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Documentales



El documental es la expresión de un aspecto de la realidad, mostrada en forma audiovisual. La organización y estructura de imágenes y sonidos (textos y entrevistas), según el punto de vista del autor, determina el tipo de documental.

La secuencia cronológica de los materiales., el tratamiento de la figura del narrador, la naturaleza de los materiales —completamente reales, recreaciones, imágenes infográficas, etcétera— dan lugar a una variedad de formatos tan amplia en la actualidad, que van desde el documental puro hasta documentales de creación, pasando por modelos de reportajes muy variados, el docudrama (formato en el que los personajes reales se interpretan a sí mismos), llegando hasta el falso documental.

Con frecuencia, los programas de ficción adoptan una estructura y modo de narración muy cercanas al documental, y a su vez, algunos documentales reproducen recursos propios de la creación de obras de ficción.

Hacia 1899, varios inventores estaban en la carrera por desarrollar nuevos aparatos para capturar el movimiento a partir de fotografías, entre los cuales se encontraban el estadounidense Thomas Alva Edison y los franceses hermanos Lumière. Estos últimos conseguirían el triunfo en 1895 con su aparato: el "cinématographe" o cinematógrafo. Este era portátil y pesaba tan solo cinco kilogramos, frente al gigantesco "kinetoscope" o quinetoscopio de Edison, que requería de varios hombres para moverlo de un sitio a otro y estaba generalmente anclado al suelo en una especie de estudio.

Estas diferentes técnicas ofrecieron la posibilidad de transportar fácilmente el cinematógrafo a cualquier parte, pudiendo retratar la realidad del mundo exterior. Además este aparato ofrecía otras características muy atractivas: con solo unos pequeños ajustes se podía transformar en proyector y también en máquina de impresión. A lo que se pudo o se puede llamar cine (cinematografía)es una especie de documento.

El mismo Louis Lumière encarnaría la figura del mesías del documental, no solo con su gran invento, sino también con el primer filme documental, el plano secuencia La Sortie des usines Lumière à Lyon. Luego vendría la presentación pública del invento donde Lumière proyectó públicamente dicho filme en el salon indien du Grand Café de París el 28 de diciembre de 1895.[1]​ Después de esa presentación siguieron otras en diferentes partes de Francia, creando una gran incertidumbre. Lumière no solo se limitó a presentar este filme, sino que realizaría otros, incluyendo a personalidades importantes que venían a ver su invento y que sin saberlo habían sido capturados por la lente de Lumière, para después, con gran sorpresa, verse retratados en los filmes a los que asistían y acudían.

Sin embargo, los planes de Lumière no se limitaban a estas demostraciones. Con gran visión y astucia se dedicó a contratar y entrenar un pequeño ejército de viajeros que se encargarían de llevar su invento a todos los rincones del planeta; personas que al mismo tiempo se fueron a documentar dichos lugares y a mostrar algunos filmes ya realizados por Lumière.

Su personal se encargó de capturar filmes de un solo plano, llamados "películas de actualidad", donde se retrataban momentos tales como la llegada de botes a un puerto, la aproximación de un tren, gente trabajando, etc. De esta manera, esta etapa temprana del nacimiento del cine estuvo marcada por la moda de mostrar un evento en cortos lapsos, debido principalmente a que las cámaras solo podían contener pequeñas cantidades de filme, muchos de ellos de un minuto o menos de duración.

Sin embargo, este cine se llamó más adelante cine documento porque si era cierto que mostraba imágenes de la realidad, no mostraba un punto de vista claro de ella ni intentaba formar una opinión propia; eran sólo planos que estaban acorde con la evolución en ese momento del lenguaje cinematográfico, esas filmaciones no son documentales. El término documental le fue atribuido más adelante a John Grierson quien, además de hacer varias obras, teorizó sobre el tema.

