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Búnker (política)



Se denomina popularmente búnker al movimiento político de extrema derecha, que no dispuso de estructuras propias y que se manifestó en España en la década de 1970 y principios de la de 1980 (Transición española), formado por aquellas personalidades del franquismo que se oponían completamente a la reforma del régimen, tras la muerte de Francisco Franco y defendían el Movimiento Nacional. El periódico más importante del búnker era El Alcázar.

A la cabeza del movimiento se situó quien fuera Ministro de Trabajo, el falangista José Antonio Girón de Velasco[1]​ y junto a él, corrientes tanto en el ejército (Carlos Iniesta Cano, Milans del Bosch, Fernando de Santiago, Alfonso Pérez-Viñeta), como en la Iglesia (Hermandad Sacerdotal Española[2]​ y nombres como Fernando Quiroga Palacios o José Guerra Campos)[3]​ y la política, encarnadas por Falange Española (José Luis Arrese, Raimundo Fernández-Cuesta, Tomás García Rebull, Juan García Carrés, Luis Valero Bermejo...) y por la organización Fuerza Nueva, de Blas Piñar.[4]

El vocablo búnker para referirse al colectivo de extremistas de derecha lo popularizó Santiago Carrillo,[5]​ que lo empleó en un artículo titulado O la libertad o el búnker,[6]​ dando a entender que la negativa a iniciar la senda democrática supondría para los defensores de la dictadura un final análogo al de Adolf Hitler en el búnker de Berlín, que a la postre terminó siendo su tumba.[7]

El búnker comienza a constituirse en 1974[8]​ año previo a la muerte del dictador Francisco Franco, aunque algún autor remonta su génesis a 1970, coincidiendo con los primeros signos de agotamiento del régimen y las voces que claman por su renovación[9]​ e identifican el movimiento con la figura de quien durante unos meses fue presidente del Gobierno Luis Carrero Blanco.[10][7]

Como corriente de pensamiento inmovilista, los miembros del búnker se opusieron sistemáticamente, y mediante distintas vías a todos y cada uno de los pasos que se fueron tomando para el desarrollo de la Transición Española desde la dictadura a la democracia, comenzando por su radical oposición al denominado Espíritu del 12 de febrero y su eventual corolario, la Ley de Asociaciones Políticas. Oposición expresada mediante artículos de opinión en medios de comunicación afines, siendo el más destacado el firmado por Girón de Velasco en el diario Arriba, el 28 de abril de 1974, conocido popularmente como el Gironazo[11]​ dando así al traste con cualquier intento de reforma[12]​ y precipitando la destitución del aperturista ministro de Información y Turismo Pío Cabanillas.

Antes de la muerte de Franco hubo todavía presiones para que la Corona recayese no en el designado Juan Carlos, sino en su primo Alfonso de Borbón y Dampierre,[4]​ a la sazón casado con la nieta del dictador María del Carmen Martínez-Bordiú, por lo que la operación contaba con el apoyo de su padre Cristóbal Martínez-Bordiú y su abuela Carmen Polo.[13]

Con posterioridad a la muerte del dictador, el búnker intentó impedir cada uno de los cambios que se iban sucediendo en la vía de la democratización.

Se han señalado las conexiones del búnker con los sucesivos intentos de acabar con el sistema democrático que comenzaba a gestarse en la España de la década de 1970, identificándose los sucesos de 1978, 1979, 1980 y 23 de febrero de 1981.[14]




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