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Aleksandr Solzhenitsyn



Aleksandr Isáyevich Solzhenitsyn (en ruso Алекса́ндр Иса́евич Солжени́цынromanización Aleksandr Isaevič Solženicyn) (Kislovodsk, Rusia; 11 de diciembre de 1918-Moscú, Rusia; 3 de agosto de 2008) fue un escritor e historiador ruso, Premio Nobel de Literatura en 1970. Crítico del socialismo soviético, contribuyó a dar a conocer el Gulag, el sistema de campos de trabajos forzados de la Unión Soviética en el que él estuvo preso desde 1945 hasta 1956.

Gran parte de sus trabajos fueron censurados por el aparato estatal soviético, pero su obra alcanzó un volumen notable, sobre todo Archipiélago Gulag, Un día en la vida de Iván Denísovich, Agosto de 1914 y Pabellón del cáncer. Solzhenitsyn fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1970 «por la fuerza ética con la que ha continuado las tradiciones indispensables de la literatura rusa».[1]​ En 1974 fue expulsado de la Unión Soviética y se le retiró la ciudadanía; la cual le fue restituida en 1990, 16 años después. Tras la disolución de la Unión Soviética en 1994,[2]​ regresó a Rusia donde permaneció hasta su muerte en 2008.

Hijo de un terrateniente cosaco muerto poco antes de que naciera y una maestra, pasó su infancia en Rostov del Don y estudió en la Universidad Federal del Sur matemáticas y física; ya entonces intentó publicar algunos trabajos.

Se graduó en 1941 y empezó a servir ese mismo año en el Ejército Rojo hasta 1945, en el cuerpo de transportes primero y más tarde de oficial artillero. Participó en la mayor batalla de tanques de la historia (Batalla de Kursk) y fue detenido en febrero de 1945 en el frente de Prusia Oriental, cerca de Königsberg (hoy Kaliningrado), poco antes de que empezara la ofensiva final del Ejército soviético que acabaría en Berlín. La razón de esta detención fueron algunas cartas enviadas con un amigo en las que criticaba la conducción de la guerra por Stalin. Por ello, fue condenado a ocho años de trabajos forzados. Lo encerraron en la Lubianka y los primeros años de su cautiverio los pasó en varios campos del Gulag hasta que, gracias a sus conocimientos matemáticos, fue a parar a un centro de investigación científica para presos políticos, sharashka, vigilado por la Seguridad del Estado. Eso le inspiró su novela El primer círculo. El tema de las penalidades sufridas por los excombatientes de la Gran Guerra Patria, acusados de haber tenido demasiado contacto con el enemigo, aparece también en otros autores soviéticos de la época, como Vasili Grossman.

En 1950 fue trasladado a un campo especial en la ciudad de Ekibastuz, en Kazajistán, donde se gestó Un día en la vida de Iván Denísovich. En 1962, Nikita Jruschov, empeñado en distanciarse poco a poco del estalinismo, dio su venia a Aleksandr Tvardovski para que apareciera en Novy Mir, revista literaria de mayor difusión del país; el relato denuncia la vida de los condenados en el Gulag y se convirtió en un best seller. La gente hacía cola para adquirirlo y la obra provocó un debate sobre el estalinismo más grande de lo tolerable, de forma que dos años después se impidió que obtuviera el Premio Lenin y luego fue prohibida, aunque se conseguía en el samizdat y otras formas clandestinas de edición. El libro cuenta un «buen» día en la vida de un preso en un campo del Gulag.

En la década de los cincuenta el autor trabajaba de presidiario minero, albañil y forjador, y contrajo un tumor del que fue operado; el cáncer se le reprodujo y esa experiencia sirvió de material para su novela Pabellón del cáncer, que terminó en 1967. Un mes después de haber cumplido los ocho años de condena, Stalin había muerto, aunque las penas de Solzhenitsyn no habían acabado.

Aún tenía que cumplir el destierro «a perpetuidad», por lo que fue enviado a Kok Teren (Provincia de Zhambyl) desde marzo de 1953 a 1956, lo que aprovechó para escribir en secreto mientras daba las clases en la escuela primaria. Liberado y rehabilitado en 1956, a Solzhenitsyn se le permitió vivir en Vladímir y Riazán, en el centro de Rusia, donde pudo llevar una vida normal, dando clases de matemáticas y escribiendo sobre sus experiencias en la cárcel. Ese fue el material de su primera novela, Un día en la vida de Iván Denísovich (noviembre de 1962), que fue publicada gracias al deshielo provocado por la denuncia del estalinismo realizada en el XX congreso del PCUS por Nikita Jrushchov. Lo hizo el poeta Aleksandr Tvardovski en la revista literaria que dirigía, la más importante de su país, Novy Mir (Nuevo Mundo), y le procuró una gran popularidad en la URSS y fuera de ella. Pero la apertura duró poco y el autor se pasó los últimos años sesenta en un forcejeo constante para poner a salvo del KGB sus archivos y manuscritos, muchos de ellos difundidos por toda la URSS en samizdat, copias rudimentarias clandestinas. Un día en la vida de Iván Denísovich fue prohibida, y el original de El primer círculo, del que el autor había hecho varias versiones, fue confiscado, así como todos sus papeles.

Antes había publicado a duras penas Nunca cometemos errores (1963) y Por el bien de la causa (1964).

