros descendientes de la reina Victoria afectados, han conducido a pensar que la hemofilia fue la enfermedad que padeció, y que propició algunos cambios en la historia europea, dado que su madre intentó aliviar sus padecimientos mediante consultas a Rasputín, que se convirtió en el principal curandero del zarévich, y que hizo valer esta situación para sus posteriores influencias. A causa de esta enfermedad, cada vez que tenía un accidente o un golpe, el acontecimiento se convertía en un calvario para sus padres y las largas convalecencias que seguían condicionaron su infancia más bien solitaria, pues su madre no gustaba de dejarle jugar con otros niños por temor a que lo pudieran lastimar. Como sus padres, probablemente debido a su condición, le consentían fue al principio un niño travieso pero a medida que crecía y empezaba a comprender su situación, se volvió más reflexivo. Hay indicios de que en sus últimos años, buscaba hacerse daño a propósito.
Fue heredero al trono desde su nacimiento hasta 1917. En marzo de ese año, al producirse la Revolución de Febrero, su padre abdicó en su favor, pero enseguida se retractó y renunció en favor de su hermano Miguel IV de Rusia, ya que a Alekséi no se le daban más de seis años de vida debido a su enfermedad. En agosto de 1917, fue exiliado con sus padres y hermanas a Tobolsk, Siberia, y en la primavera del año siguiente a Ekaterimburgo. Todos fueron asesinados por los bolcheviques en la madrugada del 17 de julio de 1918 en la Casa Ipátiev. El joven se encontraba sentado en las rodillas del zar cuando este fue ejecutado, y tras ser descubierto con vida, fue rematado de un disparo en la cabeza por el ejecutor de su padre, Yákov Yurovski.
Iba a cumplir catorce años el 12 de agosto y murió el 17 de julio. En el momento de la ejecución, el zarévich se hallaba inválido a causa de un golpe en la rodilla derecha, el cual le hizo pasarse sus últimos días en cama.
Después de la disolución de la URSS, salió a la luz el lugar donde se encontraba enterrada la familia imperial. Así que en 1991 se exhumaron los cuerpos, pero entre los restos faltaban dos de los once cadáveres que sumaban la familia real junto con los demás sirvientes asesinados esa noche. Después de un minucioso estudio científico, se descubrió que los cuerpos eran los de Alekséi y Anastasia o María (sus hermanas). El zarévich, junto al resto de la familia, fue canonizado como mártir por la Iglesia ortodoxa en 2000. En 2007, tras ser desclasificados documentos secretos de la antigua URSS, que permitieron su hallazgo, se anunció el descubrimiento, en un bosque cerca de Ekaterimburgo, de los cuerpos de Alekséi y María, que, tras serles realizadas las pruebas de ADN, se comprobó que realmente pertenecían a los hijos del zar. Fueron enterrados junto con sus padres y hermanas en la catedral de la Fortaleza de San Pedro y San Pablo.
En su condición de zarévich y a pesar de su corta vida, Alekséi recibió diversas condecoraciones, otorgadas por varios gobiernos extranjeros, que siguen en su forma de representación gráfica debajo de estas líneas. Las condecoraciones rusas se disponen por orden de prelación dentro de la jerarquía de las mismas en el imperio. Nótese que con la concesión de la Orden de San Andrés, la más alta del Imperio, se concedían a la vez las Órdenes de San Alejandro Nevski, del Águila Blanca, de Santa Ana y de San Estanislao.
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