La conquista de Germania fue una serie de intervenciones romanas en Germania que tenían como fin anexionarse nuevos territorios entre el Rin y el Elba, que pertenecían a varias tribus germanas. Esto se basó en la política de Augusto de expansión territorial.
Entre el 12 y el 9 a. C. el general romano Nerón Claudio Druso lanzó varias campañas el este del Rin. Poseía una fuerza de 12 legiones.
Marco Vinicio entre el 1 y 3 d. C. fue gobernador de la Galia Comata, Germania y Recia. Al mando de 30 000 a 35 000 soldados o 7 legiones logró varias victorias contra los queruscos, romanizándolos. En honor a sus victorias el Emperador le permitió construir una columna en la que se muestran sus victorias sobre los queruscos. La llamada Ornamenta triumphalia de Cherusciis en honor a Augusto.
Entre el 4 y 5 d. C. el futuro emperador Tiberio condujo el ejército romano por el Mar del Norte. Entre el 1 y 6 d. C. Tiberio comandó las fuerzas romanas en Germania.
Véase también: Batalla del bosque de Teutoburgo
El nuevo gobernador romano de la provincia era Varo, un político más que general. Este llegó en el año 7 creyendo que la provincia se hallaba ya sometida, se alió con el local Herman al que llamó Arminio, y no escucho a quienes le dijeron que el local no era de fiar.
En el año 9 supo de una rebelión y Arminio lo convenció de pasar por el bosque de pinos de Teutoburgo, con sus tres legiones, en total, 15 000 legionarios y 3000 a 5000 auxiliares, además de 5000 a 10 000 no combatientes (prueba de que Varo no esperaba una gran batalla, ya que solo cuando se veía una los ejércitos antiguos dejaban atrás a los ayudantes). Varo mandó exploradores, pero estos eran germanos de Arminio. Los civiles retrasaban a los romanos y desorganizaban las filas. Arminio se separó en el camino diciendo que buscaría apoyo local, el romano confió en él. El 9 de septiembre la fuerza romana fue emboscada por 10 000 a 25 000 germanos en un terreno lodoso, estrecho y desconocido. Los romanos resistieron hasta el 11 de septiembre cuando Varo y otros mandos se suicidaron. Esto último precipitó el total colapso que terminó con un último asalto germano al campamento que construyeron de forma improvisada las tropas romanas en el trascurso de la batalla. El legado Ceionius dirigió la defensa, mientras su colega Eggius se intentó rendir con miles de sobrevivientes que fueron masacrados. El comandante de la caballería Numonius Vala intento huir pero él y sus hombres fueron también masacrados.
Dos de las tres águilas de las legiones fueron capturadas, en cuanto a la tercera se dice que ante su inminente captura un legionario corrió, se lanzó con ella a un pantano cercano, ahogándose, con la finalidad de hundirse tanto el como el águila.
Solo de 12 a 300 romanos escaparon (según la fuente) y por ellos se supo del desastre. Los germanos llevaron a la mayoría de prisioneros a pantanos cercanos donde los degollaron como sacrificio a sus dioses por la victoria, otros muchos fueron crucificados y a los oficiales los quemaron vivos. La cabeza de Varo se cortó y se envió a Marbod. Este, asustado, la devolvió a Roma. A los romanos muertos se les cortaron las cabezas y manos que se clavaron en ramas y lanzas. Con esta derrota decisiva los romanos retrocedieron la frontera del Elba al Rin.
Entre 14 y 16 d. C. el general Julio César Germánico con un gran ejército avanzó con el fin de vengar la derrota de Varo, pero esta vez las tribus germanas entre el Rin y el Elba estaban unidas bajo el mando de Arminio.
En el año 16, se dio por concluida la reconquista de Germania, transformándola en un conjunto de tribus clientes del Imperio, para hacer de tapón contra los eslavos y expandiendo de forma pacífica la romanización más lejos. En 17, Germánico volvió a Roma donde celebró un triunfo por sus victorias.
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