El bombardeo aéreo es un ataque de artillería contra instalaciones fortificadas, tropas, ciudades o edificios. Estrictamente, el término bombardeo se usa para referirse a objetivos indefensos con el propósito de desmoralizar a su oponente, especialmente a la población civil y a las autoridades, para conseguir de ese modo la rendición antes de que la totalidad de los edificios sea destruido. Esta práctica fue especialmente común durante el siglo XIX y el siglo XX, especialmente durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, pasando así a ser conocida comúnmente como «bombardeo».
El bombardeo de un objetivo es especialmente efectivo cuanta mayor destrucción inflige sobre una población indefensa. Aunque históricamente hay pocos ejemplos de una rendición por una amenaza de bombardeo, el simple hecho de la amenaza puede llegar a ser suficiente para que una población deponga las armas.
La destrucción dejada tras un bombardeo es inmensa, llegando en algunas ocasiones a una destrucción casi total. Esta es la consecuencia de la falta de precisión de este tipo de ataque, el cual, aunque se haga a baja altura y velocidad, tiene una baja precisión. Por tanto, los aviones bombarderos desprenden una gran cantidad de bombas durante un ataque para de ese modo aumentar las probabilidades de alcanzar un objetivo concreto.
El primer bombardeo aéreo de la historia lo realiza, en 1848, el Imperio austríaco contra sus súbditos sublevados de Venecia, mediante globos aerostáticos «presos» (manejados por cuerdas) cargados de explosivos.
El primer bombardeo planificado de aviación de la historia (que también es su primera acción de combate) lo realizó el Ejército del Aire de España el 5 de noviembre de 1913, en la Guerra del Rif. Se utilizaron biplanos Löhner Pfeil, que despegaron del aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid) y descargaron bombas de 10 kilos de peso sobre diversos objetivos militares.
Si bien se tiene constancia de que un piloto italiano lanzó cuatro granadas (con algún herido) en Libia, en septiembre de 1911, durante la Guerra ítalo-turca; se considera que los primeros bombardeos sobre población civil fueron ordenados por la Dictadura Militar de Primo de Rivera contra las plazas del norte de África. Este tipo de ataque saltó a la fama por el bombardeo sobre Guernica (País Vasco) el 26 de abril de 1937, a manos de la Legión Cóndor durante la Guerra Civil Española. El 31 de mayo de 1938 la aviación italo-germana bombardeó por primera vez la ciudad de Granollers y el 7 de noviembre de ese mismo año, la aviación republicana efectuó el Bombardeo de Cabra, localidad cordobesa. Previamente, el bando republicano fue el primero en bombardear ciudades, de forma que antes de finalizar el mes de julio de 1936 ya habían sido bombardeadas Tetuán, Oviedo, Granada, Zaragoza, Córdoba y Sevilla, según se reconoce en sus propios partes oficiales de guerra, continuando durante los meses de agosto y septiembre de 1936.
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