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Laguna de los Padres



¿Dónde nació Laguna de los Padres?

Laguna de los Padres nació en Argentina.


La Laguna de los Padres es una laguna ubicada a 12 km del microcentro de la ciudad de Mar del Plata, Argentina. Se encuentra transformada en un gran parque público, desde la expropiación en 1946 de la estancia que la contenía. Se accede a la Reserva Integral Laguna de Los Padres desde el km 12.5 de la Ruta 226. La Laguna de los Padres y el Barrio Sierra de los Padres, ofrecen una opción diferente para sus visitantes, en un marco natural y con paisajes invaluables.[cita requerida]

Esta laguna recibe su nombre actual desde fines del siglo XVIII ya que con Padres se alude al apelativo que comúnmente refiere a los sacerdotes cristianos católico-romanos, ya que misioneros jesuitas fundaron la primera localidad relativamente estable (aunque pese a ellos su existencia fue efímera) en la zona durante el antedatado siglo.

En las orillas de la laguna los jesuitas fundaron, en 1746, la Reducción Nuestra Señora del Pilar, El 13 de noviembre de 1746, dos misioneros de la Compañía de Jesús, los Padres José Cardiel y Thomas Falkner, clavan la Cruz y entablan la doctrina cristiana a la vera de una laguna grande, para esa época innominada, fundando de esa manera, la misión de Puelches de Nuestra Señora del Pilar del Vuulcan. Esta misión, no fue un designio aislado, sino, parte de un proyecto de mucho más envergadura, que consistía en fundar una misión cada cuarenta leguas españolas, desde el río Salado, de la Provincia de Buenos Aires, hasta el Estrecho de Magallanes. Y es que para los primeros años del siglo XVIII, los jesuitas del Paraguay, ya tenían sus ojos puestos en las regiones australes de las llanuras pampeanas.

Este proyecto nace en una época de esplendor para la Compañía, pero también paradójicamente en tiempos muy cercanos al extrañamiento, que por Real Decreto de veintisiete de febrero de 1767 da el monarca Carlos III, por lo que los jesuitas no pudieron desarrollar en toda su plenitud esa inculturación que, desde la fe cristiana, habían implementado en otras latitudes de nuestro espacio territorial desde el año 1585 en adelante.

El primero de enero de 1751, los jesuitas habían logrado reunir un número aproximado a los mil doscientos naturales en la misión y este número dio lugar a que la Legislación Indiana del Consejo de Indias, contemple la fundación del pueblo, que no lo permitía cuando la población era inferior a mil almas, `por lo que el gobernador de Buenos Aires firmó el acta de fundación del Pueblo del Pilar, primer pueblo oficialmente fundado al sur del Salado. Este primer pueblo , regido por su correspondiente cabildo en este caso con autoridades elegidas entre la población indígena.

Para fines de ese mismo año, los conflictos originados en la ciudad contra los jesuitas que se oponían al vil comercio, fundamentalmente de aguardiente con que los pulperos trashumantes, esquilmaban a los indios en negocios espurios y los graves enfrentamientos entre el gobernador José de Andonaegui y el cacique general Nicolás Cangapol, hizo suponer a los jesuitas que se produciría una sublevación generalizada en estas llanuras orientales, por lo que el padre jesuita Matías Stroebel, párroco a la sazón de la villa, decide emprender el éxodo.

Casi doscientos años transcurrieron y en el año 1949, el Gobierno Nacional, por ley, expropia a la estancia Laguna de los Padres, el espejo de agua y casi cuatrocientas hectáreas de costa, donándoselas a la Municipalidad de Gral. Pueyrredon como Lugar y Patrimonio Histórico, habida cuenta de que esta antiquísima misión, es considerada como el primer antecedente poblacional de Mar del Plata y como el primer foco de evangelización de la región.

De esta manera quedó expedito el camino para que las comisiones de estudio, comiencen a buscar el lugar donde había estado enclavada la misión. Una vez determinado el lugar aproximado del emplazamiento jesuítico, surge la decisión política de reconstruir lo que fue en el siglo XVIII. La reconstrucción fue realizada por la Municipalidad de Gral. Pueyrredón, con la dirección y asesoramiento del Padre Guillermo Furlong Cardiff, historiador acreditado por la Compañía de Jesús, con los materiales y métodos y la disposición edilicia que en su momento ostentaba en su mínima expresión.

En la actualidad la capilla de la reducción del pilar funciona como lugar de culto, en donde se celebra todos los domingos la misa a las 16:30 (de diciembre a febrero a las 18hs), también se puede solicitar para celebrar bautismos y casamientos.

El 18 de julio de 1746, dos misioneros de la Compañía de Jesús, los Padres Tomás Falkner y José Cardiel, emprenden un largo viaje a las sierras del Vuulcan. Salen muy temprano, antes de la salida del sol desde la Casa de los jesuitas en Buenos Aires, cargando sus pertrechos y provisiones en una carreta tirada por tres yuntas de bueyes, dos mulas cargueras y dos de andar.

