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Pedro Eugenio Aramburu



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Pedro Eugenio Aramburu (Río Cuarto, 21 de mayo de 1903-Timote, 1 de junio de 1970) fue un militar y político argentino, que ejerció como dictador desde 1955 hasta 1958, luego del golpe de Estado autodenominado Revolución Libertadora. En 1962 fundó Unión del Pueblo Argentino (UDELPA), partido que sostuvo su candidatura presidencial en las elecciones de 1963, en la que resultó ser el tercer candidato más votado.[3]​ En 1970 fue víctima de secuestro y homicidio por parte de Montoneros, tras lo que la organización denominó un «juicio revolucionario».

Nació en la provincia de Córdoba y sus padres fueron Carlos Aramburu Muñoz y Leocadia Silveti. En 1933 se casó en Santiago del Estero con la maestra Sara Lucía Herrera Contreras (1910-1997), natural de esa ciudad, con la que tuvo dos hijos: Sara Elena Aramburu y Eugenio Aramburu.[4]

Comenzó sus estudios en el Colegio Militar de la Nación, alcanzando sucesivamente los grados de subteniente (1922), y mayor (1939). Se desempeñó como profesor de historia de la Escuela Superior de Guerra en 1943 y el año 1946 se encontró cumpliendo funciones como jefe del Regimiento 11 de Infantería en la ciudad de Rosario.[5]​ Al siguiente año lo nombran subdirector de la Gendarmería. Cambió de destino al ser nombrado agregado militar en Brasil entre 1950 y 1951.[5]​ A finales de 1951 fue promovido a general de brigada y destinado al siguiente año a cumplir funciones de agregado militar en Estados Unidos.[5]​ Fue designado director de Sanidad del Ejército en 1953,[5]​ promovido al grado de general de división a fines de 1954, y cambiado de destino en agosto de 1955, tras ser nombrado director de la Escuela Nacional de Guerra.[6]​ Tras la remoción de Eduardo Lonardi el 13 de noviembre de 1955, fue designado presidente provisional de la Nación hasta la entrega del poder al Gobierno constitucional de Arturo Frondizi el 1 de mayo de 1958. Pasó a situación de retiro efectivo tras la jura del nuevo presidente junto al contralmirante Isaac Rojas y al comandante en jefe del Ejército, Arturo Ossorio Arana. El presidente Frondizi, entre sus primeras medidas, envió al congreso un proyecto de ley para ascender a Ossorio Arana a teniente general.[7]​ Idéntica medida adoptó Frondizi para promover a Isaac Rojas al grado de «almirante» y a Pedro Aramburu a «teniente general». Dichas promociones se hicieron efectivas el 12 de junio de 1958.[8]

Fue uno de los propulsores de la autodenominada Revolución Libertadora que derrocó al gobierno constitucional de Juan Domingo Perón el 16 de septiembre de 1955 y que designó como presidente de facto al general Eduardo Lonardi.

Sin embargo, tras el derrocamiento de Perón en 1955, la política de Eduardo Lonardi no fue lo suficientemente «dura» contra el peronismo. Esto provocó que el 13 de noviembre de 1955 las fuerzas armadas lo reemplazaran en el cargo por el general Aramburu. El nuevo gobierno mantuvo como cuerpo asesor la Junta Consultiva integrada por políticos pertenecientes a partidos y sectores que se habían opuesto al gobierno peronista.

Uno de los principales objetivos de la Revolución Libertadora fue la «desperonización del país», por lo que se investigó y en algunos casos se procesó a los funcionarios del gobierno derrocado, se intervino la Confederación General del Trabajo de la República Argentina, se destruyeron todos los símbolos del peronismo que habían sido incorporados al aparato del Estado y se llegó a prohibir la sola mención del nombre de Perón, quien pasó a ser llamado en los medios como el «expresidente», el «tirano prófugo» o bien «el dictador depuesto». El peronismo contestó con una serie de huelgas y sabotajes, iniciando lo que dio en llamarse la Resistencia Peronista.

