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El muelle



El muelle es una novela del escritor ecuatoriano Alfredo Pareja Díez-Canseco, publicada en Quito en 1933 y considerada una de sus obras más destacadas.[1][2][3]​ La trama sigue la historia de Juan Hidrovo, un migrante ecuatoriano que llega a Nueva York en busca de mejores oportunidades laborales, pero que se encuentra con la crisis producto de la Gran Depresión y de su esposa María del Socorro, quien se queda en Guayaquil trabajando como sirvienta y debe enfrentarse a penurias económicas y a los abusos de hombres poderosos.[4][5]​ La obra fue un éxito entre la crítica y generó opiniones positivas a lo largo de América Latina, lo que le permitió a Pareja Díez-Canseco publicar sus siguientes libros en editoriales extranjeras que gozaban de prestigio en la época, como Ercilla y Losada.[6]

La novela arranca en Nueva York, donde el migrante ecuatoriano Juan Hidrovo lucha por subsistir en los años de la Gran Depresión. Tiempo atrás, Juan se dedicaba a la recolección de cacao en Guayaquil, donde un día conoce a María del Socorro, una muchacha que trabajaba como sirvienta en una casa cercana y con quien empieza una relación sentimental. Ambos tienen una vida feliz juntos, pero una plaga que afecta la cosecha deja a Juan sin trabajo y lo obliga a tomar un puesto como marinero en un barco que lo lleva por la costa del océano Pacífico hasta Valparaíso. Eventualmente decide establecerse en Nueva York, desde donde logra enviarle un poco de dinero de forma semanal a María.[4]

La crisis económica en Estados Unidos empeora y Juan decide participar en una manifestación de trabajadores latinoamericanos frente al ayuntamiento de Nueva York, pero la policía los ataca y asesina a Claudio Barrera, uno de sus mejores amigos. Juan escapa de la policía gracias a un conocido a quien apodaban el Tío, quien lo lleva a adentrarse al mundo del contrabando de licor, pero cuando el Tío es deportado Juan decide usar los últimos dólares que le quedan para ingresar a un barco que lo regrese a Ecuador.[4]

María del Socorro también pasa dificultades en Guayaquil, particularmente luego de ser despedida por cuidar de su tía enferma y ver sus ahorros mermar. Posteriormente consigue trabajo como lavandera de una familia acomodada, pero su belleza llama la atención de su patrón, Ángel Mariño, un contratista sin escrúpulos que ha logrado agrandar su fortuna mediante sobornos a servidores públicos y que se aparece en casa de María del Socorro con la excusa de pagarle y finalmente abusa sexualmente de ella. Estas visitas se repiten de forma repetida, pero luego de que María se entera de que Juan iba a volver a Guayaquil, se enfrenta al señor Mariño y le impide seguir abusando de ella, por lo que él se enfurece y la despide.[4]

Al llegar a Guayaquil, Juan se reencuentra con María del Socorro e intenta sin éxito conseguir trabajo, por lo que un amigo trata de convencerlo de que se dedique al robo y de que hacerlo no era incorrecto si era la única forma de sobrevivir, pero Juan se niega. Al poco tiempo se entera de la construcción de un nuevo muelle en la ciudad y logra ser contratado. Luego de quedar embarazada y enfermar, el médico le recomienda a María del Socorro un viaje a la Sierra, que Juan decide pagar con su sueldo de la construcción. Sin embargo, cuando el señor Mariño, quien dirigía la construcción del muelle, se entera que el esposo de María del Socorro trabajaba en la obra, ordena despedirlo. María observa a Juan y sueña con irse a vivir al campo con él y su hijo, lejos de las penurias de la ciudad.[4]

Durante el proceso de escritura, Pareja Diez-Canseco contó con los comentarios y opiniones del resto de integrantes del Grupo de Guayaquil, con quienes se reunía de forma semanal, ya fuera en su casa o en la de Joaquín Gallegos Lara, para leerles los avances de la obra.[15]​ Debido a las dudas que le producía la calidad del texto, estuvo a punto de destruir el manuscrito original.[16]​ La novela fue publicada en Quito en 1933 por la Editorial Bolívar, Tipográfica L. I. Fernández;[1]​ y contó con un ensayo introductorio escrito por Benjamín Carrión. Pareja Díez-Canseco se mostró insatisfecho de esta edición debido a la cantidad de erratas con que fue publicada.[16]