Si los hermanos Lumière fueron los encargados de sentar las bases de la relación del cine con el mundo: mirando a lo que tenían más cerca, Dziga Vértov y Robert Flaherty fueron de los primeros en adoptar el formato naciente, y ya amenazado por la objetividad, y defender su esencia cinematográfica. Cada uno desde posiciones muy diferentes, pero siempre alejados de lo que años más tarde se identificaría como documental: el noticiario televisivo o reportajes.

Fue ante todo un artista y un experimentador. Mucho antes de recaer en el cine, trabajó el sonido, y la radio, experimentando con collages sonoros, en busca de un montaje no necesariamente objetivo ni realista. Su película más célebre, El hombre de la cámara, parte de la idea de recoger "la vida de improviso", y supone una de las cumbres de la cinematografía mundial por su experimentación formal, su montaje acelerado y su movimiento del plano y no dentro del plano, como venía siendo habitual. La película, rodada en diferentes ciudades, recrea un día en la vida de un camarógrafo que recorre la ciudad en busca de imágenes. Además de ser una de las primeras películas sin intertítulos, es la primera en desvelar el proceso de creación de la propia película, al mostrar a la montadora eligiendo, cortando y montando planos, poniendo de relieve que, tal y como defendía Vértov, la objetividad no existe, por lo menos en el cine. Promulgó la teoría del "cine ojo", en el que la cámara muestra lo que el ojo no ve, para lo cual experimentó en varias ocasiones con la velocidad de la cinta y las posiciones de la cámara, persiguiendo lo que el ojo no podía ver.

Considerado uno de los padres del cine documental. Su primera película, Nanuk, el esquimal (1921), tuvo que rodarla dos veces, tras perder todo el material rodado durante años en un incendio en el laboratorio. Este accidente le abrió los ojos, y decidió no limitarse a registrar la realidad, para pasar a intervenir en ella más activamente, creando, a partir de materiales reales, una narración compleja. Flaherty sentaba así las bases de un cine documental muy alejado de lo que posteriormente se ha venido a considerar documental: el reportaje televisivo. Sus posteriores películas ahondaron en esa forma de trabajar y de concebir el cine documental, más como una visión personal del autor que como un retrato objetivo de la realidad.

De esta familia de documentales subyace otro grupo característico principalmente de la etapa contemporánea, y son los siguientes:

Además existe la llamada película de montaje, que corresponde a una película realizada mediante el montaje de material audiovisual ya existente, unido para producir un discurso diferente. La creadora de este tipo de documentales fue la directora de cine y documentalista soviética Esfir Shub. Sus primeros trabajos de este tipo fueron La caída de los Romanov (1927), La gran ruta o El gran camino (1927) y La Rusia de Nicolás II y Tolstoi (1928). Shub no grabó ninguna escena para ninguna de estas tres películas.[2]

Las múltiples opciones que ofrecen las nuevas tecnologías para producir y poner al alcance del público este tipo de obras han hecho que el género del cortometraje haya experimentado un enorme crecimiento en los últimos años. A través de plataformas como YouTube, la desaparecida MSN Soapbox de Microsoft, Yahoo! Video o Joost, los internautas pueden colgar sus videos documentales y disfrutar de las obras de otros usuarios.

En cuanto al visionado de documentales en Internet, muchos de estos están sujetos a derechos de autor, por lo que no son de acceso libre, aunque existen muchas opciones para ver este tipo de películas respetando las leyes de propiedad intelectual. Por ejemplo, en España, los internautas tienen la opción de visionar documentales de forma gratuita mediante el acceso a páginas especializadas en cine que ofrecen algunas películas (títulos clásicos y actuales) a sus usuarios.

Pese a que el cine nació documental, la supremacía taquillera de la ficción, la confusión respecto al género, y la apropiación del término por parte de los reportajes televisivos, han relegado al cine documental a una posición casi marginal.

Los festivales han sido, y cada vez lo son más, la manera de mantener vivo el género. Además, constituyen el principal punto de encuentro entre directores, aficionados y público, si no el único. Los festivales son en parte responsables (y reflejo también) del boom o moda documental que los medios de masas se empeñan en anunciar desde hace unos años, y que no es sino una mayor visibilidad de un género que siempre ha existido.



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