Coordenadas: 39°57′N 4°3′E / 39.950, 4.050
La diócesis de Menorca (Minoricensis) es una demarcación territorial religiosa católica que abarca la totalidad de la Isla de Menorca, en Baleares, siendo sufragánea de la archidiócesis de Valencia. Es la segunda en importancia de la comunidad autónoma de Baleares, con una extensión de 701,84 km². La patrona de la diócesis es la Virgen de Monte Toro y los copatrones son San Esteban y San Antonio Abad.
No existen testimonios de cuándo llegó el cristianismo a Menorca, pero diversas noticias históricas de principios del siglo V muestran una presencia cristiana ya muy arraigada en la isla.
En 418, Severo, obispo de Menorca, dirigió una carta encíclica a todas las iglesias dando a conocer la conversión de los judíos de Mago (Mahón) atribuida a la llegada a la isla de unas reliquias del protomártir san Esteban. De la lectura de este documento se desprende el vigor que ya entonces tenía el cristianismo en la isla. El obispo residía en Iamo, ciudad situada en la costa occidental y que correspondía a la actual Ciudadela. Consencio, a través de su correspondencia con San Agustín, permitió conocer su presencia temporal en la isla y de sus cartas se desprende que la iglesia católica de Menorca estaba en relación con la península ibérica y también con el África proconsular.
Por los escritos de Víctor Vitense se conoce a otro obispo de Menorca durante el siglo V, Macario, que en 484, junto con otros obispos, fue llamado a Cartago por el rey vándalo Unerico, donde sufrieron persecución y malos tratos por parte de los vándalos, que profesaban el arrianismo. Durante los siglos VI y VII Menorca formó parte del imperio bizantino. Los descubrimientos arqueológicos lo ponen de relieve. En Menorca hay uno de los conjuntos más interesantes de restos arqueológicos paleocristianos de España. He aquí las principales basílicas excavadas:
Desde el siglo VIII al X, Menorca quedó en una situación de abandono y bastante despoblada, debido a la invasión normanda y las primeras incursiones musulmanas. Menorca, junto con Mallorca, fue pretendida infructuosamente por el obispo de Gerona Servusdei (en 892 ante el papa Formoso y en 897 ante el papa Romano), lo que indicaría que en aquella época y luego tras la conquista musulmana, los católicos de la isla carecían de obispo. A principios del siglo X las Baleares fueron conquistadas ya de una manera efectiva por el califato de Córdoba y en el siglo XI formaron parte de la taifa de Denia. Hay constancia de que en 1058, había mozárabes en el archipiélago, ya que el rey taifa de Denia cedió el gobierno espiritual de los cristianos de las Baleares al obispo de Barcelona. Entre 1114 y 1115 una armada conjunta de pisanos y catalanes se apoderó por poco tiempo de estas islas. Poco después capturaron la isla los almorávides, los cuales fueron sustituidos por los almohades en 1203. Entonces, la presencia cristiana en Menorca se redujo a cautivos y comerciantes.
En 1229 Menorca fue hecha tributaria por Jaime I. En 1287 la conquistó Alfonso III de Aragón y fue repoblada por gentes procedentes de Mallorca y de la Cataluña oriental. A partir de entonces se fue dotando a la isla de estructuras eclesiásticas. El monarca estableció la iglesia mayor de Ciudadela, otra iglesia en el castillo de Mahón y una capilla en la fortaleza de Santa Águeda. Se definieron los primeros distritos parroquiales: se mencionan en los documentos las parroquias rurales de Artruix, Alinzell, Fornells, Sitllata, Tricampos y Torxella. También se llaman los conventos de franciscanos, de mercedarios y de monjas clarisas, así como el santuario de la Virgen del Toro.
