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Cultura Vicús




Vicus es una cultura arqueológica del Antiguo Perú que se desarrolló entre los años 150 a. C. y 400 d. C. Se descubrió en los años 60 mediante la huaquería ilegal. La gran mayoría de piezas de la mejor calidad se localizó dentro de la hacienda Pabur de Domingo Seminario Urrutia, quien fue el primero y único en denunciar este acto ilícito que ocurriría dentro de su propiedad a la casa de la Cultura del Perú, siendo su director José María Arguedas.

En 1963 comenzó la fiebre de la huaquería, donde se extrajo muchas piezas arqueológicas donde fueron a parar a países de Europa. Domingo Seminario Urrutia al ver esta comercialización ilegal comenzó a comprar cada pieza que le ofrecieron con la única finalidad de preservar la piezas en su lugar de origen y evitar la pérdida de información.

Por ello, Seminario Urrutia se pone en contacto con el Ministerio de Educación Pública y el Patronato Nacional de Arqueología donde contrata el 4 de enero de 1964 a Ramiro Matos para que estudie esta nueva cultura. Asimismo, tenemos conocimiento de que Seminario contrató al arqueólogo Carlos Guzmán Ladrón de Guevara y al técnico José Casafranca Noriega.

Estimaciones efectuadas por el arqueólogo peruano Luis Guillermo Lumbreras formuló su esquema cultural tomando como base el criterio económico social. Lumbreras se ocupó de la cultura vicús a partir de 1979. aproximadamente, en la zona costera norte del Perú, en el curso inferior del río Piura, a 7 km del distrito de Chulucanas, en la provincia de Morropón, departamento de Piura. Descubierta por excavadores clandestinos (¨Huaqueros¨)

Su sede administrativa, localizada en el "cerro Vicús", a una altitud de 170 msnm, y que da nombre a esta cultura, sirvió de enlace con otras ciudades andinas ubicadas más al norte. Los vicús, conocedores de las aleaciones de la plata, el oro y el cobre, usaron estos metales en la elaboración de sus instrumentos de labranza.

Su cultura se desarrolló en tres grandes etapas:

La agricultura fue la base de su desarrollo económico. Se conoce que cultivaban calabaza o mate, maíz y algunos frutos, con sistemas de regadío avanzados, y el principal instrumento de control y explotación social, respaldados por un férreo militarismo . Un fuerte contingente de guerreros nobles recorría sus dominios para hacer cumplir los mandatos del soberano. Estas actividades se complementaban con la ganadería o la caza.

El rasgo más importante de esta cultura es la agricultura.

Vicús es el nombre de una de las culturas más importantes del Perú ubicada en los valles y en la costa de Piura, que se desarrolló desde el 500 a. C. a 500 d. C.[1]​ También abarcó una pequeña parte al norte de Lambayeque.

La denominación de Vicús se debe al nombre del lugar donde se encuentra el más importante cementerio: el Cerro Vicús, 50 km al este de Piura.

Su área de influencia se extendió desde Tambo Grande y Salitral (parte alta del río Piura), hasta el norte en las provincias piuranas de Morropón, Ayabaca, Huancabamba y probablemente hasta la Sierra Sur de Ecuador.

Vicús es una cultura que, al igual que Paracas en su fase inicial, se muestra como una expresión tardía de la etapa Chavín.

Lamentablemente la depredación huaquera ha sido de tal alcance, que actualmente, con los objetos hallados, es imposible disponer de la información que la arqueología necesita para proceder a una adecuada reconstrucción de la vida de este pueblo. La pérdida es irreversible.

Cerca de Cerro Vicús se han encontrado casi dos mil pozos funerarios, verdaderas chimeneas mortuorias con una antigüedad de doce a catorce siglos.

Una de las características de Vicus son precisamente estas tumbas consistentes en pozos verticales tubulares de profundidad y diámetro variable. Al final del pozo hay un ensanchamiento que da al conjunto la forma de bota.

La profundidad del pozo oscila entre 4 y 15 m, pero hay algunos alcanzan los 15 metros. El diámetro oscila entre los 70  y 1 m pero generalmente son de 80 cm.

