Un cañón o fusil sin retroceso (Recoilless Rifle o RCL, en inglés) es una pieza de artillería ligera cuyo diseño permite la evacuación de una parte de los gases propulsores por el cierre de su recámara al momento del disparo, creando un empuje adelante que contrarresta parte de su retroceso. Esto permite eliminar los pesados y voluminosos mecanismos de retroceso de un cañón, al mismo tiempo que puede disparar un potente proyectil. Además, las menores presiones que se generan al disparar hacen que sus cañas sean más delgadas y ligeras, reduciendo aún más su peso.
A pesar de que tiene una forma similar a la de un lanzacohetes, dispara obuses modificados, no cohetes. La principal diferencia respecto a los lanzacohetes (portátiles o no) es que el proyectil del cañón sin retroceso no tiene propulsión propia después de abandonar la caña, comportándose como un proyectil de artillería convencional y sin acelerar más, como lo haría un cohete o misil. Sin embargo, están disponibles proyectiles asistidos por cohete para los modernos cañones sin retroceso.
Utilizados normalmente como armas antitanque, el primer diseño efectivo fue desarrollado en la Segunda Guerra Mundial por William Kroeger y Clarence Musser.
Como parte de la velocidad del proyectil se pierde inevitablemente en el fogonazo compensador del retroceso, los cañones sin retroceso suelen disparar pesados proyectiles de alto poder explosivo con menor alcance que los de un cañón convencional, aunque con una mayor facilidad de transporte, haciéndolos populares entre las unidades de paracaidistas, tropas de montaña y fuerzas especiales, donde la portabilidad es muy importante, así como algunas unidades de infantería ligera y artillería de apoyo. Aunque el muy reducido retroceso permite que muchas de las nuevas y pequeñas versiones puedan ser disparadas desde el hombro de una persona, la mayoría de los cañones sin retroceso son montados sobre trípodes y concebidos para ser transportados por un equipo de dos o tres soldados. Las versiones más grandes, tales como los L4 MoBAT y L6 Wombat británicos, son voluminosas y tienen bastante retroceso como para montarse a bordo de un jeep, camión o transporte blindado de personal.
Un cañón sin retroceso funciona de forma similar a un cañón convencional. El proyectil y el propulsor van dentro de la misma munición y son alimentados por una recámara. Sin embargo, cuando se disparan, en lugar que el propulsor explote e impulse al proyectil fuera del cañón, una gran porción de los gases del disparo escapan por la parte trasera del arma, proveyendo una fuerza inercial que contrarresta la inercia del proyectil. Puesto que el retroceso ha sido prácticamente removido, no se necesita de un complejo mecanismo de montaje ni reducción del retroceso, por lo que el arma es más sencilla. A pesar de su nombre, es casi imposible lograr que las fuerzas opuestas se cancelen completamente, por lo que en realidad estas armas sí tienen un retroceso notable pero manejable.
A diferencia de un lanzacohetes, que dispara cohetes estabilizados por aletas, la munición de un cañón sin retroceso se asemeja a la de una pieza de artillería.
Puesto que el escape de gases calientes por la parte trasera del arma puede ser peligroso en ambientes confinados, algunos cañones sin retroceso como el Armbrust y el MATADOR usan una combinación de un contradisparo, cañón sin estrías y pistones para evitar tanto el retroceso como el fogonazo trasero.
El primer cañón sin retroceso fue desarrollado por el Capitán de Fragata Cleland Davis de la Marina de los Estados Unidos, justo antes de la Primera Guerra Mundial. Su diseño conectaba dos cañones culata con culata, con el arma en la posición trasera cargada con balines de plomo y grasa del mismo peso que la munición de la otra. Su idea fue utilizada experimentalmente por los británicos como un arma antidirigible y antisubmarino montada en un bombardero Handley Page O/100.
En la Unión Soviética, el desarrollo de cañones sin retroceso se inició en 1923. En 1930 se construyeron y probaron muchos tipos de cañones, con calibres que iban desde 37 mm hasta 305 mm. Algunos de los ejemplares más pequeños fueron probados en aeronaves y tuvieron una producción limitada, pero el desarrollo fue abandonado hacia 1938, probablemente como consecuencia de la Gran Purga. El más conocido de estos cañones sin retroceso fue el modelo 1935 76mm DRP diseñado por L.V. Kurchevski. Un pequeño número de estos instalados en camiones sirvieron en combate en la Guerra de Invierno. Dos fueron capturados por los finlandeses y probados; un ejemplar fue entregado a los alemanes en 1940.
El primer cañón sin retroceso en ingresar en el servicio alemán fue el 7,5 cm Leichtgeschütz 40, un cañón de 75 mm con ánima lisa desarrollado para proveer a las fuerzas aerotransportadas alemanas de una útil pieza de artillería con capacidad antitanque y posibilidad de ser lanzada en paracaídas. El Leichtgeschütz 40 fue tan útil durante la invasión a Creta, que se desarrolló una versión más grande de 105 mm. Ambos cañones fueron copiados por el Ejército de los Estados Unidos, reversando así el flujo de tecnología cuando los alemanes copiaron la Bazuca. Los japoneses también habían desarrollado un cañón sin retroceso antitanque, el cual tenían reservado para defender la isla principal de una eventual invasión.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la compañía sueca Bofors Carl Gustaf desarrolló un pequeño cañón de 20 mm, el 20 mm m/42, el cual gozó del interés de los británicos, pero para ese entonces los fusiles antitanque ya estaban obsoletos.
