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Carloctavismo



El carloctavismo (también llamado durante el franquismo comunión carlista o comunión católico-monárquica) fue una rama disidente del carlismo nacida en los años 1930.

La aparición de este movimiento tiene que ver con la muerte, sin descendencia, del último pretendiente carlista histórico don Alfonso Carlos (1849-1936), duque de San Jaime. Mientras que la mayoría de los carlistas reconoció la "regencia" del príncipe don Javier de Borbón-Parma (1889-1977), una minoría optó por el príncipe don Carlos Pío de Habsburgo-Borbón (1909-1953), hijo de la infanta Blanca de Borbón y Borbón-Parma (1868-1949).

Sus antecedentes se encuentran durante los años 1930 en el llamado núcleo de la lealtad, grupo vinculado al periódico El Cruzado Español que se oponía al reconocimiento de Juan de Borbón y Battenberg como sucesor de don Alfonso Carlos y a la política posibilista del Conde de Rodezno de acercamiento a los monárquicos alfonsinos del partido Renovación Española. Se mostraron también recelosos por el hecho de que la nueva Junta Suprema de la Comunión Tradicionalista fuese compuesta por antiguos mellistas e integristas, a quienes suponían favorables a la sucesión alfonsina.[1]

Tras la reunificación de las tres corrientes del Tradicionalismo, el antiguo diario integrista El Siglo Futuro había ido desplazando al semanario El Cruzado Español como órgano de prensa del carlismo en Madrid. En las columnas de El Cruzado Español —que se consideraba heredero de El Correo Español, desaparecido diez años antes— llegó a decirse en mayo de 1932 que era preciso recordar que en el pasado El Siglo Futuro, bajo la dirección de Ramón Nocedal, había «ultrajado a Carlos VII, desconocido a Jaime I y denostado al periódico oficioso de ambos», por lo que tenía que reconocer sus errores, especialmente si El Siglo Futuro debía considerarse el nuevo «órgano de la Comunión».[2]

Por su reiterada rebeldía, en octubre de 1932 don Alfonso Carlos declaró a El Cruzado Español expulsado de la Comunión Tradicionalista.[3]​ Los llamados cruzadistas se aproximaron entonces a otros sectores extremistas. En 1933 se tiraba la revista de tendencia fascista JONS de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista en la imprenta de El Cruzado Español[4]​ y lectores y colaboradores de El Cruzado Español como el Dr. Comas, Casariego y Gaztañaga, adheridos en torno al General Nájera (veterano de la Tercera Guerra Carlista), se reunían todas las tardes junto a los redactores de la revista JONS, compartiendo amistad y diálogo con el grupo fascista que dirigía Ramiro Ledesma Ramos.[5]​ En un mitin celebrado en Zumárraga, el 22 de junio de 1934, los cruzadistas expresaron públicamente sus preferencias dinásticas por Carlos Pío como sucesor de Alfonso Carlos,[6]​ cosa que ratificaron en mayo de 1935 durante una asamblea en Zaragoza presidida por Lorenzo Sáenz y Fernández Cortina y en representación de 30.000 afiliados.[7]

Al producirse la sublevación contra la República de julio de 1936, los cruzadistas se reintegraron en la Comunión Tradicionalista. Sin embargo, en 1943 don Carlos Pío reclamó públicamente sus derechos a la Corona en un manifiesto e inmediatamente se constituyó una organización afín, la Comunión Católico-Monárquica, al margen de las estructuras de la Comunión Tradicionalista vinculada a don Javier de Borbón-Parma que dirigía de manera semiclandestina Fal Conde. Acogido bien por Francisco Franco, que le permite residir en Barcelona a partir de 1943, don Carlos Pío conoce cierto éxito en algunos sectores carlistas temerosos de que Javier de Borbón Parma y Fal Conde terminasen reconociendo a don Juan de Borbón como Rey.

Sin embargo, después de la muerte sin descendencia masculina de don Carlos Pío en 1953, el movimiento declina rápidamente, sin desaparecer del todo, aunque hacia 1962[8]​ la mayor parte de sus dirigentes habían reconocido como rey legítimo a Javier de Borbón Parma.

Alrededor de Jesús Cora y Lira, que había sido el Secretario General de la Comunión Católico-Monárquica de don Carlos Pío, persistió un grupo carloctavista que editaba el boletín ¡Volveré!. En 1963 Francisco Elías de Tejada publicó un artículo en esa publicación, en el cual descalificaba como desigual el matrimonio de Javier de Borbón Parma con Magadalena de Borbón-Busset, considerando que por tanto su descendencia estaba excluida de la sucesión del Trono español.[9]​ En 1964 Cora y Lira fue uno de los participantes en el Primer Congreso de Estudios Tradicionalistas celebrado en Madrid por el Centro de Estudios Históricos y Políticos General Zumalacárregui fundado por Elías de Tejada.[10]

Durante la Transición española algunos octavistas vascos y navarros convergerían con los seguidores de la sivattista Regencia Nacional y Carlista de Estella en el partido Unión Carlista. Otros, como Jesús Evaristo Casariego, se integraron en la Comunión Tradicionalista encabezada por don Sixto Enrique de Borbón.



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