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Casa real incaica



La Casa real incaica, denominada también Ayllu Real o Familia Imperial Incaica, de los emperadores Sapa Incas Huayna Cápac y Túpac Yupanqui. Es necesario aclarar que la denominación panaka se daba a las familias de los reyes-sacerdotes antiguos incas, pertenecientes a la dinastía Hurin Cusco, en tanto la denominación de Ayllu Real corresponde a la dinastía Hanan Cusco, según asegura el investigador Donato Amado. En consecuencia el más elevado rango de la nobleza Inca pertenece al Ayllu real del Inca Huayna Cápac, cuya casa fue la última en gobernar hasta y durante la conquista hispana. Pasados unos años y después del primer choque cultural-militar con los castellanos, luego de su derrota fue respetada por parte de la Corona Española, y conservada en la ciudad del Cusco, bajo un régimen jurídico de excepción, por lo simbólico de su representación. Sin embargo, en la época republicana peruana sufrieron la usurpación de sus bienes, invalidación de sus títulos, y otras reformas que disminuyeron su poder político y aniquilaron su fortuna económica. Los descendientes de su mayorazgo o rama medular se pueden rastrear hasta nuestros días en la ciudad del Cusco, antigua capital del imperio de los incas, llamado Tahuantinsuyo, o «Imperio de las Cuatro Regiones».

La panaca del inca Túpac Yupanqui apoyó a Huáscar en su enfrentamiento contra Atahualpa, por ello sería perseguida y diezmada parcialmente por los capitanes atahualpistas. No obstante, los sobrevivientes apoyaron a los conquistadores españoles y obtuvieron a cambio diversas mercedes y privilegios, además de cacicazgos en el Cuzco y el Alto Perú. Entre las diferentes ramas se encuentran:

A través de Bárbola Coya Yupanqui, sobrina (posible nieta) de Túpac Yupanqui y mujer del conquistador García Díaz de Castro,[2]​ ha quedado una vasta descendencia establecida en Chile y Argentina, entre cuyas ramas se encuentran:

Investigaciones sustentan que el inca Atahualpa, hijo de Huayna Cápac, dejó una importante descendencia en el Ecuador. De la cual se podría nombrar al tronco familiar Proaño de Ecuador, pues el genearca de esta familia, el capitán Francisco Proaño de los Ríos, no dejó descendencia con su legítima esposa Agustina Suárez de Figueroa, pero sí la tuvo de su unión con Isabel Atahualpa Inca y María. Así dio inicio a la familia Proaño en el Ecuador. Sin embargo otras investigaciones afirman que este linaje se extinguió en el año de 1624. Lo cual estaría en duda, ya que actualmente existen descendientes de Francisco Proaño en el Ecuador y su única descendencia fue por medio de Isabel y María descendientes del Inca Atahualpa.

Es el conjunto de los descendientes de Cristóbal Paullu Inca, hijo del emperador Huayna Cápac, de quien actualmente una de sus ramas detenta el mayorazgo o descendencia directa patrilineal. Tanto por su descendencia legítima como por sus hijos legitimados por el emperador Carlos V, tenemos las siguientes ramas:

Son los descendientes de Quispe Topa Inka, que asumió el nombre colonial de Bartolomé Topa Atao o Quispe Tito Atauchi, quienes durante el siglo XVIII adoptaron el apellido Ramos Tito Atauchi y en el siglo XIX, el de Obando u Obando Titu Atauchi. Según el historiador John Hemming esta rama de la familia real incaica es el resultado de la unión de la descendencia de dos Casas Incas de mucha importancia o de dos hijos príncipes del emperador Huayna Capac: Paullo Inca y Titu Atauchi Inca. Sin embargo el estudio del genealogista Ronald Elward, refiere que más bien son descendientes del Canciller Titu Atauchi otro príncipe Inca hermano del emperador Huayna Capac Inca, cuya hija o nieta tuvo un hijo con el príncipe Paullo Inca, que fue legitimado por el emperador Carlos V, llamado Bartolomé Titu Atauchi. En la actualidad se destacan las siguientes 2 ramas principales:[4]

En el pasado la rama legítima y heredera de los bienes y beneficios otorgados por la Corona Española, que desde el siglo XVII se diluyo en la rama femenina (Bustamante Carlos Inca), que obtuvo diferentes mercedes y reconocimientos. Fundada por Carlos Inca y proseguida por su hijo Melchor Carlos Inca, ambos encomenderos y regidores del Cabildo del Cuzco, este último fue desterrado a España donde obtuvo el hábito de caballero de la Orden de Santiago. Dejó vasta descendencia ilegítima, como Juan Melchor Carlos Inca, así como hijas que prolongarían el apellido en el Cuzco virreinal.

Conformada por los descendientes de Diego Chuquihuanca y posteriormente emparentada con importantes casas cacicales y linajes collas y aymaras. Sus principales miembros se establecieron en Azángaro ocupando la dignidad cacical, destacando entre ellos José Domingo Choquehuanca. En la actualidad pertenecen a esta rama reconocidos políticos bolivianos como David Choquehuanca y Víctor Hugo Cárdenas.

