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Canfranc



Vista general de Canfranc.

Canfranc (en aragonés Canfrán o Canfranc)[3]​ es un municipio del Valle de Canfranc, comarca de la Jacetania, en la provincia de Huesca (Aragón, España). Tiene una población de 540 habitantes (INE 2019).

Canfranc se encuentra a 1 040 msnm en el valle del Aragón o valle de Canfranc, a los pies del puerto del Somport, paso fronterizo por carretera entre Francia y España. En la actualidad, el túnel internacional de Somport ha venido a sustituir al puerto, siendo una de las puntas del eje Somport-Sagunto.

El término municipal de Canfranc ocupa una superficie de 71,6 km². Consta de dos núcleos de población, Canfranc (1040 m) y Canfranc-Estación (1190 m), este segundo situado en el paraje denominado Los Arañones donde se encuentra la Estación Internacional de Canfranc.

Al norte del mismo se sitúan las estaciones de deportes de invierno de Candanchú y Astún, aunque pertenecen a los municipios de Aísa y Jaca respectivamente.

El municipio posee un clima de montaña, con temperaturas mínimas por debajo de 0 °C buena parte del año, persistiendo el riesgo de heladas hasta bien avanzada la primavera cuando todavía perdura la nieve. La precipitación media anual es de 1900 mm y la temperatura media anual es de 8.7 °C.

En el término de Canfranc se encuentra el conjunto megalítico de la Rinconada de la Canal Roya, que comprende el dolmen La Rinconada, un túmulo y un círculo de piedras. El túmulo de piedras posee un diámetro exterior de 17 m y su altura es de 2,5 m. Se halla formado por rocas de andesita.[5]

Asimismo, existen dos dólmenes en la Explanada del Barranco de las Blancas; el dolmen oeste, de gran tamaño, conserva cinco losas laterales y la tapa, estando tumbada la losa que mira al sur, la cual podría presentar ventana.[6]

Por el municipio transcurre principalmente el río Aragón, pero también existen ríos de tamaño considerable. Río de Canal Roya, barranco de Izas, Barranco de Ip y barranco de Aguaré. Ambos aumentan bastante el cauce del río Aragón. También cabe destacar que hay otros muchos ríos de menor importancia.

En el siglo XI, y a la vera del camino de Francia, nació Canfranc como pueblo fronterizo. En medio de un valle profundo, con escasos recursos agrícolas, sus habitantes se dedicaron al comercio, basando su economía en las transacciones entre Aragón y el Bearn, incluida la acogida de viajeros y peregrinos ya que por aquí discurre el Camino de Santiago aragonés. Se sabe que en 1095 existía una alberguería privada; es posible que posteriormente esta fuera pasada a Santa Cristina, dando lugar al Hospital de este nombre en Somport. De acuerdo a algunos autores, su población estaría principalmente compuesta por francos y el topónimo, podría estar relacionado con dicho elemento. O puent de pelegrins de Canfranc
O puent de pelegrins de Canfranc.

Los reyes de Aragón concedieron a Canfranc importantes concesiones debido a dos circunstancias: el ser punto fronterizo y la pobreza de sus tierras. Así, en la segunda mitad del siglo XIV, Pedro IV concedió el llamado «privilegio del vino», mediante el cual los habitantes de Canfranc podían transportar vino blanco y tinto sin pagar el impuesto correspondiente. Otro privilegio, otorgado por la reina María de Castilla y fechado en 1440, reconocía al municipio el derecho de «rota» y «porta», obligándose sus habitantes a mantener expedito, vigilar y defender el camino a la frontera, a cambio de la exención de impuestos y el cobro de los derechos de peaje y aduana.[7]

Históricamente, las comunicaciones interfronterizas han marcado la evolución histórica del valle: el Somport —también llamado en tiempos el puerto de Canfranc— es el paso fronterizo menos abrupto y más transitado de todo el Pirineo central. Desde el viejo camino de herradura, transformado en 1876 en carretera, hasta la construcción del ferrocarril transfronterizo —inaugurado en 1928— y el reciente túnel de carretera, la historia de las comunicaciones a través del Somport está estrechamente ligada a la propia historia de Canfranc.

La antigua villa de Canfranc, pese a los devastadores incendios de 1617 y 1944, todavía conserva parte de su antiguo patrimonio monumental. Los restos del castillo, de origen medieval y ampliado en el siglo XVI, se conservan sobre una roca; la fachada de la Torre de Aznar Palacín del siglo XIV; la Iglesia parroquial de la Asunción, con sus cuatro retablos barrocos; y el conjunto monumental de la Trinidad fundado en el siglo XVI por Blasco de Les para atender a pobres y peregrinos.

