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Carlos Fernández de Córdoba y Pérez de Barradas



Carlos María de Constantinopla Fernández de Córdoba y Pérez de Barradas (Aranjuez, 15 de mayo de 1864-San Sebastián, 25 de octubre de 1931), II duque de Tarifa y grande de España, fue un aristócrata e ingeniero de montes español, miembro de la casa de Medinaceli y senador en las Cortes de la Restauración. Por su mujer fue propietario del coto de Doñana, donde desarrolló una intensa actividad de gestión forestal que permitió la conservación de ese singular territorio, hoy declarado parque nacional y Patrimonio de la Humanidad. El duque fue además un importante benefactor del Museo del Prado, pues hizo una significativa donación póstuma de cuadros de su colección, de Pantoja de la Cruz y Mengs, entre otros autores.

Nació en Aranjuez en 1864 en el seno de una de las familias más prominentes de la nobleza española, como sexto hijo de los duques de Medinaceli, Luis Tomás Fernández de Córdoba y Ángela Pérez de Barradas.[1]

En 1882, el rey Alfonso XII distinguió a su madre, ya viuda, con el título de duquesa de Denia y Tarifa y la especial facultad de designar sucesor entre sus hijos. Un posterior real decreto de 1886 desgajó en dos la merced, y Carlos se convirtió por cesión materna en duque de Tarifa y grande de España, además de sucesor designado del ducado de Denia.[2][3][4]

Contrajo matrimonio en Sevilla, en 1891, con María de los Ángeles Medina y Garvey, hija de los marqueses de Esquivel y nieta de Patricio Garvey, acaudalado bodeguero y terrateniente de Jerez de la Frontera.[1]

Tras una esmerada educación, el duque de Tarifa ingresó en Cuerpo de Ingenieros de Montes en 1890. Como funcionario de carrera, ascendió por escala a ingeniero jefe de segunda clase en 1911, de primera clase en 1924, luego a inspector general del cuerpo en 1929 y finalmente fue presidente de sección del Consejo Forestal en 1931, ya durante la Segunda República.[5][6][7][8]

En su calidad de grande de España y según preveía la Constitución vigente, solicitó en 1900 su ingreso en la Cámara Alta como senador por derecho propio. Fue admitido el 3 de julio del año siguiente y permaneció en el cargo hasta que en 1923 se disolvieron las Cortes con el golpe de estado de Primo de Rivera.[9]​ Aunque estaba afiliado al partido conservador, tuvo una actividad parlamentaria muy limitada.[1]

Condecorado con la gran cruz de la orden de Carlos III en 1926, fue también caballero de la orden de Cristo de Portugal y maestrante de Sevilla. Desde 1894 y hasta el fin de la monarquía, tuvo el cargo cortesano de gentilhombre de cámara con ejercicio y servidumbre.[10][11][12]​ Aunque sucedió a su madre en el título de duque de Denia en 1904, siguió utilizando preferentemente el de Tarifa.[13]

En 1912, la duquesa de Tarifa heredó el coto de Doñana de sus tíos maternos Guillermo y José Garvey, que lo habían adquirido en 1900 al duque de Medina Sidonia, ancestral propietario de la célebre finca en la desembocadura del Guadalquivir. El duque de Tarifa, ingeniero de montes y apasionado cazador, volcó sus recursos y conocimientos técnicos en la gestión forestal de este territorio de casi 30.000 hectáreas.[14]

Allí culminó la construcción del palacio de las Marismillas y organizó regularmente cacerías y monterías, que con frecuencia tuvieron de invitado de honor al rey Alfonso XIII. Asimismo, el duque financió unas excavaciones en búsqueda de la mítica Tartessos, a cargo los arqueólogos Adolf Schulten y Jorge Bonsor, que desvelaron un yacimiento romano del siglo IV.a.C. en el llamado cerro del Trigo.[15][14]

Jubilado oficialmente del cuerpo de ingenieros de montes desde mayo de 1931[16]​ y aquejado de salud, el duque de Tarifa pasó sus últimos tiempos retirado en su palacete de Zarauz. Falleció en la cercana San Sebastián el 25 de octubre de 1931, durante una operación de próstata.[11][1]

Instituyó heredera universal a su esposa, pero dejó expresada su voluntad de legar al Museo del Prado los cuadros más relevantes de su colección, provenientes de la de Medinaceli. La duquesa viuda de Tarifa verificó la donación en su testamento, efectivo a su muerte en 1934. Consistía de un retrato del IX duque de Medinaceli por Simon Vouet, tres retratos regios -Felipe III y Margarita de Austria, por Pantoja de la Cruz, y la reina María Luisa de Parma como princesa de Asturias, de Mengs-, así como dos importantes cuadros flamencos de Marinus van Reymerswale y Jan Roos.[17]

Marinus van Reymerswale
El cambista y su mujer,
Óleo sobre tabla, 83x97 cm, 1539.

Juan Pantoja de la Cruz,
Felipe III
Óleo sobre lienzo, 204x122 cm, 1606.

Juan Pantoja de la Cruz,
Margarita de Austria
Óleo sobre lienzo, 204x122 cm, 1606.

Simon Vouet,
El duque de Medinaceli
Óleo sobre lienzo, 231x173 cm, c. 1684.

Anton Raphael Mengs,
María Luisa de Parma, princesa de Asturias
Óleo sobre lienzo, 48x38 cm, c. 1785.



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