También se dejaron sin efecto los nombres alusivos al movimiento peronista tales como Eva Perón, Juan Domingo Perón, 26 de julio, 8 de octubre, 7 de mayo y 17 de octubre entre otros, que designaban a calles, plazas, estaciones de subterráneo y de ferrocarril (la estación Presidente Perón retomó su nombre de Retiro), municipios, escuelas, hospitales y otros establecimientos públicos. También se cambió el nombre de las provincias Eva Perón (que retomó el nombre de La Pampa y Presidente Perón (que volvió a denominarse Chaco) y de la ciudad Eva Perón, que retornó al nombre de La Plata. Los medios de comunicación fueron controlados y se prohibió cualquier tipo de propaganda favorable a Perón o al peronismo. Bajo penas de clausura del medio se obligó a llamar a Juan Domingo Perón como «tiráno prófugo» o «dictador depuesto».[9]

Gracias a los cambios ministeriales dispuestos por Aramburu, el Ministerio de Comunicaciones pasó a intervenir y ocupar un lugar central en la política educativa primaria haciendo foco en las tareas de desperonización, llegando a disponer desde los cambios y censuras de textos en las curriculas escolares, hasta la organización y el control de los aparatos del gobierno educativo encargados de aplicar la legislación. Todo con el fin de borrar las ideas peronistas y a desacreditar la figura de Perón y de diversos funcionarios pertenecientes a todos los niveles estatales.[10]​ Se combinó un gran despliegue de su aparato de propaganda: la autodenominada Marcha de La Libertad, marcha militar símbolo del golpe de Estado de 1955, fue impuesta obligatoriamente dentro de las escuelas y al inicio de los informativos en todo el territorio nacional.[11]

Se llegó al extremo de castigar a deportistas: cualquier figura del deporte que se hubiera desarrollado gracias a las políticas de Estado peronistas, pagaba con la exclusión social. Tal situación afectó a un centenar de los principales atletas argentinos, como el remero olímpico Eduardo Guerrero (1928-2015), todos los campeones mundiales de básquet de 1950, el campeón sudamericano de bochas Roque Juárez, el maratonista Delfo Cabrera y hasta los corredores Walter Lemos y Osvaldo Suárez, que por consecuencia de la suspensión no pudieron competir en la Maratón de Melbourne 1956.[12]

La tenista María Luisa Beatriz Terán (1918-1984) estaba jugando las finales del Campeonato Abierto de Alemania Occidental. EL interventor civil de la Asociación Argentina de Tenis envió un telegrama a la FIT (Federación Internacional de Tenis) solicitando la exclusión de Terán en todo torneo. La FIT rechazó la referida petición por improcedente, considerando que existía persecución política y por atentar contra el espíritu del deporte. Terán se vio obligada a huir a España y abandonar la actividad deportiva; se suicidó a los 66 años.[13]

En el área cultural se creó el Fondo Nacional de las Artes, se dejó sin efecto la prohibición de funcionar que afectaba a entidades tales como la Sociedad Científica Argentina, el Colegio Libre de Segunda Enseñanza y el teatro independiente IFT. Se restituyó la autonomía a las universidades públicas, permitiendo así que sus autoridades pasaran a ser elegidas por los claustros de profesores, egresados y alumnos.[14][15][16]

El ministro de Comunicaciones de la dictadura, Luis María Ygartúa, hizo intervenir los más importantes periódicos para «reorientar» su mensaje, colocando en ellos a civiles favorables a la dictadura. Carlos Alberto Erro fue designado interventor de ALEA y ATLAS, Ernesto Sábato como director de Mundo Argentino, a Vicente Barbieri como director de El Hogar y Crítica, a José Barreiro como director de El Mundo, a Walter Costanza como director de La Época, y a Ricardo Mosquera como director de Democracia.[17]

El 13 de junio de 1957 apareció muerto en su estudio de la calle San Martín 536, el doctor Marcos Satanowsky. El asesinato fue cometido por un grupo de tareas dirigido por el general Quaranta, que había participado por órdenes directas de Aramburu en los fusilamientos de José León Suárez y del asalto a la embajada de Haití. El crimen estaba vinculado con la tenencia de las acciones del diario La Razón, que estaba intervenido por la «Libertadora». Peralta Ramos había recibido presiones y extorsiones para que entregara el diario a la dictadura de Aramburu.[18]

Según el escritor Rodolfo Walsh, el caso Satanowsky reveló la profunda corrupción de un régimen que intentaba resolver mediante un grupo parapolicial ―armado por la SIDE― la propiedad del diario La Razón.