Posiblemente las tumbas más profundas pertenezcan a gente de más importancia. Son también las que contienen mayor cantidad de piezas de cerámica y metálicas.

Generalmente el cadáver, reducido a polvo se encuentra en el fondo de la tumba, pero también puede estar ubicado más arriba. Una vez colocado el cadáver y los objetos que le correspondían por su clase, se volvía a cubrir la tumba con arena. Se han encontrado algunas tumbas vacías, lo cual hace suponer que estaban por ser ocupadas y disponibles, pero no se llegaron a usar.

En las tumbas corrientes se han encontrado ollas o diversos objetos de cerámica, agujas de cobre y trozos de tela.

Continúa siendo un misterio como se podía trabajar en una chimenea tan profunda de apenas 75 cm de diámetro, donde se tendría que formar necesariamente un tiro de succión capaz de producir un vacío en el fondo, el mismo que provocaría la muerte por asfixia de cualquier trabajador. Los huaqueros, para evitar este fenómeno excavan estas tumbas por el fondo desde un lugar abierto.

En las tumbas de los cementerios de Vicús, no se encuentra un cadáver. Lo que se encuentran son formas alargadas reducidas a polvo, de unos 6 cm de largo y 12 o 10 cm de espesor. Es una tierra de color marrón oscuro en la que no quedan ni los huesos, salvo algunas piezas dentarias.

Se supone que los cadáveres eran cremados y las cenizas envueltas en telas, depositadas en las tumbas, porque sí se han encontrado trozos de telas. Esto hace suponer que la cremación no se realizaba dentro de la tumba, sino fuera de ella. Luego las cenizas se trasladaban al interior de la tumba, y se daba con ellas la forma y tamaño deseados. No se han llegado a descubrir, lo que pudieron ser los crematorios de los antiguos Vicús.

La denominación de tierra de muerto, fue dada por los huaqueros piuranos, que guardaban por ellas temeroso respeto.

La colección Domingo Seminario Urrutia fue la más importante donde este exsenador y hacendado con el afán de dar a conocer más de esta cultura llega a exhibir en múltiples oportunidades su valiosa colección a nivel nacional. También cabe resaltar que Seminario tuvo un éxito rotundo exhibiendo esta colección en el Galería Nacional de Arte DC, Museo Solomon R. Guggenheim en New York como también en museos en México y Brasil.

La cerámica Vicús denota influencias de la Chavín/Cupisnique (etapa Chavín) y de la Moche temprana (etapa de influencia Mochica), pero existe entre ambas una cerámica puramente estilo Vicús (Etapa de Desarrollo Regional), con características muy propias de esta cultura, a la que, para diferenciarla, se la llama cerámica Vicús-Vicús.

Los Vicús hicieron dos clases de cerámica:

En el estado actual de las investigaciones, (1990) la cerámica es la principal fuente de información sobre los Vicús. En general, su cerámica se caracteriza por su aspecto macizo y rústico, y por su tendencia escultórica realista. Morfológicamente, la cerámica Vicús ha sido separada en tres tipos:[nota 1]

Vicús negativo: comprende círculos simples, volutas, y triángulos que aparecen en recipientes con figuras de animales. En los ceramios Vicús Negativo podemos apreciar guerreros, músicos, y escenas eróticas con figuras desnudas de ambos sexos.

Vicús blanco sobre rojo: es similar a Vicús Negativo, ya que presenta recipientes escultóricos antropomorfos, fitomorfos y zoomorfos. Su decoración combina blanco, aplicaciones, incisiones y líneas.

Vicús engobados monocromos: presenta una apariencia tosca, con manchas oscuras debido a defectos de cocción. Presenta recipientes con base acampanada, trípodes o pedestales.

Posteriormente, con base en estudios comparados entre la cerámica de estilo Mochica, originaria de Piura, con la que se observa en el valle de Chicana, y con las cerámicas Vicús, siguiendo un esquema evolucionista, se lograron separar dos períodos bien diferenciados, el Vicús I y el Vicús II.[2]​ El primer período está formado por cerámica tosca, de baja calidad en comparación con su supuesto antecesor (el estilo Chavín) y su supuesto sucesor, (el estilo Mochica). El segundo grupo está formado por cerámicas de acabado muy fino y formas compatibles con los complejos cerámicos de Lambayeque y Virú.

