Acción Comunista (AC) fue un partido político español de izquierdas que se formó en el exilio en 1964 al expulsar el Frente de Liberación Popular a su sección exterior, activa en Bélgica, Francia y Alemania. Tomó el nombre de la revista Acción Comunista, que el grupo publicaba. Entre sus militantes estuvieron Carlos Semprún y José Antonio Ubierna. A partir de 1970 entró en contacto con las organizaciones obreristas UHP y CRAS (Comunas Revolucionarias de Acción Socialista). En 1976 una parte de sus militantes, sobre todo de Cataluña, ingresaron en el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM).
AC fue legalizada en España en 1977. En las primeras elecciones democráticas participó en la candidatura del Frente por la Unidad de los Trabajadores, junto a la Liga Comunista Revolucionaria (LCR), la Organización de Izquierda Comunista (OIC) y el POUM. Después de un proceso frustrado para fusionarse con el POUM, celebró un congreso de disolución en 1978.
La revista Acción Comunista estaba influida, al igual que el colectivo al que dio nombre, por la llamada "nueva izquierda anglosajona", por la norteamericana Studies on the Left y por la británica New Left Review.
Acción Comunista no fue un grupo de inspiración específicamente trotskista, luxemburguista, libertaria o leninista. No practicaba el centralismo democrático como los partidos comunistas y tenía influencias espartaquistas, consejistas, situacionistas, de Socialisme ou barbarie, etc. Entre los autores preferidos figuraban Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo, Otto Rühle, Andreu Nin, Alexandra Kollontay, Trotsky, Joaquín Maurín, Karl Korsch, Paul Mattick, Anton Pannekoek, Claude Lefort, Cornelius Castoriadis, Guy Debord, etc. Era una asociación bastante ecléctica que no aspiraba a ser el partido de la clase obrera, ni su "polo de referencia", en la que dominaban más las ideas de "democracia obrera" y "autogestión" que la de "dictadura del proletariado". Acción Comunista se denominaba "marxista revolucionario" y se situaba en el espectro de la "nueva izquierda", si bien Antonio Ubierna escribió un libro divulgativo acerca del trotskismo en el que citaba a AC como organización trotskista. Este hecho fue criticado desde la organización calificándolo de falta de objetividad y de confundir su propia ideología con la del conjunto de los militantes.
Tenía rígidos criterios de selección de los aspirantes a militantes y había que pasar por todo un proceso iniciático para poder pertenecer a la asociación. En AC había algunos obreros y bastantes intelectuales que actualmente gozan de gran prestigio y de reconocimiento, tanto en el mundo de la investigación biológica, en la docencia universitaria (catedráticos), en el mundo del arte (artistas, críticos y gestores), en el mundo editorial, en el urbanismo, en la abogacía, en la sociología, en la psiquiatría, etc.
Acción Comunista en el interior, empezó a desarrollarse en Cataluña, en Levante y en Sevilla. En Barcelona se inició a finales de los 60, con militantes procedentes de Francia y en 1969, a través de contactos anteriores del Partido Comunista de España Internacional, se empezó a organizar en Valencia, con un militante retornado de Alemania que vivía en Sagunto y Antonio Morillas Rodríguez, estudiante de Medicina expulsado de la Universidad de Sevilla en 1968. En el núcleo inicial estaban estudiantes como Carmen Pertejo, Pepe Pertejo, Vicente Almenar y Rafael Nebot. Antonio Morillas retorna parcialmente a Sevilla, para extender la organización y a través de los contactos que venían del exterior, mediante un "viajero" que tenía camiones, entró en contacto con Enrique Martín Calleja retornado de Suiza, comenzando a crear la organización sevillana.
Los primero miembros fueron, además de Antonio (Luis) y Enrique (José), José Luis López-Cepero trabajador de Aguirre-Zabala contrata de Astilleros, Tomás Daroca, estudiante de Medicina, Eduardo González estudiante de filosofía, Isidro González, trabajador de C.A.S.A., posteriormente Alcalde San Juan de Aznalfarache, junto a varios compañeros más. En mayo de 1972 se produce una "caída" al visitar la policía la casa de Tomás Daroca buscando a su esposa Sara Fernández por unos incidentes en la Facultad de Medicina, mientras estaban reunidos y solo se salvaron Antonio Morillas que estaba en el servicio militar y varios compañeros que no estaban en el Comité, como Pepe Martín Morgado. Se retomó el proceso de reconstrucción de la local, entrando nuevos militantes como Félix Cervera, Francisco Rivas y otros. Para reforzar este trabajo, la organización envió a Rafael Nebot, desde Valencia, extendiéndose la organización en diversos barrios, algunas fábricas y la Universidad. En mazo de 1973 se produce una nueva "caída" a raíz de unas manifestaciones de repulsa a los incidentes de la Bazán de Ferrol, donde la policía causó varios muertos y son detenidos Rafael Nebot, su compañera Amparo, Miguel Castilla y Antonio Morillas, ente otros, acusados de pertenencia al Partido Comunista de España (Internacional). Fueron juzgados el 20 de septiembre de 1973, condenados a un año de prisión por asociación ilícita y propaganda ilegal.
En 1972 entró en contacto con un grupo de militantes muy activos de Madrid, la mayoría muy jóvenes, que constituían la organización obrerista UHP, sin apenas obreros, y con cierta influencia en algunos barrios madrileños. Se unieron militantes procedentes de Galicia, Salamanca, País Vasco, Aranda de Duero, Miranda de Ebro, etc. En el preludio de la transición, se unieron a AC militantes de otros grupúsculos. Asimismo, también entró en contacto con las Comunas Revolucionarias de Acción Socialista (CRAS), partidarias de la teoría del consejismo. En 1974 se produce una fractura en Sevilla, saliendo de Acción Comunista el grupo mayoritario de militantes para formar Organización Comunista, que posteriormente se unió a Unión Comunista de Liberación de Cataluña, Germanía Socialista de Valencia y Liberación de Madrid, formando el Movimiento de Liberación Comunista, desaparecido en 1977.
Con el Partido Obrero de Unificación Marxista hubo un proceso de unificación que fracasó no por falta de interés de ambas organizaciones sino por imperativos históricos: la extrema izquierda estaba siendo barrida del escenario político y, a la vista de esta situación, la mayoría de sus militantes decidieron que AC no tenía futuro como instrumento transformador de la realidad. Acción Comunista celebró un congreso de disolución en 1978, tras el cual algunos militantes se integraron en otros partidos de izquierda. La célula de Aragón, de inspiración trotskista, se integró en la Liga Comunista Revolucionaria y, asimismo, otro grupo minoritario de militantes ingresó en el POUM.
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