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Botellón



Botellón es un término que describe la costumbre, aparecida en España en la última década del siglo XX, sobre todo entre los jóvenes, de reunirse en la vía pública para socializar mientras se consumen bebidas alcohólicas. En Cantabria y el País Vasco, esta práctica se conoce como hacer litros, ir de litros o litrar; en la Región de Murcia, se conoce como botelleo, y en Sevilla, aparte de botellón, se usa la expresión comprar un lote (botella, refresco, hielo y vasos) y botellona.

El fenómeno ha sido estudiado por los sociólogos, que lo definen como:

Esta actividad se realiza en lugares públicos, tales como parques, zonas abiertas de la calle o sitios abandonados. En algunas ciudades, donde el botellón se ha centralizado en algún punto en concreto, se llegan a reunir miles de personas cada fin de semana, pasando estos lugares a ser comúnmente llamados botellódromos por los medios de comunicación. En otras, como en el caso de Madrid, la persecución ha llevado a realizar botellones en el metro, lo que los convierte en botellones itinerantes.

Para abaratar el coste de la bebida, se consume el alcohol en botellas y tetra brik de aproximadamente un litro de capacidad, con hielo y vasos de plástico, antes de dirigirse a pubs, discotecas o conciertos, locales donde el precio de las bebidas suele ser considerablemente más caro. Muchos jóvenes optan por la práctica del botellón para evitar el consumo del llamado garrafón, o alcohol adulterado.

El botellón se practica principalmente en España, sin apenas distinción alguna por regiones, aunque, dado que es una actividad realizada al aire libre, las condiciones meteorológicas son cruciales para la misma. También existe la tendencia, entre los abstemios, a acudir a estos lugares por la concentración de gente y con el fin de consumir refrescos, zumos y otras bebidas no alcohólicas, en lo que ellos mismos han venido a denominar botellón light o botellón sin.

En el norte de España existe una práctica que consiste en mezclar bebidas en botellas vacías de refrescos y de agua, obteniendo sobre todo calimocho. En este caso no se utilizan vasos ni hielo, ya que cada persona tiene su propia botella, generalmente de dos litros de capacidad, con la mezcla hecha, de la cual bebe directamente. Esta costumbre es conocida como hacer litros, litrar o echar los litros.

La práctica de botellones masivos dio lugar a cientos de críticas por parte de las autoridades y principalmente de los padres y madres de los implicados más jóvenes, así como también de los vecinos, por el ruido producido hasta altas horas de la madrugada y la suciedad generada. Asimismo, la pérdida de control inducida por la intoxicación etílica y el contexto masivo llevaban asociados con frecuencia actos de vandalismo, rotura de mobiliario urbano y peleas, además de frecuentes restos de micciones en espacios públicos. Por otra parte, esta práctica contribuye a adelantar la edad de inicio en el consumo de alcohol y de las primeras borracheras entre los jóvenes.

Debido a los problemas sociales que generaban este tipo de actividades, el Ministro del Interior de España (de quien dependía entonces el Plan Nacional sobre Drogas) propuso en febrero de 2002 la conocida como ley antibotellón, que prohibía el consumo de bebidas alcohólicas en la calle y regulaba los horarios de venta y de promoción del alcohol. Ante las resistencias y críticas planteadas, esta ley no se aprobó, y, tras la siguiente remodelación ministerial, el gobierno socialista abandonó discretamente el proyecto. Sin embargo, diversas comunidades autónomas aprobaron regulaciones que iban en la misma dirección, especialmente en lo referido a limitar los horarios de venta de bebidas alcohólicas en comercios y el consumo de bebidas alcohólicas en la calle, como medida principal, con multas de 600 euros en Madrid, la Comunidad de Madrid, Castilla y León, Canarias, Comunidad Valenciana y el País Vasco.

