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Bizcocho (España)



El bizcocho (España, Sudamérica y Antillas), queque (Perú, Chile, Bolivia, Costa Rica, Nicaragua) o torta (Colombia, Venezuela y Centroamérica) es un pan dulce cuya miga es elástica y esponjosa, y su corteza es fina, tostada pero nada dura, y que es una masa básica de la repostería, pues sirve de base para innumerables tartas. La cualidad que caracteriza este pan es su esponjosidad, la cual es gracias a la presencia de huevos en su masa.[1]​ Al batir los huevos se atrapan las burbujas de aire que una vez cuajado quedan atrapadas y forman esta curiosa miga. Además de los huevos, incluye la harina (generalmente de trigo), el azúcar y a veces mantequilla u otra grasa y una pizca de sal.[2]

Los bizcochos, bizcochuelos o queques se suelen clasificar en tres categorías:[3]​ los pesados son los que contienen mantequilla, aceite o alguna otra grasa, por lo que requieren una cocción más suave y prolongada en el horno; los bizcochos ligeros, en cambio, no incluyen lípidos (como unas soletillas); y en tercer lugar los superligeros, que apenas necesitan tiempo en el horno, no tienen nada de grasa, muy poca harina o a veces almidón en vez de harina.[3]

Proviene del latín biscoctus, es decir, cocido dos veces. Con esta técnica romana se hacían unas tortas que se metían en el horno de nuevo, esta vez sin el molde. Daba como resultado un pan más seco y por lo tanto menos apetitoso. Sin embargo era tan duradero que los soldados romanos y marinos podían conservarlos por meses.[4]​ En francés, biscuit pasó a denominar a una galleta.

Se denomina bizcocho en España, Paraguay, Argentina, Ecuador, Perú, República Dominicana, Puerto Rico y Bolivia, y según el añadido que la masa tenga recibirá el nombre completo: bizcocho de vainilla, bizcocho de chocolate, etc. En Argentina, y por extensión en Uruguay y Paraguay, es también llamado bizcochuelo.[5]​ En Canarias, se le llama bizcochón en la provincia de Santa Cruz de Tenerife o queque en la provincia de Las Palmas.[6]

En Uruguay no se usa el nombre bizcocho para este producto, pues el nombre se reserva para otras confecciones, como bollos y petit fours secs, similares a las facturas de Argentina.

Queque proviene del inglés cake (/keɪk/), que significa 'tarta'. Así se le llama al bizcocho en Canarias,[7]Chile, Perú y Costa Rica se llama queque y según lo que se agregue será queque de chocolate, de vainilla, de limón, etc. En Perú y Costa Rica se llama queque / keke[8]​ (del inglés cake).

La técnica del bizcocho o queque se practica desde tiempos inmemoriales, pero la tradición italiana atribuye su creación a Giobatta, un pastelero ligur afincado en Madrid en la década de 1700.[9]​ Por ello en Italia el bizcocho es conocido como pan di Spagna,[10]​ de ahí pasando a otros países: pain d'Espagne en Quebec, Canadá,[11]​ en Grecia se llama pantespani (Παντεσπάνι) y en Turquía se llama pandispanya.

En Centroamérica son denominadas tortas. También en Venezuela se le llaman así, excepto cuando se dejan endurecer las rebanadas, en cuyo caso se le hace llamar bizcochos o bizcochitos (nombre aplicado igualmente a las rebanadas tostadas de pan dulce). Un ejemplo de ello lo constituyen las llamadas panelas de San Joaquín, típicas del estado Carabobo y también en Aragua. No debe confundirse con el panqué ya que aquel tiene mayor cantidad de materia grasa.[cita requerida]

La técnica española de hacer bizcochos llegó hasta algunos lugares de Asia. En Filipinas, se llama mamon o sponge cake ('pastel esponja'). En Japón el bizcocho es conocido como castella (カステラ), y fue introducido por los portugueses.

El bizcocho más sencillo contiene los cuatro ingredientes básicos en proporciones idénticas, lo que lo asemeja a un pound cake.

Los demás ingredientes sirven para aromatizar y darle su sabor distintivo, como ralladura de limón, almendra molida, cacao, coco rallado, etcétera. El bizcocho admite líquidos en pequeñas cantidades (sobre todo leche pero también algún licor). En efecto, constituye la base de la elaboración del llamado pastel tres leches.

No todas las masas dulces horneadas que crecen por acción de levaduras (bollos, roscones de Reyes, panettone, etc.) se consideran bizcochos.

Un bizcocho se suele hornear entre 180 y 200 °C hasta que esté bien cocido; el tiempo de cocción depende del grueso de la masa.

Los bizcochos no necesitan siempre el empleo de harina leudante ni levaduras químicas, ya que el batido de los huevos junto con el azúcar realizan el sostén y posterior levado en el horno.

Estirado en una fina capa obtenemos una genovesa, una variante de bizcocho que, untada con un relleno cremoso, es la base de un tipo de pastel renombrado en muchos países, como el brazo de gitano español.

Después de hornearlo, el bizcocho admite ser saturado de líquido sin perder su consistencia. Empapado en almíbar, ron u otro licor, da lugar a pasteles como el babà napolitano o el pionono de Granada. Empapado en una mezcla de crema de leche, leche evaporada y leche condensada da lugar al pastel tres leches, famoso en algunos países de América Latina.



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