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Bituima



Bituima es un municipio colombiano del departamento de Cundinamarca, ubicado en la Provincia de Magdalena Centro, a 80 km al occidente de Bogotá.

Existen dudas sobre si el topónimo de Bituima es de origen panche o muisca. Según Joaquín Acosta Ortegón, «Bituima» es una palabra de origen muisca que significa «vuestro boquerón». Sin embargo, los bituimas pertenecían a la nación panche y eran enemigos tradicionales de los muiscas. También se decía Vituzima o Vitueyma.

En la época precolombina, el territorio del actual municipio de Bituima estuvo habitado por los indígenas bituimas, de la nación panche. Su cacique, llamado Bituy, o Bituimé, era considerado un «oráculo» al que le consultaban lo pasado, lo presente y lo futuro, según testimonio del cronista Lucas Fernández de Piedrahíta. Continuamente, los bituimas hacían incursiones y ataques en territorio de los muiscas. El poblado indígena se encontraba en lo que hoy es la vereda de Cambular, cerca al río Contador. El citado cronista describe el pueblo indio de Bitumia de esta manera:

Recién llegados los españoles a la Sabana de Bogotá, los panches, al mando del cacique de Bituima, invadieron el pueblo muisca de Zipacón, arrasando casas y sementeras.

En 1541, Hernán Pérez de Quesada, acompañado por un pequeño destacamento español y otro más numeroso de guerreros muiscas conocidos como güechas, atacó a los panches, quienes salieron al combate dirigidos por los bituimas y los nimaimas.

Luego de sangrientas luchas, Pérez de Quesada ordenó quemar la población de Nimaima. Los panches alcanzaron a escapar y, en venganza, tomaron como rehén al capitán Cardozo, junto con su caballo, a los que se querían comer, pues los panches eran antropófagos; sin embargo, tras varios días de asedio, se vieron reducidos por la superioridad del enemigo, que llevaba armas de fuego y perros de caza y además iban respaldados por los güechas, o guerreros muiscas, que conocían el terreno.

Finalmente, Hernán Pérez ordenó a Hernán Venegas Carrillo que fuese con 50 infantes y 10 caballeros a incendiar el pueblo de Bituima, y luego, siguiendo por Anapoima y por el río Bogotá, volviese de regreso a Tena (se advierte que Bituima queda muy distante de Nimaima).

Muerto el cacique Bituy, su hija Bituimita le sucedió en el mando y restableció el pueblo en otro lugar.

Fue primer cura doctrinero Fray Lope de Acuña, Dominico. Los bituimas fueron repartidos en tres encomiendas: una de la Real Corona, otra de Diego de Fuenmayor y la tercera de Jacinto de Herrera, vecinos de la ciudad de Tocaima, por cuya razón pertenecían a esta jurisdicción. Otros bituimas aparecían encomendados en Antonio Mexía junto con algunos anapoimas.

Hasta 1627 los bituimas vivieron dispersos en sus respectivos rancheríos; en ese año, el Oidor Lesmes de Espinosa Saravia visitó los repartimientos de esta población, así como la de San Sebastián de Mariquita y otras del Occidente de Santafé. Habiéndolos encontrados dispersos y sin doctrina permanente mandó que formaran poblado en el sitio de Bituima, donde estaba la iglesia doctrinera, para lo cual comisionó al cura fray Pedro Martín de Cárdenas por auto de 7 de agosto de 1627, que decía:[4]

El visto bueno de los caciques para la fundación del nuevo pueblo fue documentado por escribano en los siguientes términos:

En 1678 el procurador franciscano fray Nicolás de Benavente y Castro informaba que los Bituymas habían dejado su pueblo y se habían ido la mayoría al monte, por lo que pedía atribuciones para juntarlos de nuevo, de modo que se les pudiera impartir doctrina. Unos estaban en las montañas impenetrables y otros en los trapiches y hatos de Guaduas y Villeta y en las minas de Mariquita y Honda. Tan solitario estaba el pueblo que de las dos campanas que tenía la iglesia, una se la robaron. Dada la autorización en julio de 1679, fue comisionado el corregidor del Partido de los Panches, Francisco de Cuéllar y Losada, para traerlos de regreso.

El 6 de septiembre, Fray Nicolás comunicó haber designado cura doctrinero para Bituyma, que estaba despoblada, sin casi ningún indio residente y sólo unos pocos vecinos pobres que con urgencia pedían auxilios espirituales. No había casa cural y la iglesia estaba cayéndose, por lo que pedía se le despachase juez poblador para que recogiese a los indios y los trajese de donde estuvieren.

El 24 de septiembre, don Juan de Herrera Maldonado, alcalde ordinario de la Villa de San Miguel de las Guaduas, dio plazo de un mes a los vecinos para que «acudan con sus gentes a hacer dichas casas» según la repartición que hiciere el doctrinero y los indios so pena de 20 patacones. Este día se congregó mucha gente en la plaza y se dio inicio a su reedificación.