Desde una filosofía distinta (sintetizada en el lema "que beban y se emborrachen pero que no molesten"), otras Comunidades Autónomas han puesto en marcha estrategias centradas en limitar las molestias a los vecinos en vez de en reducir el consumo. Así, en el caso de Extremadura se aprobó una Ley de Convivencia y Ocio (2003) que no persigue el botellón, sino que regula dónde puede y dónde no puede hacerse, para evitar conflictos, aunque persigue duramente la venta de alcohol a menores o su consumo y se acompaña además de un programa de construcción de Espacios de Creación Joven, como una alternativa de ocio nocturno no basado en el consumo desmesurado de alcohol. Sin embargo, dichos centros no se han construido o han tenido poco éxito y el control para que los menores de edad no consuman alcohol no es operativo. Este mismo modelo ha sido seguido por otros gobiernos locales o autonómicos, como Andalucía, donde la Ley 7/2006, del 24 de octubre, sobre potestades administrativas en materia de determinadas actividades de ocio en los espacios abiertos de los municipios (conocida como ley antibotellón) otorga facultades a los ayuntamientos para el control y la penalización del fenómeno, y autoriza la creación de espacios específicos, conocidos como botellódromos, siendo Córdoba la primera ciudad en instalarlo, a mediados de 2005. En estas zonas se pretende evitar molestias a los vecinos, compatibilizando presuntamente el consumo masivo de alcohol con el descanso. Estas zonas ofrecen elementos de higiene y seguridad no presentes en plazas y parques, como urinarios públicos, suficientes contenedores de basura, o vigilancia de quién compra alcohol (a fin de evitar que los menores tengan acceso al mismo). Sin embargo, en muchas ocasiones, su uso en la práctica es escaso, por encontrarse estos botellódromos en las afueras de la localidad, con mal acceso a pie.

La Comunidad Valenciana es la más estricta: prohíbe el consumo de cualquier tipo de bebida (incluyendo las no alcohólicas[cita requerida]) en las calles, a menos que sea en terrazas o lugares habilitados para dicha función, pudiendo sancionar con multas de hasta 301 euros

En la primavera de 2006, el 17 de marzo tuvo lugar el fenómeno conocido como macrobotellón. A través de Internet se lanzó una convocatoria para celebrar la "Fiesta de la Primavera" con un botellón masivo en la Avda. de María Cristina de Sevilla, al cual acudieron unas 5000 personas, lo cual fue considerado un récord de asistencia.

A través del correo electrónico se rivalizó para batir el récord de afluencia o de duración, convocándose espontáneamente en 20 capitales de provincias españolas como Madrid, Jaén, Barcelona, Teruel, Oviedo, Murcia, Vitoria, Málaga, Huelva, Córdoba y Granada, la mayoría de ellos el 17 de marzo.[2]

Los dispositivos policiales contra el botellón en ciudades como Salamanca o Barcelona provocaron conflictos entre jóvenes y los agentes de los cuerpos de seguridad. En Barcelona hubo 80 heridos y 54 detenidos,[3]​ algunos condenados posteriormente por los tribunales por vandalismo y agresiones.[4]​ Esto contrasta con lo sucedido en Granada, donde tuvo lugar un botellón autorizado y acondicionado por el ayuntamiento: unos 30 000 jóvenes, según la hora y las fuentes, se dieron cita para el botellón entre el mediodía y la madrugada del mismo día a pesar de la lluvia, y sin incidentes reseñables.

Durante la festividad local de Madrid se produjeron disturbios callejeros en la zona de copas de Malasaña a causa de la negativa a marcharse por parte de algunos grupos de jóvenes reunidos para realizar el botellón en la plaza del 2 de mayo.[5]​ Según los críticos, la actuación policial fue realizada en contra de la ley ya que no existe regulación en caso de fiestas patronales o regionales, como fue el caso.[6]

Una variante del botellón que se da en las ciudades universitarias son "las Barriladas", en la Región de Murcia son conocidas como "paellas", porque suele hacerse una paella gigante de la que comen los asistentes, y aunque no haya paella siguen llamándose así. En Castilla-La Mancha son conocidas como "Cervezadas", son botellones multitudinarios convocados por Internet y cuya celebración es siempre de día. Suelen contar con un motivo de celebración, que normalmente va asociado a una facultad: barrilada de Farmacia, barrilada de Derecho, paellas de teleco, Santa Tecla Informática ... Suelen darse los jueves, exceptuando la del último viernes del invierno, en el que se celebra la "fiesta de la primavera". Se trata de una barrilada a mayor escala, celebrada desde la mañana, en la que han llegado a reunirse hasta 70 000 jóvenes[7]​ Hasta hace pocos años, la conocida como "Fiesta de la Primavera" era organizada por la propia Universidad y el Ayuntamiento de Sevilla, pero decidieron dejar de hacerlo porque la afluencia era excesiva, y parecía difícil controlar la concentración. Así comenzaron los jóvenes a organizarla por su cuenta, mediante el uso de las nuevas tecnologías, y ahora la afluencia es mucho mayor.

En Zaragoza eran famosos los botellones en la Ciudad Universitaria hasta su prohibición. Hoy en día son famosas las congregaciones de alumnos y jóvenes junto al campus politécnico en Navidad festejando la "champanada", anteriormente realizada en el interior del campus hasta su prohibición por el rectorado.




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