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Carlos Baca-Flor



¿Qué día cumple años Carlos Baca-Flor?

Carlos Baca-Flor cumple los años el 11 de junio.


¿Qué día nació Carlos Baca-Flor?

Carlos Baca-Flor nació el día 11 de junio de 1867.


¿Cuántos años tiene Carlos Baca-Flor?

La edad actual es 157 años. Carlos Baca-Flor cumplió 157 años el 11 de junio de este año.


¿De qué signo es Carlos Baca-Flor?

Carlos Baca-Flor es del signo de Geminis.


Carlos Baca-Flor Falcón (Islay, Arequipa, 11 de junio de 1867[nota 1]​ – Neuilly-sur-Seine, París, 20 de febrero de 1941) fue un pintor retratista peruano.

Nació en el Distrito de Islay, Provincia de Islay, departamento de Arequipa, al sur del Perú. Sus padres fueron Carlos Baca-Flor y Huáscar y Julia Falcón. Su padre, político, fue secretario privado del presidente boliviano Manuel Isidoro Belzú.

Antes de cumplir un año, se trasladó con su familia a Santiago de Chile, donde estudió en el Colegio de los Agustinos, luego, en el Instituto Nacional. En 1873, producto de una epidemia en Santiago fue enviado a un lazareto, bajo la atención de su madre.

A los trece años murió su padre y quedó bajo el cuidado de su madre, quien dictaba clases de piano a los hijos de familias adineradas en Santiago.

En 1882, ingresó a la Academia de Bellas Artes de Santiago, donde estuvo bajo la dirección de Cosme San Martín, Nicanor Plaza y Florencio Giovanni Mochi. La versatilidad que adquirió no solo en pintura sino también en escultura, le consiguió el primer premio en los concursos de bustos y estatuas (1883), una medalla especial por dibujos, la medalla de oro (1885) y un primer premio (1886).

En 1886, obtiene el primer puesto en una exposición de la academia por La vocación natural. Esta distinción, sumada a las anteriores, le consiguió, a los 18 años, el Premio Roma, que le otorgaba una pensión por cinco años en la capital italiana. Sin embargo, no aceptó el premio chileno por motivos de su lealtad al Perú, ya que después de la Guerra del Pacífico, ambos países mantenían tensas relaciones y el aceptar el galardón hubiera sido visto como una nacionalización chilena. Esta actitud le granjeó las simpatías del ministro plenipotenciario peruano en Chile, Carlos M. Elías de la Quintana, quien informó a su gobierno, consiguiéndose que el presidente Andrés A. Cáceres lo invitará a Lima y le otorgará una pensión igual a la del Premio Roma.

En Lima, pintó los retratos de la familia presidencial e instaló un taller cedido por Ricardo Palma (actual Archivo Nacional). Además, realizó varios retratos que se encuentran en el Club Nacional, el antiguo Senado de la República y en el Banco Central de Reserva. En la capital peruana trabó amistad con el científico Scipión E. Llona Gastañeta, el pintor Luis Astete y Concha, el músico José María Valle Riestra y Pedro López Aliaga.

En 1890, más de dos años después de llegar a Lima, partió a Europa, encallando a los doce días de partir en el estrecho de Magallanes. A pesar de las dificultades llegó a Liverpool, Inglaterra, y poco después arribó a París, donde conoció la obra de Van Dick, que le influiría notablemente. Tras su breve estancia en París, se trasladó a Génova, dónde ocupó el puesto de cónsul general del Perú, al que renunció en poco tiempo para instalarse en Roma. En Roma, obtuvo el primer puesto en el concurso para ingresar a la Academia de San Lucas, dirigida por Filippo Prosperi. Sin embargo, al año siguiente el gobierno peruano le retiró la pensión, lo que le obligó llevar un estilo de vida austero, hasta 1893, cuando, por gestiones de Manuel Candamo, pudo recuperar la subvención. En Roma, se relacionó mucho con el director de la Academia de España en Roma, Francisco Pradilla, quien le aconsejó volver a París.

En 1893, llegó a París, donde conoció a Jean Boucher, a quien fue recomendado desde Roma por Miquel Blay. Fue gracias a un amigo de Boucher que conoció al director de la Academia Julian, Jean-Paul Laurens. En Julian consiguió algunas medallas, pero tras un incidente sin importancia con Laurens decidió regresar a Roma (1894), para luego volver otra vez a París. En París, se influenció mucho por Chardin, Da Vinci, Rembrandt y Hans Holbein, además de conocer a Raimundo Madrazo, quien le presentó a José Francisco, duque de Zoagli. El duque de Zoagli era ministro peruano en París y Baca-Flor se hizo muy amigo suyo, al punto de que el duque lo invitó a las celebraciones por el Jubileo de diamante de la reina Victoria, en 1897. En Londres, realizó varios retratos y fue tentado a quedarse allí, pero decidió volver en París, ciudad en la que estuvo intermitentemente por sus viajes a Roma.

