La arquidiócesis de Huancayo (en latín, Archidioecesis Huancayensis) es una jurisdicción eclesiástica de la Iglesia católica en el Perú, sede metropolitana de la provincia eclesiástica de Huancayo, con dos sedes sufragáneas: Huánuco, Tarma. La jurisdicción de la arquidiócesis comprende las provincias de Yauli, Jauja, Concepción, Chupaca y Huancayo, con 96 distritos pertenecientes a la región Junín.
La sede episcopal de Huancayo fue establecida el 18 de diciembre de 1944 y el 30 de junio de 1966, fue elevada a sede metropolitana, con el nombre de arquidiócesis de Huancayo.
El actual arzobispo metropolitano, el cardenal Pedro Ricardo Barreto Jimeno, S.J., fue nombrado el 17 de julio de 2004 y tomó posesión de la arquidiócesis el 5 de septiembre de 2004. La sede titular del arzobispo es la catedral de Huancayo.
La arquidiócesis cuenta en 2013 con 44 parroquias, abarca unos 15.145 km².
Para formar a los aspirantes al sacerdocio, la arquidiócesis cuenta con un seminario arquidiocesano.
En una extensión superficial de 15 145 km² habitaban en 2006 952.000 personas de las cuales 857.000 profesaban la religión católica, el 90,0 %. En 1966 es elevada a sede arzobispal por el papa Pablo VI, asignándole como sufragáneo la diócesis de Huánuco y la diócesis de Tarma.
La diócesis católica de Huancayo, dependiente de la Arquidiócesis de Lima fue creada por el papa Pío XII mediante bula “Supremum Apostolatus Munus” del 18 de diciembre de 1944 en el ámbito del departamento de Junín, segregándola de la diócesis de Huánuco. Su primer obispo fue monseñor Leonardo José Rodríguez Ballón, OFM.
El 15 de mayo de 1958, con la bula “Eclesia Navem”, el papa Pío XII creó la prelatura de Tarma, abarcando las provincias de Daniel A. Carrión, Pasco, Junín y Tarma. El papa Juan Pablo II elevó la Prelatura al rango de diócesis, el 21 de diciembre de 1985, con la Constitución Apostólica “Cum Satis”.
Elevada a sede metropolitana el 30 de junio de 1966 por el papa Pablo VI mediante bula “Quam Sit Christifidelibus Utilitate”. Se crea el 23 de octubre del mismo año, siendo su primer arzobispo monseñor Mariano Jacinto Valdivia y Ortiz.
La arquidiócesis de Huancayo es dirigida por el arzobispo de Huancayo que es asistido por un obispo auxiliar que ayuda en la administración como parte de la curia arquidiocesana.
El cardenal Pedro Barreto Jimeno S.J., actual arzobispo metropolitano, fue nombrado el 17 de julio de 2004, tomó posesión de la arquidiócesis el 5 de septiembre y recibió el palio arzobispal de manos papa Benedicto XVI, el 29 de junio de 2005 en Roma en la festividad de los Apóstoles Pedro y Pablo.
Tras desempeñarse como vicario general de la arquidiócesis el presbítero Carlos Alberto Salcedo Ojeda, O.M.I. fue nombrado por Su Santidad Francisco obispo auxiliar de Huancayo y obispo titular de Mattiana el 30 de enero de 2006.
El 18 de diciembre de 1944 se crea la diócesis de Huancayo y elevada a la categoría de arquidiócesis, el 30 de junio de 1966 por el papa Pablo VI. La sede episcopal de Huancayo ha estado gobernada por 7 prelados, los cuales son:
Valdivia y Ortiz fue el prelado que por más tiempo gobernó la sede episcopal de Huancayo, pues estuvo desde 1956 hasta 1971 (15 años). En cambio, fray Leonado José Rodríguez Ballón, O.F.M. fue quien menos tiempo estuvo frente del episcopado, pues duró desde 1944 hasta 1946 (2 años).
De los siete prelados, tres fueron limeños, uno del Imperial (Cañete), uno de Arequipa, uno de Miraflores, uno de Carhuaz (Ancash).
La provincia eclesiástica de Huancayo está formada por la arquidiócesis de Huancayo -que es la sede metropolitana- y las diócesis sufragáneas de Huanúco y Tarma. Además, el arzobispo de Huancayo es el metropolitano de la provincia y tiene autoridad muy limitada sobre las diócesis sufragáneas.
La provincia fue creada cuando Huancayo pasó a ser sede metropolitana. Actualmente, la provincia tiene alrededor de 96 parroquias, abarca unos 73177 km² en donde habitan aproximadamente 2 213 000 católicos. La diócesis de Huanuco es la sede episcopal más antigua de la provincia siendo erigida en 1865.
Para efectos de su organización interna y la provisión de los servicios pastorales a los fieles, la arquidiócesis está dividida en cinco vicarias episcopales, las cuales se dividen en parroquias, la célula básica de la estructura de la Iglesia Católica en cualquier parte del mundo.
Cada vicaria episcopal está a cargo de un vicario episcopal, además funge también como párroco de la parroquia sede de su vicaría.
Como parte de su compromiso y misión, brinda formación sacerdotal a los candidatos al sacerdocio.
Para atender las aspiraciones al ministerio presbiteral, el arzobispado cuenta con un seminario mayor para la formación de los aspirantes al sacerdocio en el clero secular.
De acuerdo al Anuario Pontificio 2020 la arquidiócesis tenía a fines de 2019 un total de 530 869 fieles bautizados.
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