Estructuralmente, la novela se encuentra dividida en catorce capítulos, cuenta con un narrador omnisciente e inicia la historia in medias res, con una conversación que Juan Hidrovo tiene en Nueva York. Los hechos pasados son relatados luego por medio de un salto de tiempo.[17]​ La catedrática Martha Rodríguez Albán define la prosa utilizada por el autor como sencilla y directa, además destaca el empleo de una gran cantidad de adjetivos, como se puede apreciar en el siguiente fragmento:[10]

A lo largo de la novela, Pareja Díez-Canseco denuncia de forma reiterada la explotación de sistemas económicos capitalistas y la discriminación a las clases prolerarias,[5]​ esto a través de las vidas de Juan Hidrovo y María del Socorro, que sufren a causa del desempleo, las crisis económicas y los abusos de personas de clase alta. Durante su tiempo en Nueva York, Juan presencia el descalabro económico producto de la Gran Depresión y los sucesivos reclamos de los trabajadores a las empresas que los despidieron sin los beneficios correspondientes, los mismos que son reprimidos con brutalidad por las fuerzas del orden en contubernio con los poderes económicos. De regreso en Guayaquil, el personaje de Ángel Mariño actúa como avatar de las clases explotadoras y personifica la corrupción, la avaricia y la indulgencia en los placeres propios, de nuevo con el beneplácito del sector político.[18][4]

El autor también explora las razones que pueden llevan a alguien a dedicarse al robo y las justificaciones morales del mismo si se convierte en la única forma de escapar del hambre. Esta idea es presentada por Pedro, un amigo de Juan en Guayaquil, quien luego de robar un plátano maduro se refiere a la hipocresía de criticar el robo de comida mientras los políticos robaban cantidades mucho mayores de forma impune. Más adelante, cuando Pedro intenta convencer a Juan a dedicarse al hurto, defiende su accionar con el siguiente razonamiento:[4]

Otros temas tratados en la obra incluyen la migración como forma de buscar mejores oportunidades económicas y la necesidad de acceso a métodos de anticoncepción para las familias que los requieran.[18][7]

La novela tuvo una muy buena recepción crítica al momento de su publicación y posicionó el nombre de Pareja en la escena literaria continental.[19][6]​ El escritor boliviano Fernando Díez de Medina aseveró que, con la publicación del libro, Pareja entraba al grupo de José Eustasio Rivera, Rómulo Gallegos y Ricardo Güiraldes como uno de los grandes novelistas de América.[19]​ además de calificarla como «la novela del trópico mestizo, del trópico litoral».[19]José de la Cuadra, quien también integró el Grupo de Guayaquil, dijo, al referirse a la novela, que era «de lo mejor que se ha producido en Ecuador; y, sin vacilaciones, lo mejor de lo producido por su autor»;[20]​ mientras que Miguel Donoso Pareja la bautizó como "una de las más bellas novelas de nuestro realismo social".[21]

La escritora y educadora puertorriqueña Edna Coll calificó a la obra como «la primera gran novela de Alfredo Pareja Diezcanseco»,[1]​ postura secundada por el catedrático Karl Heise, quien afirmó que representaba el inicio de la madurez de su escritura.[22]​ Esta opinión parecía ser compartida incluso por el mismo autor, quien en años posteriores renegó de sus tres primeras novelas (La casa de los locos, La señorita Ecuador y Río arriba) y pasó a referirse a El muelle como su primera obra.[7][23]

Varios críticos se refirieron en particular al carácter de denuncia social de la novela. El catedrático chileno Arturo Torres Rioseco aseveró que la obra trataba los problemas sociales con «un sentido revolucionario y un estilo ya más depurado y una fuerza de observación más real». También se refirió al carácter de Pareja como escritor «macizo, intenso» a partir de esta obra.[6]​ El profesor Kessel Schwartz dijo a su vez que El muelle era el primer libro en que Pareja «sin negar su conciencia social, la vuelve un elemento importante de su arte en lugar de un sustituto».[24]​ El crítico cubano José Antonio Portuondo, por su lado, tildó a la novela de «vigorosa denuncia de la explotación de los trabajadores» y alabó los paralelos entre la crisis económica en Ecuador y la de Estados Unidos.[18]

Sobre la decisión de contar dos historias paralelas que luego se unen en una sola narrativa se refirieron autores como el venezolano Manuel Cabesa, que en un artículo de la revista Letralia calificó la habilidad de Pareja Díez-Canseco para unir ambas tramas como «virtuosismo magistral» y aseveró que El muelle era el precursor de novelas de Mario Vargas Llosa como La tía Julia y el escribidor, La fiesta del chivo y El Paraíso en la otra esquina.[7]



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