La importancia estratégica y militar del valle de Canfranc, dada su cercanía a la frontera, fue la causa de la construcción de diversos fuertes y posiciones militares, entre los que destacan el Fuerte de Coll de Ladrones (siglo XVIIXIX) y la Torreta de los Fusileros (siglo XIX).

A mediados del siglo XIX, el geógrafo e historiador Pascual Madoz refiere que Canfranc contaba con 84 casas distribuidas en dos hileras, formando una calle y una pequeña plaza. Señala que sus cultivos principales eran trigo, avena y algo de azafrán, obteniéndose buenas patatas pero escasas verduras. También menciona la caza mayor —osos y corzos—, así como la pesca de truchas.[8]

La llegada del ferrocarril revitalizó el pueblo, surgiendo un núcleo urbano en el paraje de Los Arañones, donde está emplazada la Estación Internacional. Las obras de perforación del túnel duraron varios lustros; la construcción de la línea férrea comenzó en 1882 y en 1908 se abrió el túnel, si bien el ferrocarril tardó varios años más en ser inaugurado (1928).[7]​ Tras el devastador incendio de abril de 1944, se trasladó el ayuntamiento y la capitalidad del municipio al nuevo núcleo urbano. El viento huracanado, encajonado en el estrecho valle del Aragón, convirtió en terrible incendio la pequeña chispa que salió de la chimenea de un vecino. Aquel siniestro destruyó la mayor parte de las 130 casas que entonces había, y éstas, salvo alguna excepción, no se reconstruyeron, pese a que se llevó a cabo una colecta nacional para recaudar fondos. En torno a dicha reconstrucción se han denunciado graves injusticias y arbitrariedades, pues finalmente tan solo se recuperaron trece de las casas.[9][10]

Canfranc consta de dos unidades de población, el pueblo originario, llamado Canfranc o Canfranc Pueblo con 77 habitantes (4 km al norte de Villanúa y a 16 km de Jaca), y Canfranc-Estación o Arañones, emplazada 4 km más al norte que cuenta con 463 habitantes. Entre ambos sumaban 540 habitantes a comienzos de 2019 (INE).

     Población de hecho (1900-1991) según los censos de población del INE.      Población de derecho (2001 en adelante) según el padrón municipal del INE.

Canfranc albergó una población superior a los 1 000 habitantes entre 1910 y 1970, año en el que se produce el cierre al tráfico internacional de la Estación de Canfranc, iniciándose la actual recesión demográfica. De igual forma, la apertura de la misma en 1928, marcó el punto álgido de la población con 1 698 habitantes. En los últimos tiempos, el desarrollo del turismo ha permitido una ligera recuperación.

Inaugurada el 18 de julio de 1928 por Alfonso XIII, la Estación Internacional vivió momentos de esplendor y otros oscuros y novelescos como los del famoso oro alemán en tiempos de la II Guerra Mundial. Para su construcción fue preciso realizar una gran obra de ingeniería forestal ya que las avenidas de nieve y desprendimientos de las laderas eran constantes dada la geografía tan abrupta que presenta y la intensa deforestación a la que se vio sometida en los siglos anteriores. Para corregir este problema se realizó lo que se considera uno de los mejores ejemplos de restauración hidrológico-forestal que se conocen. De esta manera se consiguió retener el terreno y restaurar la masa arbórea, lo que posibilitó la construcción del ferrocarril que comunicaría ambos lados del Pirineo. El edificio está construido con materiales usuales de la arquitectura de principios de siglo XX como cristal, cemento y hierro, bajo diversas influencias arquitectónicas. En el exterior tiene grandes ventanales que se abren mediante arcos de medio punto. Está cubierto con pizarra, material utilizado en Aragón para las cubiertas.[15]

El 27 de marzo de 1970 un tren de mercancías francés descarriló a la entrada del puente de L'Estanguet en Francia. Desde entonces el tráfico internacional ferroviario quedó interrumpido.

Junto al cauce del río Aragón, en el centro de la población, se alza la Iglesia de la Asunción. La primitiva iglesia parroquial, construida bajo la advocación de Nuestra Señora en el siglo XII, fue entregada por el rey Pedro II al monasterio de Santa Cristina de Somport en 1202. El templo actual corresponde a varios períodos arquitectónicos; la capilla mayor fue probablemente construida en el siglo XVI. El templo posee planta rectangular y cabecera cuadrada. Consta de tres naves, cubiertas con bóvedas de cañón, divididas en cinco tramos. La fábrica exterior es de sillería en las esquinas y mampuesto en los lienzos de los muros, destacando la torre-campanario de planta octogonal.[16]

En la salida de la villa hacia Jaca se pueden observar las ruinas de la Iglesia de la Trinidad. Data de mediados del siglo XVI, cuando el rico comerciante don Blasco de Les decidió instituir una fundación religiosa y asistencial que incluía la iglesia. Con el paso de los años la fundación entró en una profunda decadencia, propiciando el abandono del templo en el siglo XIX.