En un accidentado periplo hubieron de sortear numerosos obstáculos, desde los cangrejales (bajíos costeros pantanosos) del Tuyú, los guadales, jaurías de perros cimarrones y estampidas de baguales (caballos) que les cortaban el paso.

Luego de una corta estadía en la Misión de la Concepción de los Pampas en el Salado, a fines del mes de septiembre, llegaron a un lugar al que en las cartas de navegación de esa época, marcaban como “Punta de Lobos” o “Cabo de Lobos” por la gran lobería o colonia de lobos marinos, hoy “Cabo Corrientes”. Giraron en dirección O.N.O., siguiendo las indicaciones del Padre Falkner, quien había explorado anteriormente la región. Llegan al Vuulcan y se establecen en un lugar inicialmente no determinado, buscando tomar contacto con los naturales de la zona.

“Halle en las sierras, dice el Padre Cardiel, como a trescientos indios, de los que en Buenos Aires llaman Serranos. Declaré fin de mi venida y vinieron todos al paraje que yo les señalé. Comencé a acariciarlos con los medios que dije tratándose de los abipones. Mostraban gusto en que les formásemos pueblo, aunque algunos se mostraban adversos a la Cristiandad, diciendo que ser cristianos es ser esclavos y otros disparates a ese modo”. El lugar definitivo elegido para formar pueblo distaba a tres leguas del mar y al sudeste de la serranía, junto a una laguna grande para esos tiempos innominada y que al decir del Padre Falkner, “Era una bella esmeralda con forma de cifra numeral siete”. A la vera de ella, en la margen noreste y en la lomada más prominente pusieron su industria y sus grandes recursos, fundando su misión el día trece de noviembre de 1746.

Tras el éxodo de los Padres Jesuitas a fines de 1751, sus temporalidades, quedaron abandonadas por setenta años. Solo viajeros y pulperos trashumantes fueron testigos vivientes de las ruinas de la reducción jesuítica abandonada, que si bien no han dejado crónicas ni testimonios palpables que recuerden su existencia, con toda seguridad, por tradición oral, comenzó a difundirse el topónimo que daría nombre al lugar.

Pero en el año 1825, una comisión conformada por el entonces Coronel De milicias y hacendado Don Juan Manuel de Rosas, el Coronel Juan Galo de Lavalle y el Ingeniero Don Felipe Senillosa, en el memorial suscripto por los dos últimos, dan cuenta del nombre ya preexistente con el que se distinguía a la laguna como “De los Padres”.

Hasta ese momento, no existen datos concretos que den cuenta de otro topónimo. Los españoles en el tiempo de las vaquerías, valla saber porque motivo, habían dado en llamarla “De las Cabrillas” y otros como “Laguna Grande”.

Pero tres años después, un hacendado oriental, Don Ladislao Martínez Castro, toma posesión y sobre las tierras otrora ocupadas por los jesuitas, funda una estancia a la que da el nombre de “Estancia Laguna de los Padres”. De esta manera, Martínez Castro, oficializa el nombre que ya en tradición oral, recordaba a la antiquísima misión de la Compañía .

La toponimia hoy imperante en estas regiones australes de las llanuras pampeanas, es de indiscutible pertenencia a la lengua “chilli dugu”, es decir de dialectos trasandinos, que en su mayoría surgen de la presencia dominante de esas comunidades a partir de la segunda mitad del siglo XVIII.

Es sabido que la presencia mapuche en estas regiones se va haciendo notoria a partir de los primeros años de ese siglo y termina consolidándose en la tercera década del siglo XIX con la llegada del cacique Juan Calvucura en Salinas Grandes. De esta manera, por lo expresado anteriormente a la presencia de los Padres Jesuitas, no se conocía ningún vocablo toponímico permanente ni efectivo que se perpetuara en relación a la laguna hoy “De los Padres” y al área de igual nombre.

En la actualidad el parque es municipal. Dentro del mismo se encuentra el Museo Tradicionalista José Hernández, donde viviera el autor del Martín Fierro y la escuela de Educación Secundaria Agraria Nro. 1. Sobre las costas de la laguna hay distintos centros recreativos, como el Club de Pesca, el de los empleados municipales, y amplias áreas boscosas libres. Desde 1995, en ocasión de los Juegos Panamericanos, se construyó la cancha de remo, de 2000m de largo, dragando y señalizando parte de la laguna.

La laguna mide unos 2000 m de lado por 1000 de ancho, con un brazo hacia el Sur-Oeste de 1100 por 300. Es poco profunda, en promedio menos de 2m de profundidad, y tiene agua bastante clara, aunque con abundantes algas ("gambarrusa") que dificultan la navegación y la natación. Está rodeada por bosques de eucaliptos y pinos, y amplias zonas de césped.





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