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Consejo Nacional de Investigaciones Técnicas y Científicas



El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) es el principal organismo dedicado a la promoción de la ciencia y la tecnología en Argentina, dependiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación.

Instituido como organismo autárquico, los ejes de sus acciones radican en: el otorgamiento de becas para estudios doctorales y posdoctorales, las carreras del Investigador Científico y Tecnológico y del Personal de Apoyo a la Investigación, el financiamiento de proyectos y de Unidades Ejecutoras de investigación, y el establecimiento de vínculos con organismos internacionales gubernamentales y no gubernamentales.[2]

Las áreas de interés del CONICET incluyen gran parte de las disciplinas de la ciencia, desde las ciencias de la ingeniería, las exactas, las biológicas hasta las sociales y humanas. El personal se encuentra descentralizado, trabajando principalmente en Institutos de CONICET (75 %) y en universidades públicas (18 %).[3]

Su creación se remonta a la década de 1950. En 1951 se crea el Consejo Nacional de Investigaciones Técnicas y Científicas (Conityc), organismo que luego daría lugar al CONICET, el 5 de febrero de 1958.[4]

El 17 de mayo de 1951 durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón se creó el Conityc por decreto 9695 de 1951. La estructura integraba y perfeccionaba a otros organismos creados con anterioridad por el mismo gobierno, cuya implementación estaba ligada a las necesidades del primer plan quinquenal. El objetivo del organismo era propender a la investigación y a la formación de científicos y técnicos que colaboraran con el desarrollo argentino en todas las áreas de acuerdo a lo establecido por el artículo 37[5]​ de la Constitución Nacional de 1949 que enunciaba: “...El Estado encomienda a las universidades la enseñanza en el grado superior, que prepare a la juventud para el cultivo de las ciencias al servicio de los fines espirituales y del engrandecimiento de la Nación y para el ejercicio de las profesiones y de las artes técnicas en función del bien de la colectividad...”.[6][7]

En su primera etapa el Conityc congregó a importantes científicos, como el físico José Balseiro, Enrique Gaviola, el ingeniero nuclear Otto Gamba y el astrónomo Juan Bussolini (ver Proyecto Huemul).[8][9][10]

Este organismo fue desmantelado tras la autodenominada Revolución Libertadora que derrocó a Perón en 1955.[11]

El CONICET fue refundado el 5 de febrero de 1958, bajo la dirección de Bernardo Houssay, Premio Nobel de Medicina, durante el gobierno de facto del general Pedro Eugenio Aramburu. La historia de la institución estuvo muy ligada a la investigación en las Ciencias Biológicas y de la Salud.

Durante el gobierno de Frondizi, en 1960, se introdujo las figuras del Investigador y el Profesional de Apoyo, ambos de carrera, disponiendo el financiamiento de la investigación para permitir que los científicos pudieran dedicarse de forma permanente y completa a lo que decenios más tarde se conocería como I+D. Junto con ello, se definió un programa nacional de becas para la investigación y otro de subsidios para la investigación privada.

Además, el CONICET desarrolló convenios con los gobiernos provinciales, las entidades académicas y el sector privado para dar origen a centros de investigación especializados; tras la restauración de la democracia y a partir del gobierno de Frondizi se crearían, entre otros, el Centro Experimental de la Vivienda Económica en Córdoba, el Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología de Pinturas en La Plata, el Instituto Nacional de Limnología en la provincia de Santa Fe, el Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química en Santa Fe, la Planta Piloto de Ingeniería Química en Bahía Blanca y el Centro Nacional de Radiación Cósmica, que eventualmente se reestructuraría como Instituto de Astronomía y Física del Espacio localizado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Houssay se mantuvo como presidente de CONICET hasta su fallecimiento en septiembre de 1971. En 1976 se produce un golpe militar y comienza un gobierno de facto que duraría hasta 1983. Este período se caracterizó por las persecuciones políticas, de las que las universidades fueron uno de los principales focos. El gobierno militar consideraba a las universidades nacionales como "núcleos de subversión" y una de las medidas que toma para restarle poder es fortalecer a CONICET. Es por ello que comienza una reorganización del organismo que lleva a la creación de una gran cantidad de centros e institutos. De los 13 institutos que existían en 1976 se pasó a 116 en 1983.[12]​ Mientras el presupuesto de investigación y desarrolló de las universidades se redujo, el de CONICET se multiplicó por siete.[12]

Además durante esta etapa comenzó el desarrollo de centros regionales que proporcionarían la infraestructura necesaria para la creación de laboratorios e institutos de investigación adaptados a las necesidades prácticas y las condiciones naturales de las distintas regiones. Se crearon centros regionales en varios puntos del país, entre ellos Rosario, Mendoza, La Plata, Bahía Blanca, Puerto Madryn y Ushuaia.