En materia económica, la dictadura de Aramburu adquirió un nuevo préstamo externo para financiar importaciones desde Europa.[cita requerida] Así se contrata con varios bancos europeos un crédito de 700 millones de dólares, que se suponía podría ser amortizado en el transcurso de un año. Durante su régimen reapareció el efecto inflacionario, que había logrado previamente picos de 31% en 1949, de 36,7% en 1951 y 38,8% al siguiente año.[19][20][21][22]

En 1956 resulta evidente que era imposible para el gobierno militar cancelar el préstamo. Ante esa situación, el ministro de Finanzas francés invitó a los 11 países acreedores de la Argentina a reunirse en París.[23][24]​ De esta reunión surgió el Club de París. Al finalizar la dictadura militar Argentina se encontraba en suspensión de pagos (default), y la deuda externa había crecido. Mientras que a fines de la Segunda Guerra Mundial, las reservas de oro y divisas acumuladas en el Banco Central superaban en 1300 millones de dólares a la deuda externa, a fines de abril de 1958 era la deuda externa la que superaba en 1100 millones de dólares a las reservas de oro y divisas.

Esta rotación de la política exterior independiente a una totalmente alineada con Estados Unidos se conjuga con la incorporación de la Argentina al FMI, decidida por el régimen de Aramburu, en 1956, al mismo tiempo que se desnacionalizan los depósitos bancarios, y se anula la reforma constitucional de 1949, dejando sin efecto el artículo 40, protector de los recursos naturales.

En la noche del 9 de junio de 1956 comenzó una insurrección cívico-militar comandada por el general Juan José Valle. El movimiento actuó en varias partes del país, pero fue rápidamente desbaratado y durante los enfrentamientos los sublevados mataron a tres personas (Blas Closs, Rafael Fernández y Bernardino Rodríguez) y tuvieron a su vez dos muertos (Carlos Yrigoyen y Rolando Zanera) sin contar los que fueron luego fusilados.[25]

Sobre el propósito de los rebeldes dice Page:

Por orden del gobierno militar fueron fusilados Valle y otros 17 militares, así como unos 15 civiles en lo que el escritor Rodolfo Walsh llamó más tarde la Operación Masacre. Perón no respaldó la sublevación y así cuenta Miguel Bonasso:

Por su parte el historiador Joseph A. Page dice sobre el episodio:

La dictadura militar de Aramburu disolvió el IAPI pero mantuvo algunas medidas proteccionistas que venían de décadas anteriores. Así la Junta Nacional de Granos y la Junta Nacional de Carnes controlaron la exportación de estos productos. Entre otras instituciones se crearon: el CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial y YCF (Yacimientos Carboníferos Fiscales) ―para la explotación de carbón en Río Turbio―.

En 1957 se convocaron elecciones para una Asamblea Constituyente, en un marco de proscripción del peronismo. Estas elecciones provocaron la división de la Unión Cívica Radical al consolidarse un sector acuerdista con el peronismo, liderado por Arturo Frondizi. Al retirarse los constituyentes de Frondizi, la Asamblea Constituyente se limitó a recuperar el texto de 1853 y aprobar un amplio conjunto de derechos sociales que se incluyeron como artículo 14 bis.

Finalmente, Aramburu convocó a elecciones en las cuales no podía presentarse el Partido Peronista ―que continuaba proscrito―, si bien lo hacían algunos nuevos partidos ―llamados neoperonistas― integrados por políticos peronistas. Perón optó por pactar su apoyo con Arturo Frondizi, quien ganó el 23 de febrero de 1958 y asumió el poder el 1 de mayo del mismo año, pese a las presiones de algunos sectores militares que se oponían, y Aramburu solicitó de inmediato su retiro del ejército.

25 de enero de 195726 de marzo de 1957
27 de marzo de 1957[30]​ – 1 de mayo de 1958


20 de mayo de 1957[35]​ – 1 de mayo de 1958

En las elecciones de 1963, con el peronismo aún proscripto, se presentó como candidato a presidente por la Unión del Pueblo Argentino (UDELPA), obteniendo el tercer lugar en número de sufragios. El colegio electoral nombró luego como presidente a Arturo Umberto Illia que en las elecciones había obtenido el primer lugar con el 25 por ciento de los votos totales y el 31,90 % de los votos positivos.