Mucho más moderna es la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar, diseñada por Miguel Fisac en 1965. Constituye un complejo parroquial rural, compuesto por un templo y los servicios anexos de sacristía, despacho parroquial, archivo, salón parroquial y vivienda del párroco. Considerada una joya del movimiento moderno, plasma en su arquitectura las nuevas tendencias surgidas tras el Concilio Vaticano II: «desornamentación», racionalidad compositiva y funcionalidad. Su interior contiene varias imágenes de interés como un Cristo Crucificado en madera policromada del siglo XVI —procedente de la Iglesia parroquial de Tiermas—, una Virgen del Pilar en madera policromada del siglo XVIII —de la antigua iglesia de Los Arañones—, así como una Inmaculada Concepción del siglo XX. Ha sido declarada Bien de Interés Cultural en 2007.[17]

Canfranc-Pueblo, que es el núcleo original de población del municipio, mantiene trazas del pueblo caminero antiguo que fue sobre el Camino de Santiago Aragonés, y conserva parte de su antiguo patrimonio arquitectónico, aunque este fue devastado por sendos incendios en 1617 y 1944. Por ello este conjunto urbano mereció ser incluido en el catálogo de bienes inscritos como parte del sitio Caminos de Santiago de Compostela: Camino Francés y Caminos del Norte de España, dentro del Patrimonio de la Humanidad.

Entre los edificios destacables se encuentra la Escuela[18]​ de 1928 y reconstruida en 1948, los restos del castillo, de origen medieval y ampliado en el siglo XVI, se conservan sobre una roca; la fachada de la Torre de Aznar Palacín del siglo XIV; la Iglesia parroquial de la Asunción, con sus cuatro retablos barrocos; y el conjunto monumental de la Trinidad fundado en el siglo XVI por Blasco de Les para atender a pobres y peregrinos.

En la plaza del Ayuntamiento en Canfranc-Estación se encuentran en el mismo edificio, la Casa Consistorial y la Oficina de Turismo.

Otro lugar de interés es el Centro A Lurte, término en lengua aragonesa que significa «el alud», inaugurado en 2001. Es un centro de referencia de la nieve y los aludes, que cuenta con una exposición permanente sobre los diversos tipos de nieve y avalanchas.

Ya en época medieval existía una torre que defendía la entrada a Canfranc por el camino que venía de Francia. Era un edificio de planta cuadrada que se alzaba sobre un resalte rocoso enfrente del molino. A esta estructura se le añadieron, en épocas diversas, una torre, varios torreones y un patio de armas, cuyo conjunto constituía el Castillo de Canfranc. Puente de los Peregrinos (Canfranc) Desde el siglo XVII hasta mediados del siglo XVIII, su guarnición se ocupó de la vigilancia de la frontera y del control de los comerciantes que circulaban por el camino del Somport. Mantuvo sus muros hasta 1928, cuando se abrió la nueva variante de la carretera por medio de su recinto, perviviendo tan solo la fachada oriental.

La estratégica montaña de «Cot de Latrós» fue elegida en 1751 para levantar una nueva fortificación fronteriza que sustituyera al Castillo en cuanto a labores defensivas. Las obras, concluidas en 1758, dieron lugar al Fuerte de Coll de Ladrones aunque es posible que en el mismo lugar hubiera una fortaleza anterior fechada en 1592. Funcionó hasta 1845 o 1850, momento en el que fue abandonada, para ser nuevamente rehecha en 1887. Conserva un robusto y largo muro de mampostería que cubre parte de la ladera en un punto muy escarpado.[19]

Otro edificio defensivo, la Torreta de los Fusileros, se construyó en 1876 tras la conclusión de la carretera de Zaragoza a Francia por Somport. Su fin era defender la nueva vía de comunicación. Es un edificio fortificado de tres plantas en piedra sillar, con planta rectangular de esquinas fuertemente redondeadas. Posee un patio interior cubierto y cuenta con un foso de protección con puente levadizo.[20]

De la llamada Torre Vieja o de la Espelunca, construida en el siglo XVI, apenas se conservan restos escasos. Las torres tenían la particularidad de estar situadas sobre el propio camino, que atravesaba bajo el edificio mediante pasadizo abovedado. Su construcción está documentada en 1592 y mantuvo su uso militar al menos hasta el siglo XVIII.

Ya en el siglo XX, se creó la denominada «línea P» («P» de Pirineos), conjunto defensivo construido entre los años 1944 y 1959 a lo largo de la vertiente pirenaica española. Está formada por cientos de posiciones de hormigón armado (búnkeres) en las cabeceras de los valles fronterizos en previsión de una hipotética invasión desde Francia.



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