Un conchero, también conocido como conchal, es, en la arqueología, un tipo de sitio que se compone por una acumulación de restos de valvas de moluscos producto de la actividad humana del pasado. En general, suelen contener en su estructura otros tipos de restos sedimentológicos o arqueológicos que varían según el tipo de sociedad que lo ha formado, como por ejemplo, restos óseos, líticos, alfareros, o carbones, entre otros.
El término conchero o conchal es de uso común en la arqueología en español. También se ha usado la denominación køkkenmødding (pronunciación aproximada: koek-kenmed-ding) que es una palabra danesa cuyo significado es ‘montículo de caparazones y conchas’ y que en español suele traducirse como conchero. También ha tenido poco éxito su transcripción al español con las formas «quiequenmedín» o «quiequenmeding» y la palabra se suele abreviar como midden. En inglés se dice shell-mountain (‘montaña de conchas’), sin embargo es también frecuente el uso de midden. En portugués se usa la palabra sambaquí cuya etimología tupí, tamba'kī, significa, igualmente, ‘monte de conchas’.
Este término es utilizado principalmente en paleoantropología y arqueología para designar a los montículos artificiales, casi siempre fosilizados, que se encuentran a orillas de mares o lagos (o en las antiguas orillas de mares y lagos) y con menor frecuencia en las cercanías de ríos u otros sitios.
La recolección y el consumo de moluscos disponibles en la zona pelágica por parte de poblaciones humanas es muy antigua. Además es una actividad muy sencillas de realizar, no requiere ningún utillaje especial y puede ser realizada por todos los segmentos de la población, tanto hombres, mujeres, niños o ancianos, por lo que el marisqueo se convertiría en un reaseguro alimenticio ante la escasez o para complementar otras dietas. El consumo de las partes blandas de los moluscos y el consiguiente descarte de las valvas o conchas provoca la generación de acumulaciones que pueden ir de unos pocos centímetros hasta metros de espesor. La gran dureza y estructura de las valvas de moluscos hace además que los concheros sean rasgos arqueológicos que pueden sobrevivir a las condiciones medioambientales, protegiendo incluso algunas de los restos orgánicos que quedan atrapados en su interior. Así, por ejemplo, los restos de carbón, huesos de mamíferos, aves o peces consumidos, u otro tipo de restos tienen más posibilidades de conservarse.
La clasificación se logra de acuerdo a los objetos de alfarería precolombina recolectada, los restos de fauna y flora, la estratigrafía y en caso de materiales orgánicos por la datación de radiocarbono.
Un køkkenmødding se constituye por la acumulación, casi siempre realizada a lo largo de siglos, y por esto estratificada, de valvas de mariscos, caparazones de crustáceos, huesos de pescados y cetáceos etc., animales todos que han sido consumidos "in situ" por alguna comunidad humana prehistórica.
La palabra fue concebida por los daneses modernos para referirse a esta clase de montículos fósiles que se hicieron relativamente frecuentes en las costas del Mar Báltico y del Mar del Norte a partir de la retirada de los glaciares y la llegada de la cultura magdaleniense. "Køkkenmøding" como tecnicismo (y más exactamente como vocablo científico o como academicismo) se ha universalizado y se aplica a todo relicto semejante encontrado en cualquier lugar del planeta (por ejemplo Tierra del Fuego); un sinónimo mucho más común y fácil de pronunciar es «conchal», pero tal sinónimo adolece de poca precisión ya que un conchal puede ser un acúmulo moderno, y, por otra parte, tal cual se ha explicado, un "køkkenmøding" casi siempre está constituido por estratos de diversos restos además de valvas o conchas.
Como resto arqueológico, un "køkkenmødding" aporta gran cantidad de datos al especialista: no solo da precisiones sobre la dieta y condiciones de vida de una comunidad humana prehistórica, sino que, entre otra información, aporta valiosos datos referidos a los antiguos ecosistemas, la paleofauna y paleoflora, etc.
Existen concheros de un enorme tamaño en la costa atlántica africana, notablemente en el parque nacional del Banco de Arguin y también abundantes aunque de pequeño tamaño en el parque nacional de Souss-Massa.
En América son habituales del Chile prehispánico y en general de toda la época prehispánica, además de otros sitios de este continente y otras épocas.
El libro de cuentos, relatos, poemas, listados y poemas narrativos, escrito por el autor argentino Javier Soverna, titulado "Kiökenmöddings" (Alción, 2015), a través de la brevedad y variedad de géneros, dentro de la forma "miscelánea", alude a las características principales de estos montículos.
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