Se han logrado captar y definir ocho alfares[nota 2]​ perteneciente a la tradición alfarera Vicús, numeradas de uno a ocho. De estos seis se relacionan exclusivamente a piezas de estilo Vicús, y dos (la 2 y la 7) se asocian a "imitaciones" de la cerámica Moche. Por otro lado, los alfares pertenecientes a las tradiciones tecnológicas Moche y Virú también se encuentran piezas que imitan el estilo Vicús o representando a personajes del repertorio iconográfico Vicús.[3]

Desde el punto de vista estilístico, se han podido identificar tres fases: Vicús Temprano; Vicús Medio, dividido en dos segmentos, A y B; y, Vicús Tardío, también este dividido en los segmentos A y B.[4]

En esta fase, las principales formas que adoptan las cerámicas son:

En esta fase se producen las siguientes modificaciones: aumento del repertorio iconográfico definido a través de un grupo de personajes de ojos almendrados; cuerpos lenticulares, picos verticales y cónicos; progresivo incremento de la curvatura del asa puente.

Las pastas de la arcilla contienen materiales no plásticos (entre un 30 y 40%) este material se agrega para dar una mayor resistencia a la pasta y evitar que se raje durante el secado o la cocción. En todas las pastas Vicús se nota la inclusión de arcilla refractaria del grupo de la caolinita, en pequeña proporción, probablemente incluida también como antiplástico.

Se han detectado las siguientes técnicas de manufactura de las piezas: estirado digital; estirado manual; anillado; emplacado; y, modelado.

La cerámica, de color original el propio natural, es decir anaranjada, es pintada con la técnica del negativo. Esta consiste en pintar las áreas que rodean las líneas que delimitan los motivos decorativos, pero no los motivos mismos, que de este modo aparecen resaltados en negativo. Esta técnica también es propia de la cultura Recuay y de las culturas mesoamericanas y centroamericanas. Con esta técnica se dibujan trazos geométricos y olas marinas. En todos los casos, la cerámica Vicús se muestra maciza, rústica, grotesca y hierática.

Son característicos los recipientes escultóricos de doble cuerpo, con asa puente y tubo comunicador. En uno de los cuerpos hay representaciones escultóricas.

Son muy comunes los huacos dobles. Una parte representa a un personaje o a un animal y la otra es la botella en donde está el pico. Se unen mediante una doble conexión o puente comunicante. La cerámica de dos cuerpos aparece en esta época y perdurará en la Costa hasta la época incaica. También representaron viviendas de planta cuadrangular y techo de dos aguas.

Entre las piezas de cerámica destinada a guardar líquidos hay los huacos silbadores. Estos recipientes emiten sonidos de diversas tonalidades produciendo efectos sorprendentes a causa de la presión del aire que ejerce el líquido en el interior de la vasija al ser impulsado por el líquido cuando es vertido.

Hay vasijas cantarinas, porque dejan escapar melodiosos tonos a medida que se sirve el agua o licor que contienen. Otras que tienen como motivos ornamentales las serpientes, lanzan silbidos como los de un ofidio. Hay también algunas que semejan pájaros y silban como tales. Estas piezas pertenecen al período que podríamos llamar de esplendor que los arqueólogos conocen como Vicús-Vicús.

Otro sello de identidad de la cerámica Vicús, es la representación desproporcionada de figuras humanas o animales. Las creaciones figurativas de Vicús son generalmente grotescas, y en ellas las facciones humanas aparecen notablemente exageradas.

Una característica repetida en los rostros escultóricos es la de la nariz prominente y ganchuda. Es la llamada nariz en «pico de loro». Las orejas son también tan prominentes como la nariz. Los ojos son abultados trabajados con incisión a manera de grano de café. Las divisiones anatómicas del cuerpo globular apenas se bosquejan. Los brazos son muy largos y alargados. Muy pocas veces se ha representado a la mujer, de lo cual se ha deducido que en la cultura Vicús estaban relegadas a un segundo orden. Como motivos también se representan figuras zoomorfas, antropomorfas. Estas características se aprecian hasta hoy en día.



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