A través de Quispe Sisa, bautizada como Inés Huaylas Yupanqui e hija del inca Huayna Cápac y, según unas fuentes, de la princesa Paccha Duchicela, Shyri XVI del Reino de Quito,[5][6][7]​ y según otras de Contarguacho (señora de Anan Huaylas); unida sucesivamente con el marqués Francisco Pizarro y Francisco de Ampuero, quedó la siguiente descendencia:

En segundas nupcias, casó con Juan de Avendaño y Azurpay, hijo a su vez del conquistador Diego de Avendaño, caballero de la Orden de Santiago y de su mujer, la ñusta Juana Azurpay, hija del inca Huayna Cápac.

Se considera la descendencia femenina de Sayri Túpac, hijo de Manco Inca. A través de su hija Beatriz Clara Coya de Loyola (casada luego con Martín García Óñez de Loyola, conquistador de Chile y pariente de San Ignacio de Loyola); que luego continuaría su hija Ana María Lorenza García Sayri Túpac de Loyola (por haberse casado con Juan Enríquez de Borja, hijo del marqués de Alcañices y descendiente de San Francisco de Borja, y a través de esta sangre entroncarse con la más alta nobleza española como la Casa de Enríquez y, evidentemente, la Casa de Borja o Borgia, con título de Grandeza de España). La cual, luego de su matrimonio en 1614, recibió el título de Marquesa de Santiago de Oropesa.

Considerados descendientes de Túpac Amaru I, último gobernante inca de Vilcabamba:

Sostenían ser descendientes de Juan Tito quien contrajo matrimonio con Gabriela de Arce y procrearon a Manuela Túpac Amaru y Arce. Esta dama se casó con el criollo Bernardo de Betancur y Hurtado de Arbieto, cuyos hijas protagonizaron un sonado litigio reclamando el derecho a poseer el Marquesado de Santiago de Oropesa. Sin embargo, es probable que este linaje descienda en realidad de Alonso Tito Atauchi, otro nieto del emperador Huayna Cápac, puesto que José Gabriel Condorcanqui denominado Tupac Amaru, alegó en la Audiencia de Lima (en 1777) que falsificaron documentos e inclusive que arrancaron páginas de un libro bautismal para socavar la legítima posición de los Condorcanqui-Tupac Amaru. Tema confuso y rebatible. Dicho proceso judicial fue lamentable y produjo difamaciones mutuas entre las dos familias, por eso también se afirma que Condorcanqui era un impostor. Las opiniones son diversas, según José Antonio Del Busto no se demostró parentesco lineal alguno de los Betancur con los Túpac Amaru (Del Busto Duthurburu, 1981).[8]

También perteneció a este linaje Trinidad Enríquez Ladrón de Guevara, mujer de letras, primera lideresa social feminista, y primera mujer universitaria de América del Sur. El último descendiente público de este interesante linaje Betancur-Túpac Amaru, fue Ángel Vega Enríquez, sobrino de la anterior, fundador del diario El Sol del Cusco, fallecido en 1932 tras una sacrificada y heroica vida en contra de los poderes que explotaban al pueblo indígena, además se le considera como el fundador e inspirador de la corriente ideológica indigenista cusqueña. Según referencia del historiador Manuel Jesús Aparicio, no tuvo descendencia o hijos, sin embargo dejó simbólicos herederos testamentarios, entre ellos los intelectuales cusqueños Rafael Aguilar Páez y Luis Felipe Paredes Obando. Linaje extinto por la rama Vega y Enríquez, tanto Ángel Vega Enríquez como Trinidad Enríquez no dejaron descendientes. Posiblemente existan otros descendientes de este histórico linaje inca de la alta nobleza, Betancur-Túpac Amaru, que se conservan en el anonimato, como la rama que durante los inicios de la república peruana apellidó Laza.

Su principal representante fue el cacique rebelde José Gabriel Condorcanqui Noguera, además de sus parientes próximos como Diego Cristóbal Túpac Amaru y Andrés Túpac Amaru, entre otros. Descendientes de una hija natural de Felipe Túpac Amaru, último señor de Vilcabamba. Linaje posiblemente extinto en el año de 1827. José Gabriel Condorcanqui Noguera, precursor de la independencia peruana, peticionó a las autoridades judiciales del Virreinato ser reconocido como marqués de Oropesa, título que se le daba al posible heredero a la corona de los Incas. Además se atribuyó la corona Incaica en forma arbitraria pasando por encima de otros legítimos herederos a dicho magno título. Esto causó la indignación del Consejo de los 24 Incas, representación corporativa legal y legítima colonial de los Incas con sede en la ciudad de Cusco, quienes se opusieron a Condorcanqui. Ni siquiera los más notables descendientes de los Incas de la ciudad de Cusco, se atrevieron a coronarse como Sapa Inca. La soberbia e individualismo del prócer de la independencia José Gabriel Condorcanqui produjo la división de los Incas y su enfrentamiento. Punto de inicio de la decadencia y pérdida de poder de la nobleza Incaica Colonial.



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