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Clarice Lispector



Chaya Pinjasovna Lispector, luego llamada Clarice Lispector (en ruso: Хая Пинхасовна Лиспектор; Chechelnik, Ucrania; 10 de diciembre de 1920Río de Janeiro, Brasil; 9 de diciembre de 1977), fue una periodista, reportera, traductora y escritora de novelas, cuentos, libros infantiles y poemas ucraniana-brasileña de origen judío. De difícil clasificación, ella definía a su escritura como un «no-estilo».

Es considerada una de las escritoras brasileñas más importantes del siglo XX. Perteneció a la tercera fase del modernismo, de la generación del 45 brasileña.

Clarice Lispector, nació el 10 de diciembre de 1920, bajo el nombre Chaya Pinjasovna Lispector, en Chechelnik, Ucrania. Fue la tercera hija de Pinjas y Mania Lispector.[1]​ En 1921, la familia salió del país, hacia la actual Moldavia y más tarde a Rumania. En Bucarest, en 1922, consiguieron pasaportes rusos y el permiso para viajar a Brasil, por lo que así lograron emigrar a Maceió (Alagoas, Brasil), en donde ya se encontraban la hermana de Mania y el esposo de ella. Al llegar a Brasil, todos tomaron nombres portugueses: Pinjas se convirtió en Pedro, Mania en Marieta, y Chaya recibió el nombre de Clarice.[2]​ Cuando tenía tan solo cinco años, sus padres se mudaron a Recife, Pernambuco.[3]​ A la edad de diez años, su madre falleció.[4]

Eligiendo el portugués, empezó a escribir a temprana edad, y envió varios cuentos al Diario de Pernambuco, el cual rechazó sus publicaciones en una sección de contribuciones infantiles debido a que, mientras que las historias de los demás niños poseían algún tipo de narrativa, los textos de Clarice no describían más que sensaciones. Una de las primeras influencias literarias que tuvo provino del escritor Monteiro Lobato. Sobre el libro Las travesuras de Naricita —de Lobato—, Clarice escribió:[5]

A la edad de catorce años, se mudó a Río de Janeiro con su padre y una de sus dos hermanas. Allí, muy joven, empezó a leer libros de autores nacionales y extranjeros de mayor relevancia, como Machado de Assis, Rachel de Queiroz, Eça de Queiroz, Jorge Amado y Fédor Dostoievski. Ingresó en la Facultad de Derecho de la Universidad Federal de Río de Janeiro (entonces denominada Universidad de Brasil) en 1939 a la vez que escribía pequeñas contribuciones para periódicos y revistas de la época. A los veintiún años logró publicar Cerca del corazón salvaje, obra que había escrito a los diecinueve años y por la que recibió el premio Graça Aranha a la mejor novela publicada en 1943.[6]

Siendo estudiante, conoció a su futuro esposo, el diplomático Maury Gurgel Valente, a quien acompañaría a menudo de país en país, hasta su separación en 1959. Las mudanzas constantes fueron uno de las características de la vida de Clarice, quien siguió en matrimonio a su esposo, dejando atrás a su familia y amigos.

En su primer viaje a Europa —a Nápoles—, en 1944 —en plena Segunda Guerra Mundial—, confesó: «En realidad no sé escribir cartas de viajes, en realidad ni siquiera sé viajar». Durante el conflicto, prestó auxilio en hospitales a soldados brasileños heridos,[7]​ fue voluntaria con el cuerpo de enfermeras de la FEB (Fuerza Expedicionaria Brasileña).

Durante un periodo de cinco años, Clarice se trasladó varias veces, de Inglaterra a París y a Berna, donde tuvo su primer hijo, Paulo. Durante esos años, extrañando Brasil, intercambió cartas casi a diario con el escritor y amigo suyo, Fernando Sabino. En 1946 publicó su segunda novela, O lustre.

De regreso a Río de Janeiro, en 1949, Lispector retomó su actividad periodística; firmaba bajo el seudónimo «Tereza Quadros» en una columna en un periódico local. En septiembre de 1952 volvió a dejar Brasil, desplazándose con su esposo a Washington, DC. En febrero de 1952 dio a luz a su segundo hijo: Pedro. En 1954 publicó la primera traducción de un libro suyo: Cerca del corazón salvaje, en francés, con portada de Henri Matisse.[8]​ En la capital estadounidense vivió ocho años, en los cuales desarrolló una gran amistad con el escritor brasileño Érico Veríssimo y su esposa Mafalda. Desde allí logró publicar cuentos en revistas brasileñas y mantuvo una gran actividad epistolar con el escritor Otto Lara Resende.[9]

En 1959 se separó de su esposo para regresar a Río de Janeiro, en donde retomó de nuevo la actividad periodística; escribió artículos en los medios para conseguir el dinero necesario para independizarse. Un año después publicó su primer libro de cuentos, Lazos de familia, con relativo éxito; al año siguiente publicó la novela La manzana en la oscuridad, la cual sería convertida en una obra de teatro. En 1963 publicó la que es considerada su obra maestra: La pasión según G. H., la cual escribió en tan solo unos meses.[10]

En una madrugada de 1966, la escritora se durmió con un cigarrillo encendido, lo que provocó un incendio el cual destruyó su dormitorio y le provocó quemaduras.[11]​ Con quemaduras en gran parte del cuerpo, pasó meses en el hospital. Su mano derecha, muy afectada, casi tuvo que ser amputada por los médicos y jamás recuperaría su movilidad.[12]​ El incidente repercutió en su estado de ánimo, y las cicatrices y marcas en su cuerpo le causaron frecuentes depresiones.