En 1947, el cañón sin retroceso estadounidense de 75 mm fue adquirido por el ejército francés e instalado a bordo de un escúter Vespa. Fue utilizado por las fuerzas aerotransportadas francesas para proveer apoyo antitanque. Fue empleado en Argelia e Indochina.
Para cuando estalló la Guerra de Corea, los cañones sin retroceso eran comunes en las fuerzas de los Estados Unidos. Los cañones sin retroceso "originales" eran los de 57 mm y 75 mm, seguidos por el de 105 mm. Los nuevos modelos que los reemplazaron fueron los de 90 mm y 106 mm. Los soviéticos también adoptaron con entusiasmo cañones sin retroceso en los años 1950, con calibres de 73 mm, 82 mm y 107 mm.
Los británicos, cuyos esfuerzos fueron liderados por Sir Dennistoun Burney, inventor de la munición Wallbuster HESH, también desarrollaron diseños sin retroceso. Burney demostró la técnica con una escopeta calibre 4 sin retroceso. Su arma fue desarrollada para disparar el Wallbuster contra las defensas del Muro atlántico, pero no fue utilizada en los desembarcos del día D de 1944. Burney procedió a producir muchos otros diseños, incluyendo el 88 mm y el Ordnance, RCL, 3.45 in. El trabajo en la posguerra produjo la serie BAT de cañones sin retroceso, culminando en el L6 Wombat de 120 mm.
Los cañones SPG-9 de 73 mm y el B10 de 82 mm aún están en servicio en las unidades aerotransportadas de las fuerzas rusas, y son muy populares en los inventarios de países ex soviéticos, donde fueron empleados principalmente como armas antitanque.
Durante las décadas de 1960 y 1970, el misil guiado por cable empezó a reemplazar a los cañones sin retroceso como arma antitanque. El cañón sin retroceso empezó a desaparecer de los ejércitos, excepto en áreas como el Ártico, donde los Dragon y misiles guiados por cable TOW podían fallar debido a las extremas temperaturas. La 6ª División de Infantería Ligera, con base en Alaska, aún utiliza el M67 en los pelotones de armas especiales. El último uso importante del cañón sin retroceso fue a bordo del tanque Ontos, que tenía instalados seis cañones de 105 mm sobre un ligero chasis de 9 toneladas, desarrollado en 1950. Sin embargo, el Ejército lo consideró inútil, así que fueron tomados por los Marines, pero éstos adoptaron solamente 176 de ellos. Estos fueron utilizados con gran éxito como vehículos de apoyo durante la Guerra de Vietnam. Las tropas reportaban que el Ontos era un arma muy efectiva en este rol de apoyo, pero los mandos militares continuaron presionando para tener armas aún más pesadas, así que en 1970 los Ontos fueron retirados del servicio y desmantelados. Sin embargo, el cañón sin retroceso halló otros roles, especialmente en el conflicto Indo-pakistaní de Cachemira, donde fue usado con gran éxito contra búnkeres y como artillería en ese inhóspito terreno.
El Viet Minh también desarrolló sus propios cañones sin retroceso bajo la dirección de Tran Dai Nghia. La versión vietnamita era llamada SKZ o Sung khong giat (una traducción vietnamita de cañón sin retroceso), siendo ampliamente utilizada contra los búnkeres y posiciones fortificadas de los franceses. La versión más grande del SKZ era el DKZ o Phao khong giat ("artillería sin retroceso").
Hoy en día, uno de los varios cañones sin retroceso presentes en las líneas de los ejércitos de naciones occidentales industrializadas es el Carl Gustav, un arma antitanque portátil de 84 mm. Introducido por primera vez en 1946, aún se encuentra en uso alrededor del mundo, e incluso ha sido re-introducido en servicio en el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos como un arma antibúnker. El Carl Gustav de 84 mm puede ser usado, junto con el M72 LAW de 66 mm y el LAW 80 para la táctica de Mouse-holing (abrir huecos en las paredes de cuartos adyacentes) de combate urbano. La técnica pretende sorprender a los ocupantes enemigos de una habitación, quienes no se esperan el ingreso de tropas enemigas más que por las puertas o ventanas. Muchos países también emplean un arma parecida al Carl Gustav, el lanzacohetes AT4.
Otro cañón sin retroceso que aún es empleado es el Breda Folgore italiano de 80 mm, que fue introducido en 1986 y fabricado hasta 2001. Estaba disponible en una versión para dispararse desde el hombro y otra para montarse sobre un trípode. El uso de proyectiles asistidos por cohete le ofrece un mayor alcance al arma, en comparación a otras similares.
El M40 estadounidense, de 105 mm, usualmente instalado en jeeps y otros vehículos pequeños, es muy común en los ejércitos de varios países, donde sirven principalmente como armas antitanque.
El M-28 Davy Crockett era un cañón sin retroceso empleado para lanzar una pequeña ojiva nuclear táctica.
Los viejos cañones sin retroceso aún son utilizados por el Servicio de Parques Nacionales y el Servicio Forestal de los Estados Unidos como un sistema de control de avalanchas. El Departamento de Transporte del Estado de Washington utiliza un cañón sin retroceso de 105 mm para controlar las avalanchas en la Interestatal 90.
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