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Corrientes antiindustriales



La crítica de la tecnología es un análisis de los impactos adversos de las tecnologías industriales y digitales. Se argumenta que, en todas las sociedades industriales avanzadas (no necesariamente solo las capitalistas), la tecnología se convierte en un medio de dominación, control y explotación,[1]​ o más en general, algo que amenaza la supervivencia de la humanidad. Parte de la tecnología a la que se oponen los críticos incluye productos cotidianos para el hogar, como refrigeradores, computadoras y medicamentos.[2]

Las corrientes de pensamiento antiproductivistas o tecnocríticas son movimientos que consideran el "progreso tecnológico"como una ideología nacida en el siglo XIX durante la Revolución Industrial y a partir de la Segunda Guerra Mundial se impone en las consciencias, principalmente bajo el efecto del maquinismo, de la informatización y de las redes electrónicas.

Las corrientes antiindustriales se pueden caracterizar por diez principios fundamentales :

Estos principios no deben dejar suponer que las corrientes antiindustriales forman un movimiento unitario. Existen entre ellas varias líneas de fractura. Se pueden distinguir dos grandes tendencias :

Hay otros puntos que son materia de divergencia en las corrientes antiindustriales :

El historiador François Jarrige afirma sobre la crítica antiindustrial : « es un pensamiento dual y ambivalente [...]. Rechaza que la técnica sea algo neutral, afirma que cada técnica transporta con ella formas políticas. Para transformar la sociedad, el Estado y el mercado, es necesario cambiar antes las infraestructuras sobre las que se apoyan. »

El movimiento antiindustrial puede ser considerado como una reacción de rechazo a la Revolución Industrial aparecida en Gran Bretaña y Francia en la segunda mitad del siglo XVIII.

En 1811-1812 en Gran Bretaña, varias artesanos se oponen violentamente a sus patronos cuando estos deciden introducir máquinas en el tratamiento de la lana y del algodón. Bautizado ludismo (su líder se llamaba supuestamente Ludd) y concretándose en la destrucción masiva de las máquinas, su movimiento constituye la primera manifestación conocida contra el desarrollo industrial.

En 1854, en Estados Unidos, Walden obra maestra del filósofo y naturalista Henry David Thoreau, aboga por la vida sencilla en los bosques, lejos de la sociedad. Su autor es considerado como el pionero del antidesarrollismo en Estados Unidos.

Durante los años 1880-1890, el inglés William Morris recorre Gran Bretaña para hacer conferencias en las cuales aboga por la mejora de la vida mediante la educación, el ocio y la defensa de la Naturaleza.

Durante los años 1950, los teóricos de la Escuela de Frankfurt, entre los cuales Herbert Marcuse y Jürgen Habermas ponen su crítica de la sociedad industrial en una filiación marxista. Contribuyen al éxito de Mayo 68 y su denuncia de la sociedad de consumo. Pero a principios de los años 1980, con el advenimiento de la ideología neoliberal, Habermas considera que la "comunicación" es "la única manera de producir un acuerdo democrático".

Durante la década de los años 1950, otros intelectuales toman sus distancias con el marxismo y ven ante todo en el progreso técnico la expresión llevada al paroxismo de un gusto prometeo compartido por todas las clases sociales, del mundo obrero a las clases dirigentes. Es el caso del pensador alemán Günther Anders y de los franceses Bernard Charbonneau y Jacques Ellul. Estos últimos han iniciado conjuntamente sus reflexiones a partir de mediados de los años 1930. En 1954, Jacques Ellul publica un libro importante : La Technique ou l'enjeu du siècle. En él avanza la tesis que desde que las técnicas se han automatizado y conectado entre ellas, tienden a constituirse en medio que, poco a poco, remplaza al medio natural, lo fagocita desde dentro como un cáncer que invade todo el organismo. La técnica pues ha cambiado de estatus. Ahora se desarrolla de forma autónoma : cuanto más los hombres creen controlarla cuanto más en realidad es ella que los controla. Habiendo estudiado por completo el pensamiento de Karl Marx y habiéndolo enseñado en la universidad de Burdeos, Ellul se desmarca radicalmente del marxismo. En su libro La Technique afirma : "Es vano palabrear contra el capitalismo : no es él quien dibuja nuestro mundo, es la máquina."