Debido a su dominio de portugués, inglés, francés y español, con fluidez; de hebreo y yiddish, con cierta fluidez; y de nociones de ruso realizó numerosas traducciones. Quedó registro de que la primera y única traducción de español, fue el cuento Historia de los dos que soñaron, de Jorge Luis Borges, en el Jornal do Brasil. [13]

Entre el final de los años sesenta y principios de los setenta, publicó libros infantiles, traducciones y adaptaciones de obras extranjeras, obteniendo gran reconocimiento, por lo que impartió charlas y conferencias en distintas universidades de todo Brasil.[14]

Meses después de la publicación de su última novela, La hora de la estrella, víctima de un cáncer de ovario, a los 56 años, murió en Río de Janeiro el 9 de diciembre de 1977, a las diez de la mañana.[15]​ Su amigo Paulo Francis, dijo que «ella se convirtió en su misma ficción».[16]​ No pudo ser enterrada al día siguiente: debido a que era su cumpleaños y era sábado. Fue sepultada entonces el domingo 11 de diciembre de 1977, en el cementerio de Cajú.[17]

Su biblioteca personal y archivo de documentos (manuscritos de libros, correspondencia, etc.) se encuentran disponibles en la Fundación Casa de Rui Barbosa,[18]​ y el Instituto Moreira Salles,[19]​ ambos en Río de Janeiro.[20]

El estilo de la escritura de Lispector es original. En diversas entrevistas, manifestó que, al momento de escribir, era consciente de lo que hacía. Se destaca en sus obras un estilo y una estructura muy líricos, con una interioridad profunda y siempre relacionada con complejos procesos emocionales y mentales.[21]

Los personajes de sus obras hacen observaciones, apreciaciones y presentaciones de situaciones vitales de una manera muy afilada. Siempre con una prosa reflexiva, con momentos de misterio y de conflictos internos. Lispector se sentía cautivada con la presencia de la consciencia en la escritura, por lo que ello era un tema recurrente en las palabras de sus personas. No tendía a mostrar un análisis de los estados mentales de los personajes, sino que mostraba directamente sus pensamientos. Intentó de esa manera que los lectores analizaran sus obras por su cuenta. Un denominador común en sus textos es la idea del conocimiento por sí mismo.[22]

Existen muchos autores los cuales han escrito libros de ensayos y artículos de análisis y crítica sobre la vida y la obra de Clarice Lispector. Hay ensayos de autores tales como Moacyr Scliar, Marjorie Agosín, Affonso Romano de Sant’Anna, Ida Vitale y demás, los cuales han discutido las novelas, los cuentos, las crónicas y el periodismo de Lispector.

En su día, las obras de Lispector recibieron mucho análisis, y el estilo de sus obra llegó a ser comparado con el de Virginia Woolf y James Joyce.[23][24]​ El reconocido crítico brasileño Antonio Candido, dijo —sobre la primera novela de Lispector, Cerca del corazón salvaje (1944)— que: «Es un impresionante intento de tomar nuestro estilo de lenguaje torpe a reinos raramente explorados, lo que la obligó a adaptarse a una forma de pensamiento lleno de misterio».[25]​ Olga de Sá, llamó el estilo de los pensamientos de Lispector «cuestionamiento ontológico».[26]

La feminista francesa Hélène Cixous —reconocida por ser una gran aficionada de Lispector, quien la inspiró a escribir nuevas obras—, escribió un libro sobre la inspiración de Lispector sobre ella, titulado: L'Heure de Clarice Lispector.[27]Michael Marder, de la Universidad del País Vasco, escribió un artículo titulado Existenial Phenomenology According to Clarice Lispector, en donde teorizó la fenomenología de Lispector sobre la base de la novela La pasión según G. H. (1988). Joaquín M. Aguirre Romero, de la Universidad Complutense de Madrid, dijo —en su editorial, acerca de la escritora—: «Lispector es un laberinto y un océano, una creadora inagotable».[28]​ Floyd Merrell, en su libro Clarice Lispector: From a Process-Oriented View, describió al estilo de la escritura de Lispector como: «Entre la realidad y la fantasía, objetividad y subjetividad, razón e imaginación, el pensamiento lineal y los sentimientos no lineales fluyendo hacia todos y ninguna parte»; y dijo que Clarice «expone al lector a un vacío que atrae a la vez que aterroriza» —en referencia a las novelas Agua viva, Un soplo de vida y La hora de la estrella—.

En la actualidad, la obra de Lispector continúa despertando interés.[29]​ lo que lleva a considerarla en que sea la autora latinoamericana más leída y reconocida en todo el mundo.[30]




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