En 1969 fue expulsado de la Unión de Escritores Soviéticos por denunciar que la censura oficial le había prohibido varios trabajos, pudiendo apenas publicar las novelas El primer círculo (1968), El pabellón del cáncer (1968–1969) y Agosto de 1914 (1971). El galardón del Premio Nobel de Literatura de 1970 acudió en su ayuda; declinó sin embargo, ir a Estocolmo por temor a que las autoridades soviéticas no le permitieran regresar y también, para ultimar su obra más conocida, el monumental Archipiélago Gulag.

La primera parte fue publicada en diciembre de 1973 en París, después de que una copia del manuscrito se perdiera al caer en manos de la KGB en la URSS y su portadora, Elizaveta Voronyánskaya, secretaria del autor, se ahorcara tras haber sido torturada. «Con el corazón oprimido —explicó en la primera página—, durante años me abstuve de publicar este libro, ya terminado. El deber para con los que aún vivían podía más que el deber para con los muertos. Pero ahora, cuando pese a todo, ha caído en manos de la Seguridad del Estado, no me queda más remedio que publicarlo inmediatamente».

Para escribir esta obra Solzhenitsyn había entrevistado a 227 supervivientes de los campos de trabajo soviéticos del Gulag, cuyas identidades protegió con celo. Mezcla hechos históricos y autobiográficos con testimonios personales ajenos y la obra desencadenó un vendaval de ataques al autor en la prensa y los medios soviéticos. Fue detenido y acusado de traición el 12 de febrero de 1974 y al día siguiente se lo expulsó de la URSS y marchó al exilio. Fue deportado a Fráncfort del Meno en la República Federal de Alemania y privado de la ciudadanía soviética.

Archipiélago Gulag es un análisis del sistema de prisiones soviético, del terrorismo y de la policía secreta. Con un estilo suelto, alejado de solemnidades melodramáticas y un leve toque irónico que aliviaba la tensión lectora en un laberinto de continuas tragedias, se enumeraban las «atrocidades de un Estado enfrentado demencialmente a su propio pueblo casi desde sus inicios». A estos campos Solzhenitsyn los denominó metafóricamente archipiélago, por ser de campos de trabajo repartidos por toda la URSS. Además, el título original en ruso, Arjipelag Gulag, produce un efecto sonoro impactante.

Archipiélago Gulag se publicó primero en Francia (1973) y apareció poco después en otros idiomas. Archipiélago Gulag 2 y Archipiélago Gulag 3 fueron publicados en 1975 y 1978 respectivamente.

Viajó a los Estados Unidos en 1975 para establecerse allí tras publicar la novela-documento Lenin en Zúrich: capítulos, en una casa cerca de Cavendish (Vermont), con su esposa Natasha y sus tres hijos. Ahí se dedicó a escribir dos ensayos El roble y el ternero, fundamental para entender el mecanismo interno de la vida literaria soviética, y El peligro mortal, en el que analiza los errores de la visión estadounidense sobre Rusia. Volvió a su patria en 1994, luego de la disolución de la Unión Soviética, cuando Mijaíl Gorbachov favoreció su regreso y la recuperación oficial de la ciudadanía rusa. Según Laura Vaccaro, fue recibido como un héroe,[2]​ a pesar de lo cual no dejó de ejercer hasta su muerte el pensamiento crítico sobre Rusia.

Sus últimos trabajos son Cómo reorganizar Rusia (1990) y El problema ruso: al final del siglo XX (1992). En 1967 escribió: «No tengo ninguna esperanza en Occidente, y ningún ruso debería tenerla. La excesiva comodidad y prosperidad han debilitado su voluntad y su razón».[3]

Proclamaba que Occidente carecía de recursos morales y espirituales para resistirse a su propia decadencia. Dedicó sus últimos años a lo que considera la culminación de su trayectoria, una novela histórica de fondo tolstoiano, La rueda roja, que abarca desde la caída del régimen zarista al ascenso al poder de los bolcheviques. Es una tetralogía compuesta por Agosto de 1914, Octubre de 1916, Marzo de 1917 y Abril de 1917.

En 1983, recibió el Premio Templeton.[4]​ En una entrevista publicada últimamente afirma que uno de los principales males de Rusia consiste en carecer de una verdadera e importante administración a nivel local, que pueda fundar una democracia real desde sus cimientos.

En 2006, fue galardonado con el Premio Estatal de la Federación de Rusia para la actividad humanística.[5]​ Hasta su muerte, fue considerado un referente político y moral por la inmensa mayoría de los rusos. Incluso sus detractores admitían la rectitud de su amor por la verdad.[cita requerida]

Tras la publicación de Agosto de 1914, Octubre de 1916 y aún más después de la publicación de Doscientos años juntos, un gran número de investigadores y expertos consideran que Solzhenitsyn expresa ideas antisemitas en estas y otras obras debido a su tendencia a justificar la violencia hacia los judíos a través de la historia como castigo colectivo por los supuestos crímenes de algunos individuos que él considera judíos.[6][7][8][9]

Solzhenitsyn murió el 3 de agosto de 2008 a la edad de 89 años a consecuencia de una insuficiencia cardíaca en su residencia de Moscú, según informó su hijo a la prensa.[10][11]​ A la capilla ardiente, instalada en la sede de la Academia de las Ciencias de Rusia, acudieron en masa los moscovitas, para rendirle un último homenaje. También el entonces presidente ruso Vladímir Putin rindió homenaje al mayor crítico del régimen comunista. La tumba del escritor se encuentra en el cementerio del monasterio Donskói de Moscú, un camposanto del siglo XVI donde recibían sepultura en el pasado miembros de la realeza. Solzhenitsyn recibiría sepultura al lado de la tumba del famoso historiador ruso Vasili Kliuchevski (1841–1911), como él mismo pidió.




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