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Cajamarquilla



Cajamarquilla es un yacimiento arqueológico peruano situado en el valle de Jicamarca a 6 km al norte del río Rímac, a 340 msnm. Ocupa un área de aproximadamente 167 hectáreas, por lo que es una de las ciudades mayores del Perú antiguo.

El lugar está situado tierra adentro, a 24 km de Lima, y rodeado por varios pueblos pequeños que están invadiendo su gran perímetro, sin defensa a pesar de su protección estatal.

El yacimiento está dividido en varios sectores, a los que se ha dado el nombre de los investigadores que lo han estudiado: Pedro Villar Córdova, Julio César Tello, Carlos Pellegrino Sestieri, Jorge C. Muelle, Alfred Kroeber y Raoul d'Harcourt.

La organización se ha hecho siguiendo un orden arbitrario:

Cajamarquilla sirvió como un importante centro comercial durante la llamada cultura Lima y posteriormente durante la cultura Ychsma. Se comenzó a construir hacia fines del periodo Intermedio Temprano y fue desocupada a fines del Intermedio Tardío, aunque parece haber estado desocupada durante el Horizonte Medio: cambios climáticos y desastres naturales (terremotos, entre otros) llevó a su abandono varios cientos de años antes de la conquista española. Situado en lo que era un fértil valle en la principal ruta comercial entre el Altiplano de los Andes y las comunidades de la costa del Pacífico, Cajamarquilla se convirtió en un centro cultural, religioso y comercial. Es una gran ciudad con edificios tanto de forma rectangular como piramidal construidos con adobe; es posible observar los restos de templos, calles anchas, plazas ceremoniales, terrazas, cementerios, silos subterráneos de grano, canales y numerosos recintos y edificios cuyo uso no se conoce y que están bastante deteriorados por los terremotos.

Se han encontrado restos de cerámicas que corresponden a las fases 7, 8 y 9, del periodo Lima Tardío. La mayor parte son ollas, platos y cántaros para preparación y almacenamiento de alimentos. Los colores usados en la decoración fueron el rojo, blanco y negro, y los motivos son líneas verticales, zigs zags, olas, volutas y grecas.[1]

La fundación de la ciudad fue entre los años 600 a 730 durante la fase Lima Tardío.[2]​ De esta época datan las pirámides Villar Córdova y Tello y posiblemente las Sestieri y Muelle.[3]

Durante el Horizonte Medio, Cajamarquilla es abandonada, pero la pirámide Tello es usada en parte como cementerio. Sestieri encontró siete cuerpos extendidos sobre literas de cañas y uno en forma de fardo funerario, y Mogrovejo halló más, acompañados de ofrendas.

Tras un período de abandono se produce una reocupación con la cultura Ychsma, posiblemente a partir del año 1000 d. C.[2]​ hasta antes del 1450 d. C. La mayor parte de las construcciones que permanecen en pie son de esta época.[1]

Se construyeron grandes recintos amurallados con pirámides: una entrada conduce a una plaza en la que hay un estrado y desde la que se llega a diferentes terrazas y recintos. El más representativo es el "Laberinto". En estos recintos vivían sus moradores y había talleres de cerámica y textiles.[3]

Cajamarquilla se menciona por primera vez en las Memorias del virrey Francisco de Toledo (siglo XVI) y es descrita por Le Porte en el siglo XVIII. A finales de este siglo Adolph Bandelier levanta planos de la ciudad, y en 1865 Ephrain George Squier publica planos y descripciones de los sectores Laberinto y Muelle.

Entre 1905 y 1908 Max Uhle llevó a cabo una excavación sistemática de uno de los cementerios, llevando los objetos encontrados a la Universidad de Berkeley, donde fueron estudiados.

Un estudio a fondo de la arquitectura fue realizado por Pedro Villar Córdova, y en 1938 Alberto Giesecke es comisionado por el gobierno para limpiar la zona. En 1944 comienzan las excavaciones arqueológicas, dirigidas por Julio C. Tello, que trabajó en una pirámide que hoy lleva su nombre. Fue quien apuntó la relación de la ciudad con la cultura de Lima, pero sus informes no han sido publicados.

Entre 1962 y 1971 Claudio Pellegrino Sestieri dirigió una misión italiana que excavó y estudió una de las pirámides, a la que se dio su nombre. Arturo Jiménez Borja reconstruyó en la década de 1980 el sector Laberinto.

Desde 1996 existe el Proyecto Cajamarquilla, que hasta el momento han publicado estudios sobre los sectores Tello y Sestieri.



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