x
1

Distimia



La distimia (en griego, dys «anormal» y thymós «humor»), llamada también trastorno distímico y trastorno depresivo persistente, es un trastorno del estado de ánimo crónico con características similares pero menos severas que las del trastorno depresivo mayor. En comparación con este último, los episodios depresivos mayores del trastorno distímico son más espaciados, menos intensos y más persistentes.[1]

Se cree que su origen es de tipo genético-hereditario y que en su desarrollo influyen factores psicosociales como el desarraigo o la falta de estímulos y premios en la infancia, entre otras causas.

El término fue utilizado por primera vez por James Kocsis, de la Universidad de Cornell, durante la década de 1970.

Un nuevo cambio en la quinta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V) es la modificación categórica de la distimia, cuyo nombre ha sido reemplazado por el de trastorno depresivo persistente.

La distimia se presenta en el 5-6% de la población general. Es más frecuente en mujeres menores a 64 años en comparación con los hombres de cualquier edad. Otros grupos poblacionales donde es común son los solteros, jóvenes y personas con bajos ingresos. Por otra parte, puede ser diagnóstico comórbido de otras enfermedades mentales como el trastorno depresivo mayor, los trastornos de ansiedad (especialmente el de pánico), el abuso de sustancias y el trastorno límite de la personalidad.[2]​ Un estudio publicado en 2012 encontró que, a nivel mundial, la prevalencia anual de distimia sobrepasa las 105 millones de personas (alrededor de 1.53% de la población mundial) y es ligeramente más común en mujeres (1.81%) que en hombres (1.26%).[3]

Sin embargo, Hasin, Fenton y Weissman (2011) aclaran que se sabe más de la depresión mayor que de la distimia. También detallan que diversos estudios reportan tasas diferentes entre hombres y mujeres, con un riesgo incrementado para estas últimas.[4]​ En América Latina y el Caribe, este es una de los trastornos que afectan a la mayor cantidad de adultos, junto con el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno depresivo mayor y el abuso o dependencia alcohólicas.[5]

El principal síntoma es el estado de ánimo distímico persistente casi todos los días a lo largo de al menos dos años.[6]​ Un año en niños y adolescentes.

Otros síntomas pueden ser:

El diagnóstico viene dado por la existencia del síntoma principal y alguno de los secundarios de forma persistente y estable, si bien los pacientes pueden experimentar variaciones a lo largo del tiempo en la intensidad de la sintomatología.

La Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) considera la distimia como una de las formas de los «[t]rastornos del humor [afectivos] persistentes» y señala que se trata de una «[d]epresión crónica del humor» persistente durante varios años y que no es lo «suficientemente grave», o que sus episodios individuales no se prolongan lo suficiente, como para «justificar el diagnóstico» de formas leves, moderadas o graves del «trastorno depresivo recurrente».[7]​ Por su parte, el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V) lo denomina «trastorno depresivo persistente» e indica que es una «consolidación» de los trastornos depresivo mayor crónico y distímico descritos en la edición previa de la obra.[8]

Criterios del DSM-V:[8]

El tratamiento más eficaz es la asociación de fármacos antidepresivos inhibidores de la recaptación de serotonina con las psicoterapias conductuales, cognitivas, interpersonales y de grupo.

Sin tratamiento, lo habitual es que la distimia evolucione a una depresión mayor, llamada "depresión doble".[9]

Si el medicamento se considera necesario, los antidepresivos prescritos más comúnmente para este trastorno son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS); es decir, entre otros: fluoxetina (FLUOXAC), sertralina (SERTEX), escitalopram (SELECTIVE), paroxetina (XERENEX), y citalopram (Celexa).[10]​ Otros antidepresivos que pueden ser utilizados incluyen nuevos agentes de acción doble, como bupropion (Wellbutrin), venlafaxina (Effexor), mirtazapina (Remeron, Avanza), desvenlafaxina (Pristiq) y duloxetina (Cymbalta).

A veces dos medicamentos antidepresivos diferentes son prescritos en conjunto, o un médico puede prescribir un estabilizador del estado de ánimo o medicamento ansiolítico en combinación con un antidepresivo.

Algunos efectos secundarios para los SSRIs son: disfunción sexual, náusea, diarrea, somnolencia o insomnio, pérdida de memoria a corto plazo y temores. Los medicamentos antidepresivos pueden causar suicidio y agresión en algunos casos, en particular, en niños y adolescentes.[11]​ Algunos antidepresivos son ineficaces en algunos pacientes. Los antidepresivos más antiguos, como antidepresivos tricíclicos o IMAOs pueden ser usados en estos casos. Los antidepresivos tricíclicos son más eficaces, pero tienen peores efectos secundarios. Los efectos secundarios de los antidepresivos tricíclicos son "aumento de peso, sequedad de boca, visión borrosa, disfunción sexual, y presión arterial baja".

La distimia es una patología que dura años. Son pocas las personas que se recuperan completamente. Lo habitual es que el tratamiento, sin resolverlo completamente, mejore significativamente el cuadro clínico, precisando el mantenimiento de la terapia de modo crónico.



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Distimia (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!