Chicas muertas es un libro de crónica y no-ficción de la escritora argentina Selva Almada, publicado en 2014 bajo la editorial Random House. El libro narra los femicidios de Andrea Danne, María Luisa Quevedo y Sara Mundín en las provincias de Entre Ríos, Córdoba y Chaco, respectivamente, en la Argentina durante los años ochenta. Asimismo, Almada intercala en el texto anécdotas personales respecto a la violencia de género, como la vez en la su padre intentó atacar a su madre y esta le clavó un tenedor a este en el brazo como defensa; o el momento en el que ella, con trece años, se enteró del femicidio de Andrea Danne.
El libro fue bien recibido por parte de la crítica,Premio Rodolfo Walsh de la Semana Negra de Gijón a la mejor obra de no-ficción de género negro, y proyectó a Almada como escritora feminista.
fue finalista delAlmada escribió Chicas muertas tras una investigación que pudo realizar gracias a la beca que recibió por parte del Fondo Nacional de las Artes de Argentina en 2010, en la que, teniendo como referencia las novelas de no-ficción A sagre fría y El empampado Riquelme (de Truman Capote y Francisco Mouat, respectivamente), viajó a las provincias y lugares en los que acontecieron los femicidios, leyó los expedientes de los casos y entrevistó a cualquier persona que pudiese brindarle información respecto a los crímenes. Sin embargo, en el momento en el que Almada se quedó sin presupuesto para continuar investigando, la escritora recurrió a una vidente para proseguir su investigación. De su tiempo con ella, la autora comentó:
Respecto a si la escritora quería visibilizar la violencia hacia la mujer en el libro desde un primer momento, Almada dijo:
Almada en una entrevista, por su parte, comentó acerca de a cuándo fue que le empezó a interesar la violencia de género —tema presente en el texto—:
Chicas muertas, fue en 2015 finalista del Premio Rodolfo Walsh de la Semana Negra de Gijón a la mejor obra de no-ficción de género negro.
Luisgé Martín para el diario español El País, dijo que la obra «además de útil, es literatura en estado de gracia», mientras que Cristián Alarcón, para el mismo medio, llamó «original y novedosa» a Almada y dijo que esta «ha seducido con un estilo entre poético y realista. Su literatura pone los pelos de punta».
La revista española El Cultural llamó a Chicas muertas «una crónica tensa, exacta, que afronta con seriedad un tema aun más serio». Por su parte, el diario argentino Página/12 dijo lo siguiente del libro: «Lejos de la crónica policial, ésta es una historia íntima, una suerte de negativo de la autobiografía de una mujer joven mirando a otras mujeres jóvenes, y cómo todas son vistas desde una sociedad donde la misoginia y la violencia contra ellas es aún hoy cosa de todos los días».
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