Aramburu comenzó el año 1970 de reunión en reunión con influyentes sectores empresariales, trabajaba sin descanso para desgastar políticamente a Onganía. Se había impuesto una fecha tentativa para dar el golpe definitivo contra el dictador al que llamaban "La Morsa". Sería el 10 de junio de 1970. Un emisario suyo, el coronel Carlos Salazar, se reunió con el jefe del Ejército, Alejandro Agustín Lanusse, para prevenirlo sobre "los peligros que enfrentaba la República y la necesidad imperiosa de derribar al presidente".[36]

Existen varias versiones sobre muerte, una de ellas según un reportaje el 3 de septiembre de 1974 de la revista "La Causa Peronista", Mario Firmenich y Norma Arrostito relatan que Aramburu fue secuestrado el 29 de mayo de 1970 y que culminó con la ejecución hecha por Fernando Abal Medina de un tiro de pistola en el sótano de la estancia La Celma en la localidad de Timote (partido de Carlos Tejedor, provincia de Buenos Aires).[37]​ Esta fue la primera acción pública del grupo guerrillero Montoneros. Allí fue acusado en lo que la organización denominaba «juicio revolucionario» - que carecía de sustento jurídico en la ley argentina - por su accionar durante el Golpe de Estado de 1955, los fusilamientos de José León Suárez de 1956 y la desaparición del cadáver embalsamado de Eva Perón, condenándolo a muerte. Sobre esa acción dijo Mario Eduardo Firmenich:

Otra versión indica que durante el gobierno de facto Juan Carlos Onganía, se tramaba un golpe para sustituirlo. En él complotaban el general Agustín Lanusse, el general Aramburu como futura cabeza, y el radical Arturo Frondizi como partícipe civil. Ante este peligro, la Inteligencia Militar del gobierno de Onganía, buscando confirmar el rumor que había corrido, y tal vez amedrentar a Aramburu, acciona un grupo de jóvenes que le era próximo –Firmenich, Arrostito, Abal Medina, Ramus, entre otros–, para que lo secuestren y se lo entreguen para interrogarlo. Un comando lo interrogó sobre la conspiración y, como el expresidente se descompuso, lo llevaron al Hospital Militar para reanimarlo; pero sin éxito.[39]

Según el historiador Carlos Altamirano:

El periodista de Clarín Alberto Amato reveló que el general Bernardino Labayru, uno de los incondicionales Aramburu, le había sugerido en una entrevista que Aramburu fue víctima de un secuestro por parte de un grupo de las Fuerzas Armadas y que murió en el Hospital Militar.[41]​ En su biografía "Aramburu", Rosendo Fraga y Rodolfo Pandolfi citan a un exministro de Aramburu, Carlos Alconada, que responsabiliza por el crimen al ministro del Interior de Onganía, Francisco Imaz.[42]

Según se relata en el libro ¨Z Argentina. El crimen del siglo¨, de Fernández Alvariño el secuestro de Aramburu fue cometido por fuerzas paramilitares a las órdenes de Onganía, vía su Ministro del Interior, el General Imaz, que a su vez controla la Policía Federal, principal protagonista del operativo. Según sus investigaciones Aramburu fue asesinado en el mismísimo Hospital Militar Central, de Buenos Aires, y que su cuerpo fue entregado a Horacio Wenceslao Orué, vinculado a los Servicios de Inteligencia del Estado.[43]

Para sostener esta elucubración, se afirma que en los libros de visitas del Ministerio del Interior de la época, que presidía el general Francisco Imaz, hay varios asientos que manifiestan la concurrencia de Mario Eduardo Firmenich a la Casa Rosada, no obstante dichos asientos no están documentados. Y según relata Juan Bautista "Tata" Yofre, "Firmenich me dijo que lo referido al Ministro Imaz siempre fue un recurso utilizado para sus internas. Nunca hubo contactos, son mitos insostenibles a esta altura de la historia.”[44]

