Algodre es un municipio y localidad española de la provincia de Zamora y de la comunidad autónoma de Castilla y León.
Parece estar presente un término árabe, "ġadîr" (balsa, charca), cuyo plural "ġudur", que en lengua clásica se acentúa en la primera sílaba, habría dado lugar al topónimo.Algodres portugueses. Se ha de suponer que la –u– final átona habrá caído y se habrá añadido una –e de apoyo. Compárese con el topónimo valenciano Algóder. Coromines y Terés señalan que el acento en el plural se dislocó en hispanoárabe hacia la segunda sílaba (ġudúr), por lo que la mayor parte de los descendientes se han transmitido en forma oxítona: así Algodor (registrado por los geógrafos hispano-árabes como nombre de las Lagunas de Ruidera). De ahí la reticencia expresada por Coromines ante la posibilidad de admitir que Algóder, y de pasada Algodre, deriven de gudur. Ello exigiría una preservación del acento clásico que no parece comprobarse, a juzgar por las menciones literarias acopiadas por Terés. De hecho, este mismo autor cita una referencia leonesa antigua, del monasterio de San Martín de Castañeda, a un San Andrés de Algodorio, que debe de contener esta misma raíz, pero con el acento dislocado (ġudúr). En todo caso, Coromines no excluye la presencia de otra base árabe, "akdar" (turbio, mate), cuyo plural kudr habría podido cruzarse en la evolución de Algóder y tal vez estuviese en el origen de Algodre. Semánticamente satisface más la hipótesis "al-ġudur" (las charcas, los lavajos), referida al arroyo de Algodre, análoga al Villamor de Cadozos sayagués.
Esta es la explicación de Machado para los topónimosEn las inmediaciones de los tesos son frecuentes los almendros y los pinos de repoblación y, en menor medida, las encinas. En las riberas de los arroyos son habituales los espadañales y juncales. En el resto del término se localizan varias alamedas. Los arbustos más frecuentes son la escoba amarilla y varios tipos de tomillos y romero.
Las especies animales más habituales son los conejos, liebres, pequeños roedores, cigüeñas, golondrinas, milanos y lechuzas.
Restos arqueológicos hallados en el yacimiento de «Las Regueritas» sitúan los primeros asentamientos humanos conocidos en la Edad de Bronce.
El emplazamiento actual del pueblo se origina en la repoblación medieval, llevada a cabo durante el avance de la Reconquista para ocupar las tierras próximas al Duero durante el reinado de Alfonso III en el siglo X. La primera cita documental de Algodre data del año 962, según el Becerro de Sahagún. Su nombre tiene unas claras connotaciones mozárabes traducidas como "aguas turbias", en referencia al arroyo que lleva su nombre.
En el año 1116, la reina Urraca I de León hizo cesión de la localidad de Algodre a la orden de San Juan.
El rey Fernando IV cede en 1301, con carácter vitalicio, los lugares de Algodre y Coreses al caballero "Juan Alfonso de Benavides" en reconocimiento por sus servicios prestados. A su muerte, volverán a ser lugares de realengo.
El convento de las Dueñas, el cabildo de la catedral de Zamora y la encomienda de Valdemimbre eran los mayores propietarios de terreno en Algodre. Las dos primeras instituciones tenían derecho de presentación en el nombramiento del párroco de la iglesia de Santa María de Belén.
A mediados del siglo XVIII se contabilizaban 28 vecinos, de los que 17 eran labradores, a los que socorría un pósito municipal de 200 fanegas de trigo en los momentos de necesidad.
Con la creación de las actuales provincias en 1833, Algodre pasó a formar parte de la provincia de Zamora, dentro de la Región Leonesa, si bien esta última carecía de cualquier tipo de competencia u órgano común a las provincias que agrupaba, teniendo un mero carácter clasificatorio, sin pretensiones de operatividad administrativa. Tras la constitución de 1978, y la diversa normativa que la desarrolla, Algodre pasó a formar parte en 1983 de la comunidad autónoma de Castilla y León, en tanto municipio adscrito a la provincia de Zamora.
Fuente: Instituto Nacional de Estadística de España - Elaboración gráfica por Wikipedia.
La «iglesia parroquial de Nuestra Señora de Belén» es su edificio principal. Es un templo de una sola nave que ha sido restaurada recientemente. Fue edificado en sillería y mampostería en el siglo XVII con espadaña de ladrillo enfoscado. Se entra por un pórtico con arco escarzado y puerta con arco de medio punto. Destaca la complejidad arquitectónica de la capilla mayor, del siglo XVI, cubierta con bóvedas de ojivas y nervios cruceros sobre esbeltas columnas que sostienen el arco triunfal apuntado. El retablo mayor, tetrástilo, de cuatro espiras las columnas del primer cuerpo y con una hornacina de medio punto en el ático, está presidido por la Virgen de Belén, talla romántica del siglo XIII, sedente en su origen pero reformada en el siglo XVI. Son imágenes meritorias las de San Antonio, de mediados del siglo XVIII, situado en un lateral, y las tallas de San Antonio Abad, del siglo XVI, y de Santa Águeda, labradas en el siglo XVIII. Remata la composición arquitectónica San Bernardino con la mitra a los pies y una custodia y el báculo en sus manos. Esta parroquia convivió con otra dedicada a Santo Tomé, cerrada al culto en el siglo XVII y luego utilizada como panera. La «ermita de la Vera Cruz» fue transformada en cementerio en 1838.
Notables son las muestras de la arquitectura popular en barro de Algodre. Se conserva aún construcciones realizadas a base de barro, piedra, teja y madera. Estos elementos reunían tres condiciones básicas de la arquitectura popular: ser útil, ser barata y encontrarse en un entorno relativamente pronto. Entre ellas destacan las viviendas y las bodegas.
Las viviendas son sencillas, de una sola planta, con pórtico de entrada y vestíbulo, desde donde se pasaba a las salas con alcobas, habitaciones, escalera del sobrao y a la cocina con hogar. Desde allí se accedía al corral con su tenado, donde se guardaban los aperos agrícolas, el carro y la leña.
Las bodegas han tenido siempre gran importancia en la vida cotidiana de Algodre. Las fachadas cortadas a plomo dan paso a estas cuevas subterráneas, construidas excavando una galería inclinada que conducía a la cámara principal. Al mismo tiempo se abrían las zarzas para que favorecieran la aireación, evitaran la humedad y facilitaran la salida de gases de la fermentación. La tierra extraída se acumulaba encima de la galería para protegerla e impedir las filtraciones, causa principal de los temibles derrumbes. En la galería principal se abren sisas para almacenar las cubas, tinajas y toneles que conservan el vino.
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