En el 1295, el papa Bonifacio VIII decidió que Menorca formase parte de la diócesis de Mallorca. En nombre del obispo mallorquín, regía a los fieles el paborde, rector de Ciudadela, de presentación real, el cual era auxiliado por un vicario general, nombrado por el obispo. En 1301 el rey Jaime II de Mallorca, mediante un documento llamado el Paritage, estructuró la isla en siete parroquias: Santa María de Ciudadela, San Juan de Artruix, San Bartolomé de Ferreries, Santa Cruz de Lloriac, Santa Eulalia de Alayor, San Lorenzo de Binixems y Santa María de Maón, junto con cuatro iglesias filiales.
Durante los cinco siglos en los que las islas de Mallorca y Menorca formaron una única diócesis, en muchos aspectos se manifestó un notable florecimiento. El clero era numeroso y no faltaron eclesiásticos de prestigio. Llegaron a existir nueve conventos y las cofradías y hermandades alcanzaron un gran desarrollo. El problema más acuciantes era el peligro de incursiones de potencias musulmanas, lo que se pondría de relieve con los asaltos berberiscos y turcos en Mahón en 1535 y en Ciudadela en 1558. Durante el siglo XVIII se produjeron cinco cambios de dominio (a los británicos, a los franceses, a los españoles, a los británicos de nuevo y definitivamente a los españoles). Bajo la dominación inglesa, algunas iglesias pasaron al culto anglicano, y hasta se estableció una logia masónica en Mahón.
El 23 de julio de 1795, el papa Pío VI firmaba la bula por la que se restablecía la diócesis de Menorca. El primer obispo fue Antonio Vila y Camps. Le sucedió el obispo Pedro Antonio Juano (1802-1814), el cual se esforzó en la formación del clero y en la creación de nuevas parroquias y vicarías.
El siglo XIX estuvo marcado por constantes enfrentamientos políticos y luchas civiles que influyeron notablemente en la vida de la Iglesia. La exclaustración de los frailes perjudicó la religiosidad del pueblo. El obispo Díaz Merino (1832-1884) murió desterrado en Marsella, mientras en Menorca permaneció confinado durante nueve años el arzobispo de Santiago de Compostela.
El obispo Mateu Jaume, en 1858, fundó el seminario diocesano. En tiempos del obispo Manuel Mercader (1876-1890) se hicieron grandes esfuerzos para detener el proceso de pérdida de influencia de la religión católica, fundando escuelas religiosas e incrementando la labor asistencial de la Iglesia. En 1899 se construyó en Ciudadela el colegio Salesiano.
Juan Torres y Ribas es el obispo que rigió durante más tiempo la diócesis de Menorca (1902-1939). En los inicios de la Guerra Civil Española treinta y ocho sacerdotes, regulares o diocesanos, resultaron asesinados y fueron destruidos varios templos. Sin embargo, el obispo Torres Ribas, ciego y enfermo, fue respetado, muriendo en el Hospital Municipal de Ciudadela el 20 de enero de 1939. Tras el fin de la guerra, se reconstruyeron los templos, se reorganizó Acción Católica y se produjo un renacimiento litúrgico, similar al de otras diócesis españolas, amparado por el nacionalcatolicismo imperante.
En la actualidad el obispo de Menorca es Monseñor Francisco Simón Conesa Ferrer, quien fue designado obispo de la diócesis el 27 de octubre de 2016 por el papa Francisco. Recibió la ordenación episcopal el 7 de enero de 2017.
Cuenta con dieciséis parroquias en tres arciprestazgos, la gótica catedral de Menorca y un seminario, fundado en 1858.
Los arciprestazgos son los de Ciudadela (con cuatro parroquias: la catedral, San Francisco de Asís, San Esteban y San Bartolomé de Ferrerías), el de Mahón (con siete parroquias: Santa Maria, el Carmen, San Francisco de Asís y la Immaculada Concepción de Mahón, el Rosario de Villacarlos, San Luis y San Clemente) y el Central (con cinco parroquias: Santa Eulalia de Alayor, San Martín de Mercadal, San Cristóbal y San Antonio de Fornells y San Juan dels Horts de Mercadal).
Según el Anuario Pontificio de 2013, la diócesis contaba con:
Además, según cifras oficiales, en el curso 2018-19 se formaron cinco seminaristas en el Seminario Mayor diocesano.
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