Años más tarde, Lanusse confesaría en la intimidad que la verdadera razón de la muerte de Aramburu fue la búsqueda de una salida al gobierno de Onganía. “Él era el hombre que en esas circunstancias teníamos los argentinos en ese entonces. (...) Aramburu, con las diferencias lógicas, era un Charles De Gaulle, era un hombre de reserva. Yo no creo que lo hayan eliminado como venganza por los fusilamientos del 56, yo creo que lo eliminaron porque era una solución posible”.[44]

El asesinato del general Aramburu causó gran conmoción en la opinión pública de Argentina, la que fue aún mayor entre sus partidarios, diversos periodistas y escritores emitieron también sus opiniones: "Aún cuando Aramburu hubiese sido responsable de numerosos crímenes, su muerte lo único que hace es añadir otro asesinato a la lista. No resuelve, ni anula, ni compensa nada. Es otro crimen."[45]

El hecho marcó el inicio de las actividades guerrilleras de la organización Montoneros, (Firmenich aseguró: “El ajusticiamiento de Aramburu era un viejo sueño nuestro… La ejecución de Aramburu debía significar precisamente la aparición pública de la organización”[46]​), acciones que se extendieron hasta finales de la década de 1970, cuando fueron finalmente exterminados por la dictadura militar que derrocó al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón. La justicia Argentina condenó a varios de los autores por el delito de homicidio, pero las penas no llegaron a cumplirse pues fueron aministiados al llegar Héctor José Cámpora a la presidencia. Rosendo Fraga y Rodolfo Pandolfi, en su libro sobre Aramburu, sostienen que mientras era ministro del Interior, Arturo Mor Roig, dijo a la señora de Aramburu que no se podía avanzar en la investigación del asesinato porque se salpicaba al Ejército.[47]

El «Tribunal Revolucionario» montonero lo encontró culpable de ser «una carta del régimen que pretende reponerlo en el poder para tratar de burlar una vez más al pueblo con una falsa democracia y legalizar la entrega de nuestra patria» y de «haber sido vehículo de la revancha de la oligarquía contra lo que significaba el cambio del orden social hacia un sentido de estricta justicia cristiana».[48]​ En el comunicado de la organización Montoneros del 31 de mayo de 1970 se afirmaba:

nuestra organización, constituida en Tribunal Revolucionario, luego de

En 1974 el cuerpo de Aramburu fue secuestrado por el movimiento guerrillero Montoneros con el fin de presionar al gobierno constitucional de Perón a traer el cadáver de Evita, que se encontraba en la quinta "17 de octubre" de propiedad de Perón en España. El secuestro de su cadáver por los guerrilleros causó estupor en la sociedad argentina.[49]

Sus restos se encuentran en el Cementerio de la Recoleta, en la bóveda que el arquitecto Alejandro Bustillo diseñó en 1972. A un costado de su sepulcro se lee la siguiente frase dicha por Aramburu: El progreso, fundamento del bienestar general, es obra de los pueblos y resultado de la riqueza justamente distribuida.[50]

Existen calles y avenidas que llevan su nombre en Oberá,[51]Clodomira,[52]Loreto[53]​ y Copetonas [54][55][56]

Hay diferentes proyectos de ley para quitar su nombre a un barrio de la ciudad de San Juan,[57][58][59]​ a una calle de la ciudad de San Isidro (en el Gran Buenos Aires),[60][58]​ y a una escuela ubicada en la localidad santafesina de Vera.[61][62]

En la Ciudad de Corrientes, en una de las plazoletas ubicadas en la explanada del Puente General Belgrano, se hallaba emplazado un busto que homenajeaba la memoria del General Aramburu,[63]​ el cual finalmente fue removido tras una Ordenanza Municipal y reemplazado por uno de Néstor Kirchner.[64]​ Una acción similar, tuvo lugar en la ciudad de Goya en la misma provincia, donde una calle que llevaba el nombre de Pedro Eugenio Aramburu también mudó su denominación por la del expresidente Kirchner.[65]

En la década de 1960, el Ejército Argentino bautizó a la Escuela de Infantería con el nombre «Teniente General Pedro Eugenio Aramburu» y a la Escuela de Artillería con el nombre «Teniente General Eduardo A. Lonardi» (derrocado por Aramburu). En 2007, la fuerza puso a la Escuela de Ingenieros el nombre «Teniente General Juan José Valle» (fusilado por Aramburu).[66]



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