La administración de CONICET durante este período fue denunciada por maniobras fraudulentas en el manejo de subsidios cuando regresó la democracia.[12]

En 1983 regresa la democracia tras la asunción de Raúl Alfonsín, con lo cual se terminó la etapa de persecución política, permitiendo el regreso al país de científicos que debieron exiliarse durante el lustro anterior. Alfonsín nombró a Manuel Sadosky al frente de la Secretaría de Ciencia y Tecnología y a Carlos Abeledo en CONICET. El mayor problema de esta época fue la crisis económica por la que el organismo contó con escasos fondos.

En esta etapa se modifica el mecanismo de subsidios, que pasa de depender de los directores de instituto a realizarse mediante convocatorias públicas. Además se crea dentro de CONICET el área de Transferencia Tecnológica para mejorar la vinculación con el sector productivo.

Durante de la gestión del presidente Carlos Menem (1989 – 1999) se producen algunas transformaciones en el sistema científico-tecnológico nacional en un contexto de fuertes restricciones presupuestarias. En 1996 se decreta una reestructuración del CONICET, dándole estatus de ente autárquico y descentralizado bajo la jurisdicción de la Secretaría de Ciencia.[13]​ Aunque se convocó a elecciones para el directorio del organismo, las autoridades nunca asumieron en su cargo debido a que fue intervenido por la Secretaría de Ciencia, primero a cargo de Domingo Liotta y luego de Juan Carlos del Bello.[14]​ El cierre de los ingresos al organismo hacia mediados de la década produjo una fuga de cerebros hacia países desarrollados y un envejecimiento de la planta de científicos nacionales.

La gestión de los subsidios pasó a la flamante Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, lo que significó un recorte en las atribuciones de CONICET. Además, se crearon las Unidades de Vinculación Tecnológica (UVT), para servir de nexo entre centros de investigación y empresas.

La gestiones de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner se caracterizaron por un nuevo impulso a la ciencia y tecnología. En 2003 se lanza el plan Raíces que permitió repatriar más de un millar de científicos argentinos para el año 2014.[15][16]​ Al año siguiente se produjo un aumento de los salarios de hasta el 45% para el personal científico a través del programa de Jerarquización de la Actividad Científica y Tecnológica.[17]​ En el CONICET se nombró a Eduardo Charreau (2002-2008), quien fue sucedido por Marta Rovira (2008-2012) y Roberto Salvarezza (2012-2015).

Cuando se realiza una comparación entre los años 2003-2015 se observa un aumento en la cantidad de investigadores que pasa de 3600 a 9200, de becarios doctorales y posdoctorales que pasan de 2000 a 10000 y de profesionales y técnicos que pasan de un poco más de 2000 a 4000.[18]​ El número de institutos del CONICET (Unidades Ejecutoras) aumentó de 80 a 230 en 12 años.

La gestión de Mauricio Macri se caracterizó por recortes del gasto público que incluyeron al área de ciencia y tecnología. Entre 2015 y 2018 la caída del presupuesto para ciencia y técnica fue del 25% y según las estimaciones disponibles para 2019 la caída final sería del 38%.[19]​ Los ingresos anuales de nuevos científicos al CONICET se redujeron un 60%.[20]​ Durante su gestión el presidente de CONICET fue Alejandro Ceccatto, con dos breves interinatos de Mirtha Flawiá y Miguel Ángel Laborde.

En 2019 tras la asunción de Alberto Fernández se designa como presidenta del CONICET a la química Ana Franchi. Además, el Ministro de Ciencia y Tecnología, Roberto Salvarezza, adelantó que se iniciará un camino de recomposición salarial para becarios, sumando 500 nuevas becas al plantel.

Según su sitio web, los objetivos del CONICET son:[21]

El CONICET es autárquico, bajo la jurisdicción de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, dependiente del Ministerio de Educación de la Nación. Desde 2007 estuvo bajo la órbita del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, que fue absorbido por el Ministerio de Educación en 2018.

A partir del Decreto N° 1661/96, el gobierno del CONICET está a cargo de un Directorio compuesto por un Presidente y ocho miembros. La elección de los miembros se realiza mediante la propuesta de ternas votadas y elevadas a consideración del Poder Ejecutivo Nacional. Cuatro ternas son elegidas directamente por los investigadores del CONICET y las restantes son propuestas por las entidades de la industria, del agro, de las universidades y de los organismos de ciencia y tecnología de las provincias.

A nivel central la administración se completa con una Unidad de Auditoría Interna, tres Gerencias -Desarrollo Científico y Tecnológico, Evaluación y Acreditación y Gestión Operativa- y una Asesoría Legal. El resto del cuerpo de administración profesional se integra con cargos escalafonarios concursados. Integran el Conicet el conjunto de Unidades Ejecutoras, compuesto por Institutos de Investigación, Laboratorios Nacionales de Investigación y Servicios (LANAIS) y Centros Regionales.