Por la misma época, en su obra La Obsolescencia del hombre, Günther Anders intenta él también demostrar que la técnica es una ideología que influye en todas las otras. Precisa : "No se evalúa una ideología según las respuestas que aporta sino a las preguntas que ignora". En vano, ni el uno ni el otro conseguirán crear una verdadera corriente de pensamiento. En 1988, Jacques Ellul declara « Actualmente, estimo que la partida está perdida. Exaltado por la potencia informática, el sistema tecnicista ha escapado definitivamente a la voluntad direccional del hombre ».

Es a partir de principio del siglo XX que la industrialización llega a un punto de paroxismo con la introducción del trabajo en cadena en las fábricas de los automóviles Ford en Detroit. Basado sobre la división del trabajo, el procedimiento es aplicado por el ingeniero Frederick Winslow Taylor dando nacimiento al taylorismo y, más generalmente, a la organización científica del trabajo.

La crítica de la técnica toma entonces varias formas, también artísticas. En 1936, en su película Tiempos modernos, el cineasta Charles Chaplin describe la alienación del hombre por el maquinismo.

A principios de los años 1960, Ellul es más conocido en Estados Unidos que en su país pero su pensamiento al igual que el de Lewis Mumford que es cercano, no consigue producir una corriente militante. Los dos pensadores apuestan por una crítica a largo plazo, en una perspectiva antropológica que les convierte en inaplicables en el campo político que es a corto plazo.

Sin embargo, en los años 1970, el movimiento hippie se apoya sobre los análisis marxistas de la Escuela de Frankfurt y sobre las teorías anarcoprimitivistas de John Zarzan que aboga por un retorno al modo de vida prehistórico de cazadores-recolectores. Algo menos radicales pero igual de paseistas y tecnófobas, algunas comunidades rechazan el modo de vida moderno, en particular la utilización de la electricidad y de la energía a vapor. Establecidos cerca de Filadelfia, los Amish se visten como en el siglo XIX.

Opuesto a ese pacifismo, el matemático Theodore Kaczynski, « Unabomber », recurre a la violencia : entre 1978 y 1995, manda una veintena de paquetes bomba a representantes del complejo industrial y universitario. Sus actuaciones consiguen que el New York Times y el Washington Post publiquen un manifiesto en el que se critica duramente la sociedad industrial y se invita a la revolución contra ella.

En Estados Unidos aún más que en Europa, la ideología neoliberal "recicla el espíritu libertario en la cultura de empresa" : un gran número de antiguos hippies invierten en el high-tech y crean start-ups. Algunas de ellas se convierten en multinacionales a principios del siglo XXI (Apple y Google, por ejemplo).

En India y en China, ante la destrucción del medioambiente y de las economías de subsistencia, movimientos de oposición a la industrialización aparecen en el campesinado desarraigado.

Las corrientes antiproductivistas aparecen a partir de los años 1960 cuando los efectos negativos de la ideología productivista empiezan a ser patentes, en particular sobre el medioambiente. Se manifiestan no sólo a través de tomas de posición teóricas (textos, revistas, manifiestos) sino también bajo la forma de acciones concretas desde las más legales (creación de asociaciones y de comités de defensa, organización de debates públicos, manifestaciones en la calle) hasta ocupaciones de terrenos o de acciones más radicales, que tienen un valor simbólico, con el espíritu de la desobediencia civil (por ejemplo, arrancar plantas OGM). Los autores de esas acciones reconocen que son ilegales pero que son totalmente legítimas. En Francia, los militantes recuerdan que el derecho a la insurrección está inscrito en la constitución. La no violencia siendo uno de los pilares fundamentales, tan sólo se recurre a la violencia en caso de desbordamientos. El caso de Theodore Kaczynski es el único ejemplo conocido de violencia contra personas.

Después de Mayo 68, una corriente contestataria rompe con la temática de la reapropriación de los medios de producción que sostenía la izquierda libertaria y marxista :



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