El expediente en que se consignaba la difícil situación de Bituima pasó a la Península, llegando a la Corte de Madrid, donde por Real Cédula del rey Don Carlos II, se ordenaba la inmediata repoblación, con fecha de 20 de octubre de 1679. La Real Cédula llegó a la Real Audiencia de Santafé, donde su Presidente, don Francisco Castillo de la Concha, se vio precisado a hacerla cumplir de inmediato. La Real Cédula dice así:

Para cumplir la orden del rey Don Carlos, se nombró poblador al cura doctrinero fray Andrés de Velasco Cuéllar Rangel, quien recogió a los indios, los llevó a Bigtuyma (como se escribía también entonces) y dirigió la reedificación de sus casas. Más tarde informaba al Corregidor que en el mes de julio estuvo allí y no encontró indios sino la iglesia...

Notificado el Corregidor Cuellar de la anterior providencia el día 21 de enero de 1680, en la plaza de Bituyma, en señal de obedecimiento puso el documento sobre su cabeza y procedió de inmediato. Al siguiente, para comprobar la población, hizo censo y descripción de los indios poblados, entre quienes figuraban Domingo García, Domingo Serrezuela, Andrés Bituyma y Pedro Lucama, entre otros.

Como acababa de morir el cacique Don Domingo a los pocos días de poblado, se convocó a los indios para que eligieran al sucesor de su cacique, que lo fue su hermano Don Bernabé por no haber otro de mejor derecho, y nombraron alcalde y se puso rollo en la plaza. Al otro día se hizo el inventario de la iglesia, que era muy vieja, sin puertas y sin ventanas. Entre las imágenes se relacionó una de Nuestra Señora de Belén del Rosario.

Los intentos de repoblamiento fueron infructuosos. Por decreto de 28 de febrero de 1752 se dispuso trasladar a los pocos indios que aún vivían en Bituyma al pueblo más cercano y avaluar sus tierras de resguardo para rematarlas, diligencia que se ejecutó el 7 de noviembre por un valor de 200 pesos. Sin embargo, esto no se cumplió de inmediato. En octubre de 1771 había ocho indios, en vista de lo cual el 5 de noviembre el Fiscal pidió su traslado y recomendó a los vecinos gestionar la erección de una parroquia de blancos.

En 1772 ya no quedaban en el pueblo sino dos indios y solo entonces se verificó el remate de tierras, que se hizo en cabeza de Don Marcos Vela, vecino de Tocaima, a quien entregó los títulos respectivos el alcalde de la santa hermandad Don Juan José Millán el 16 de diciembre de ese año. Esta adjudicación parecía en calidad de traspaso, pues el dueño aparente era el señor Millán, quien poco después tenía las tierras en arriendo por cesión que le hiciera Marcos vela. El 11 de agosto de 1794 el abogado Luis de Ovalle pidió sacarlas a remate, lo cual fue aceptado y se avaluaron las tierras en 300 pesos. Pregonado en Santafé el 14 de noviembre se ejecutó el 29 de noviembre de 1795 a favor del dicho Millán, a quien se dieron las tierras del resguardo por los mismos linderos del curato.

En 1772 se refundó la nueva población de Bituima como parroquia de blancos, cuya erección se gestionó a partir de 1795, cuando los vecinos tomaron posesión de algunos terrenos y vinieron a edificar sus casas y a residir en ella. Don Ángel Bonilla declaró en julio de 1794 que Juan José Millán era tenido como propietario, y el vecino Miguel Enciso que desde mucho tiempo no vivían indios allí y que estas tierras se hallaban pobladas y habitadas de vecinos blancos.

Entre 1752 y 1808, la familia Millán ejerció una gran influencia y poder en el Valle de Bituima y en toda la jurisdicción de Tocaima.[5]​ Se conoce la existencia de don Juan Antonio Millán Basto, casado con doña Ana Josefa de la Pava Hernández, con quien tuvo una hija llamada María Antonia Millán de La Pava, nacida en Bituima el 12 de noviembre de 1786, quien se casó de manera irregular con el teniente de infantería José Ramón de Leyva, secretario de cámara del Virreinato en Santa Fe. La historia de la familia Millán sirvió de inspiración a Gabriel García Márquez para crear la idea de una película titulada Bituima 1780, de la serie De Amores y Delitos, en 1995.

En 1837 se construyó la iglesia actual, en estilo neogótico, y la iglesia colonial fue demolida.

El 9 de abril de 2006, domingo de ramos, en la misa del mediodía, el techo de la iglesia salió volando por un fuerte ventarrón, destruyendo las columnas que lo soportaban y dejando a varias personas muertas. La caída de la iglesia fue debido a su poco mantenimiento y a la fuerte llovizna que cayó ese día sobre el municipio; la iglesia, tenía alrededor de 100 años de antigüedad. Los heridos fueron trasladados a diferentes centros de asistencia en Facatativá, San Juan de Rioseco y Bogotá.

El municipio de Bituima cuenta con dos centros poblados y 16 veredas.[6]

Centros Poblados:

Veredas:

Pajitas, Cajón, Cambular, Centro, Periquito, Garita, Volcán, San Cristóbal, Aposentos, Gualivá, Caracol, Palo Blanco Bajo, Montaña, Palo Blanco Alto, Rincón Santo, Progreso.

Saliendo por la calle 13 y a 3 km después de Albán se encuentra un desvío a mano izquierda bajando que conduce a la población de Cambao. Bituima es considerado la tierra del encanto de Colombia. La cabecera municipal se encuentra a una altitud de 1627 m s. n. m., con una temperatura media anual es de 20.9 °C.[7]



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