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Comunidades Eclesiales de Base



Se conoce como Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) a un nuevo modelo de ser iglesia, surgido en Brasil, de organización de grupos relativamente pequeños de personas que se reúnen para leer la Biblia y otros textos religiosos, reflexionar sobre los mismos y la realidad social y llevar adelante acciones caritativas y solidarias.

Este modelo surgió en la década de 1960 en Brasil y se difundió posteriormente por América latina y tiene un fuerte carácter popular, con amplia presencia en las áreas más desfavorecidas económicamente y las favelas. Se considera que sus antecedentes fueron la experiência de catequesis popular en Barra do Piraí (1956), el Movimiento de la Arquidiócesis de Natal y el Movimento de Educación de Base.[1]​ La participación en las comunidades es abierta e igualitaria, sin distinciones de género ni raza.

Es impulsado por varias iglesias, como la Católica, Metodista, Presbiteriana y Luterana.

El movimiento está relacionado con las reformas religiosas impulsadas por el Concilio Vaticano II (1962-1965) y la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano realizada en Medellín en 1968, y ha sido considerado uno de los antecedentes de la Teología de la liberación.

Las CEBs se conformaron como resultado de tres vertientes:[2]

Como formuló Medellín, cada CEBs se asume como "la célula inicial de la estructuración eclesial" y como tal "conserva las características fundamentales que Cristo quiso dar a la comunidad eclesial". Por ello, la comunidad de base se percibe como esencial y totalmente ministerial, de acuerdo a los diferentes dones con los que el Espíritu enriquece a la comunidad y a cada integrante, ejerciendo ministerios diversos como el estudio bíblico, el testimonio personal y comunitario, el discernimiento, el servicio, la solidaridad, la evangelización, la misión, la concientización y la celebración.[3]​ El documento de Aparecida señala que las CEBs “tienen la Palabra de Dios como fuente de su espiritualidad".[4]

Las CEBs vinculan el compromiso cristiano con la opción por los pobres, la lucha por la justicia social y sus integrantes participan en la vida política asociadas a movimientos sociales y partidos políticos. Uno de los principales teóricos del movimiento es el ex sacerdote brasileño Leonardo Boff.

Para la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil las comunidades eclesiales de base congregan a las personas pobres y sencillas de la zona rural y de la periferia de las ciudades, necesitan situarse ante los movimientos populares surgidos como instrumento de las luchas del pueblo por una sociedad más justa, lo cual conlleva, tanto establecer "lazos fraternos", como el "mantener claramente la distinción entre comunidades eclesiales de base y movimientos populares".[5]

En el año 2000 existían cerca de 70 mil comunidades eclesiales de base en Brasil, según datos del Instituto de Estudios de la Religión (ISER) de Río de Janeiro,[6]​ en las que participan aproximadamente 1,8 millones de personas.[7]

El papa Francisco escribió que las Comunidades de base "aportan un nuevo fervor evangelizador y una capacidad de diálogo con el mundo que renuevan la Iglesia" y por lo mismo es necesario que "no pierdan el contacto con esta realidad tan rica de la parroquia del lugar, y que se integren gustosamente en la pastoral orgánica de la Iglesia particular".[8]​ Francisco ha enviado mensajes al 13° y 14º Encuentros intereclesiales de las Comunidades eclesiales de base.[9][10]



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