En 1905, el gobierno peruano convocó un concurso para realizar una escultura de José de San Martín. Decidido a participar, en 1906, envió una maqueta a Lima que no fue aceptada por el jurado, que no eligió ganador.

En 1907 gana en París el Primer Premio en el Salón Anual de Artistas Franceses. Sesenta críticos en voto unánime lo declaran ganador. Su obra se expone en el “Salón de Honor” (Nota: el artista no compite en el concurso anual, fue el Marqués de la Pallice quien presenta el retrato que le pintó Baca-Flor, lo hace concursar sin que él (Carlos) se entere).

Al año siguiente conoce a John Pierpont Morgan, magnate de la banca americana que frisaba los sesenta y nueve años, quien jamás permitió que lo retraten. Morgan ese año visitaba al modisto de su familia, el afamado Sr. Worth. Al ingresar al taller del sastre vio en la pared del fondo un cuadro entre dos cortinas de seda roja, el retrato en la pared hacía espejo nítido a los rasgos de Worth, arreglándose los bigotes exclamó: “Increíble... Debo conocerlo, jamás pensé encontrar a un pintor que pudiera retratarme”. Worth de rasgos faciales finos lucía en claroscuro a tres cuartos: impecable, sereno, quieto, de bigote tupido, barba cuidada, talle pectoral ancho, terno azul plata y sombrero de copa. El retrato tiene dos zonas de luz intensa; el pecho en el que rebota un rayo de luz que se filtra desde arriba y el brillo chispeante de los ojos verdes, centelleantes, que auscultan discretos al espectador. “Worth en cuerpo y alma” exclamó J.P. Morgan. Morgan visita a Baca-Flor acompañado del conde Molk, amigo ferviente de Baca-Flor y pariente de Morgan, tocan de manera fuerte y acompasada la puerta del estudio del pintor en la calle Dosne. Carlos abre la puerta y ve un anciano elegante, de rostro adusto pero sonriente, pequeño, de mirada viva enmarcada con espesas cejas. Se presenta con acento yanqui: Me llamo Pierpont Morgan, luego el banquero le mencionó brevemente acerca de su fortuna y la fama que tenía como hombre de negocios y coleccionista de Arte. Carlos le dijo abiertamente: “No tengo interés en su dinero, ni en mecenazgo alguno”, pero el magnate replicó: “Quiero que usted pinte mi retrato”. Pasaron casi dos años para que Carlos viajase a Estados Unidos y pintase a J.P. Morgan, primero hubo de crearse la amistad entre ambos. Morgan al entender que Baca-Flor no buscaba clientes lo rodeó de atenciones. Le obsequió un original de Van Dick, lo invitó a que pasase una temporada en Nueva York...

Lo que el visitante aquella vez no sabía era que Carlos seleccionaba a sus modelos. Carlos Baca-Flor —llamado en Francia El Magnífico— era una persona irrepetible, opuesto al "común"... de los mortales. “Adorador de la religión a la belleza y modesto hasta la exageración” según Don Federico Larrañaga, 1898.

En 1928 regresó a Europa y, tras una corta estadía en España, se reinstaló en París, donde fue hecho miembro del Instituto de Francia y recibió la Legión de Honor. En 1930 volvió a Nueva York, donde realizó distintos retratos de figuras de la banca y la curia romana, entre ellos el futuro Pío XII, hasta 1938, cuando se trasladó a Irlanda.

En 1939 regresó nuevamente a París, en donde su precaria le impidió regresar a Estados Unidos y donde vivió los primeros años de la Ocupación alemana. Falleció el 20 de febrero de 1941 en su taller de Neuilly-sur-Seine y fue enterrado en el cementerio nuevo de dicha ciudad.

En Perú existe poco de su obra -óleos, acuarelas, carboncillos-, apreciable en el Museo de Arte de Lima. La mayor colección está en poder de los herederos de los magnates a quien pintó, en su periplo entre Estados Unidos y Europa -esperando retrospectiva total-. En el Museu de Tarrasa (Casa Alegre de Sagrera), en Cataluña, se conservan varias obras notables suyas.

Niña en blanco, 1902.

Academia de joven desnudo.

J. P. Morgan, 1911.

La vocación natural

La mujer de la tanagra 1897

Antonia Moreno Leyva

Partida de defunción de París: publicada por Gabriela Lavarello de Velaochaga-2012, en la cual se lee: lugar,día,mes y año de nacimiento



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