Asisten al CONICET en sus decisiones sus órganos asesores: la Junta de Calificaciones; la Junta Técnica y las Comisiones Asesoras por grandes Áreas del conocimiento.

Sus centros ejecutores operan distribuidas a lo largo del país en: 15 Centros Científicos Tecnológicos (CCT), 11 Centros de Investigaciones y Transferencia (CIT), un Centro de Investigación Multidisciplinario y más de 280 Institutos exclusivos del CONICET o de doble y triple dependencia con universidades nacionales, instituciones públicas y privadas.[22]

El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas es el principal organismo dedicado a la promoción de la ciencia y la tecnología en la Argentina. Su actividad se desarrolla en cuatro grandes áreas:

El CONICET financia a investigadores (CICT), profesionales y técnicos que realizan tareas de apoyo a la investigación (CPA) y a jóvenes graduados que realizan su doctorado o posdoctorado. Todas las categorías atraviesan por un concurso público de antecedentes para ingresar y son evaluados periódicamente.

A 2018, se desempeñan en el organismo más de 10 mil investigadores, más de 11 mil becarios de doctorado y postdoctorado, más de 2600 técnicos y profesionales de apoyo a la investigación y aproximadamente 1500 administrativos.[23]

Con el objetivo de formar recursos humanos para la investigación, el Programa de Becas permite a jóvenes graduados universitarios de todas las regiones del país la dedicación exclusiva necesaria para obtener grados doctorales y entrenamientos posdoctorales en distintas disciplinas, tanto en instituciones nacionales como del exterior. Las becas doctorales internas, se otorgan de manera excluyente para la realización de posgrados acreditados por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU), de modo de garantizar la excelencia deseada para la capacitación de becarios.

Las becas doctorales y posdoctorales se dividen en categorías:

La CICT está destinada a favorecer la plena y permanente dedicación de los investigadores a la labor científica y tecnológica. La distribución de los miembros de la Carrera del Investigador Científico y Tecnológico busca complementar el accionar de las universidades y de los distintos organismos académicos, científicos y tecnológicos nacionales.

Los investigadores se distribuyen en cinco categorías en las que se progresa mediante una rigurosa evaluación de desempeño:

Frente a la centralización económica y la distribución demográfica del país, la institución ha desarrollado estrategias de inserción de investigadores en todo el país: cerca del 60% de sus investigadores se desempeña en las provincias fuera del área metropolitana de Buenos Aires y distribuidos en todos los Estados Provinciales. Por otra parte el 70% del plantel total de la CICT desarrolla sus tareas en las universidades nacionales y el resto, lo hace en Unidades Ejecutoras propias o en organismos descentralizados de Ciencia y Tecnología (INTI, INTA, CNEA, CONAE, etc.).

En los proyectos planteados, el CONICET refleja del mismo modo la pluralidad disciplinaria en las temáticas de investigaciones: 21.91% en Ingeniería y Cs. Agrarias, 29.77% en Cs. Biológicas y de la Salud, 22.56% en Cs. Exactas y Naturales, 22.42% en Cs. Sociales y Humanidades y 3.33% en Tecnología, categoría de reciente creación.[24]

De estructura similar a la CICT, la Carrera del Personal de Apoyo está destinada a brindar apoyo profesional y técnico calificado a los grupos de investigación a través de un conjunto de variadas tareas. Algunos de sus miembros están a cargo de servicios o equipos de gran complejidad, otros desarrollan asistencia en laboratorios, en el campo de la experimentación y otros en centros de documentación o administración de institutos de investigación.

El plantel se aproxima a los 2700 miembros, que se agrupan en las categorías profesional (60%) y técnico (40%) con una relación de 1 personal de apoyo por cada 4 investigadores.

Lista de presidentes actualizada al 2019:[25][26]

El presupuesto de CONICET fue de:

(millones de pesos)

La institución fue premiada por la Fundación Konex en 2008 con el Premio Konex - Mención Especial, distinción dada a las más relevantes personalidades e instituciones de la última década de la Argentina; y nuevamente en 2018 con un Premio Konex- Diploma al Mérito.

En 2019, CONICET fue clasificado como la mejor institución de investigación de un gobierno latinoamericano por el Ranking de Instituciones Scimago[31]​ y el segundo entre todas las instituciones de investigación en la región después de la Universidad de São Paulo.[32]​ A nivel mundial, CONICET ocupa el puesto 220 entre las 5000 instituciones de investigación más prestigiosas (incluidas universidades, instituciones de investigación gubernamentales y privadas, consejos de investigación).[33]



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